Los concejos de Ponga y Amieva se quedan sin panadería
El cierre del obrador y virtual centro social de Santillán supondrá también el final de la atención a domicilio a clientes en este territorio
Contaba el programa 'Pegados a la Tierra' de EL COMERCIO, en octubre de 2020, que en Amieva y Ponga apenas quedaba una panadería, la de Santillán ... , (en Amieva, pero muy cerca de la confluencia de la N-625 con la carretera que va a San Juan de Beleño), y que desde esta, Ana Labra y su madre, María José Fana, atendían a los clientes de ambos concejos no sólo con sus productos de panadería y repostería, sino también con atención a domicilio que incluía llevar a personas de todos los pueblos de ambos concejos también desde el periódico hasta las medicinas (la farmacia de Santillán está a apenas unos metros de la panadería).
Así que el inminente cierre de la panadería no es sólo un problema para la familia que la regenta, sino también para los dos concejos. Los propietarios de la panadería quieren venderla junto con la casa a la que está adosada, y la única solución para su continuidad pasaba por la adquisición y el cambio de titularidad por parte de Ana Labra y María José Fana. Pero para ello, la Administración regional obligaba a una remodelación de las instalaciones que supondría una inversión de varios cientos de miles de euros, lo que a sus gestoras les resulta imposible asumir. La panadería, así, dejará de prestar un servicio que va mucho más allá del que da un negocio del mismo sector en una ciudad.
En Santillán, además de ejercer de transportista –y hasta de vigilante de la salud de los clientes de mayor edad o en condición física más dependiente–, la panadería, muy popular también entre los visitantes de la zona, especialmente entre los motoristas, servía «de una especie de centro social», según indica el alcalde, Carlos Salazar, a quien las gestoras del negocio han agradecido sus gestiones por intentar que el cierre no se produjese.



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Ciertamente, en las varias ocasiones en que este diario ha pasado por las instalaciones de esta panadería, siempre se ha encontrado con una tertulia de vecinos, al calor de un excelente horno de leña manual con capacidad para «más de 300 barras». Y para empanadas, boroñas preñadas, repostería variada que introdujo Ana después de dejar sus trabajos en la banca (es licenciada en Empresariales), «y asados por encargo, de todo tipo», puesto que el magnífico horno rotativo con el que cuenta la panadería mantiene el calor residual muchas horas y se emplea para esos usos.
Además, ambas han sido siempre activas pregoneras de las bondades de las elaboraciones de otros productores de la zona, como los de quesos de Los Beyos y del quesu Pregondón, que hasta el último día de su actividad seguirán vendiendo con su acostumbrada sonrisa en la cara en la barra de esta recoleta panadería, con olor y sabor a pan de verdad, del de siempre.
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