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José Carlos García-Ramos, Laura Piñuela y Borja Sánchez con algunos de los fósiles, en el Muja. Xuan Cueto

Los investigadores del Muja documentan la «lucha por la supervivencia» de un artrópodo desconocido que vivió en Asturias hace 390 millones de años

En el novedoso trabajo participaron también científicos de las universidades de Saskatchewan (Canadá), Harvard (Estados Unidos) y Granada

Jueves, 25 de febrero 2021, 13:40

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La vida en la Asturias de hace 390 millones de años era de todo menos sencilla. Así lo atestiguan las investigaciones llevadas a cabo hasta el momento, a las que se acaba de unir el importante hallazgo, en la costa de Gozón y Carreño, de casi un centenar de ejemplares de un primitivo artrópodo marino nunca antes documentado y su original método para protegerse durante el cambio de muda. Los responsables del trabajo, los investigadores del colungués Museo del Jurásico de Asturias (Muja), José Carlos García-Ramos y Laura Piñuela, presentaron este mediodía los resultados de unas laboriosas pesquisas que lograron sacar adelante con la colaboración de sus colegas de las universidades de Saskatchewan (Canadá), Harvard (Estados Unidos) y Granada. Las huellas halladas en los acantilados de la Punta la Vaca y El Tranqueru, en Luanco y Candás, permiten conocer cómo era la «lucha por la supervivencia» de este nuevo artrópodo, bautizado como Luancaina en honor a la localidad gozoniega donde se encontraron la mayor parte de ejemplares y los mejor conservados.

Durante el periodo Devónico, Asturias se situaba en una zona subtropical de clima cálido, en una isla al borde septentrional de la gran masa continental de Gondwana, explicaron los investigadores. E indicaron que las fuertes corrientes marinas de la época, que empeoraban cuando había tormentas con abundantes precipitaciones, complicaban notablemente la delicada operación de muda del caparazón de este primitivo artrópodo marino, de unos tres centímetros de longitud. «Lo que hemos podido confirmar estudiando las huellas es que se introducía en el fango que había debajo de la capa de arena para protegerse de estas corrientes y, al mismo tiempo, se ocultaba también de posibles depredadores», indicó García-Ramos. Y continuó explicando cómo el organismo «se colocaba boca arriba y frotaba su caparazón con el fango hasta lograr desprenderse de él». De esta forma, los científicos lograron documentar dos tipos de huella o icnoespecies, la Luancaina candasensis en el caso de que la muda se realizase al primer intento, y la Luancaina elongata cuando fueron necesarios varios para poder desprenderse del exoesqueleto, imprimiendo entonces una forma más alargaada.

Si bien esta técnica resultaba «altamente efectiva», apuntó el director del Muja, «siempre hay alguien más listo que tú que detecta que estás en una situación vulnerable y se aprovecha, por lo que encontramos al menos tres huellas en las que se puede ver perfectamente cómo este organismo fue atacado por otro artrópodo completamente diferente». Con los resultados de esta primera investigación ya publicados en dos prestigiosas revistas especializadas que están recibiendo cientos de consultas por parte de la comunidad científica, las pesquisas continúan para poder descubrir «cómo era la relación de este atrópodo con otros organismos de la época, como el que le atacó, que sospechamos que pueda ser un trilobites», adelantó. Los artículos fueron copublicados por García-Ramos y Piñuela junto a M. Gabriela Mángano y Luis A. Buatois, profesores de la Universidad de Saskatchewan; el profesor Javier Ortega-Hernández, de la Universidad de Harvard, y el catedrático Francisco J. Rodríguez-Tovar, de la Universidad de Granada.

Nuevo centro de investigación

A la presentación de este importante hallazgo que «internacionaliza Asturias y Colunga», acudieron los alcaldes de este concejo y de Gozón, Sandra Cuesta y Jorge Suárez, así como el consejero de Ciencia, Innovación y Universidad, Borja Sánchez. Este último se mostró entusiasmado con la investigación y destacó la labor del equipo científico del Muja, pues «nos ayudan a entender nuestro pasado, a explicar de dónde venimos». Así las cosas, reconoció que le «encantaría» poder «establecer un centro de investigación» en el museo colungués. «Es un reconocimiento que merecen, pues llevan a cabo dos importantes tareas como son la internacionalización y la divulgación y veo conveniente intentar reforzar estos equipamientos», recalcó Sánchez. Eso sí, puntualizó, se trata únicamente de un proyecto que le gustaría poner en marcha y que todavía tendría una larga andadura por delante.

La idea fue muy bien recibida por José Carlos García-Ramos, quien animó al consejero a llevarla a cabo. «Realmente en la actualidad tenemos problemas para participar en proyectos científicos al no estar reconocidos como centro de investigación, por lo que solamente nos podemos limitar a colaborar y copublicar, pero si esto se hace realidad sería muy importante para nosotros porque nos permitiría no solo participar en proyectos científicos, sino pedirlos nosotros mismos».

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