Un ejemplo de «política útil» y «capacidad de entendimiento»

El camino para dotar a Cangas de Onís de un renovado instituto ha sido tan largo como tortuoso y, en estos ochos años de reveses, los problemas técnicos se llegaron a ver agravados por las desavenencias políticas. Manifiesto era el enfrentamiento existente entre el Ayuntamiento cangués y la Consejería de Educación del pasado mandato, entonces encabezada por Genaro Alonso. Educación llegó a redactar hace cinco años un proyecto que no convenció en Cangas, pues suponía ubicar el nuevo inmueble en la zona del patio delantero. Dada la oposición de la comunidad educativa y del Ayuntamiento a ese emplazamiento, la consejería terminó cediendo y optó por los terrenos que ocupaba el ala derribada, más cercanos al río Sella.

«Toca felicitarse tras años de problemas y contratiempos», celebró ayer el alcalde popular, José Manuel González Castro, quien recordó que el rechazo al proyecto del anterior Gobierno autonómico «no era una cuestión política». Sí afeó en ese sentido que «hubo quien intentó sacar rédito político» en la anterior legislatura. «Los vecinos nos eligen democráticamente para resolver problemas, no para estar a la gresca», sostuvo González Castro, quien agradeció públicamente la labor de Gimena Llamedo y de la actual consejería liderada por Lydia Espina. También el presidente Barbón tuvo palabras de agradecimiento para el primer edil cangués y reivindicó la «política útil», como la que hizo posible desbloquear el proyecto.

Barbón recordó que hace cinco años el alcalde «pidió la intermediación de quienes éramos la dirección política de la FSA». Y subrayó con ello cómo representantes de distinto signo político fueron «capaces de entenderse» para lograr un fin común. «Llegar a acuerdos ha sido la máxima que me ha movido esta legislatura», afirmó.

• Temas
• Cangas de Onís