La rocambolesca historia de un conductor ebrio a quien pillaron dormido al volante en mitad de una carretera en Llanes
Lo despertaron los agentes de la Guardia Civil y triplicaba la tasa de alcohol permitida. Llevó a un amigo al juicio para intentar salir airoso y este acabó denunciado por falso testimonio
Lo sorprendieron dormido al volante de su coche, en mitad de la carretera entre Llanes y Ribadesella, con el cinturón abrochado, el motor arrancado y un fuerte olor a alcohol. Lo despertaron de sus sueños, de forma abrupta, los agentes de la Guardia Civil que se encontraron con semejante escena. Triplicó la tasa de alcohol permitida y en el juicio que se celebró luego en Oviedo mejoró incluso la historia: llevó a un amigo que declaró para intentar salir airoso y relató que él mismo lo había llevado en coche hasta el lugar en el que lo encontró la Benemérita y que lo había dejado allí «dormido», porque no estaba para conducir. Acabó denunciado por falso testimonio. Y el conductor condenado al pago de una multa de 2.430 euros y la retirada del carné de conducir durante dos años.
La rocambolesca historia ocurrió el 7 de octubre de 2023, sobre las 5 de la madrugada. Dos patrullas de la Guardia Civil se encontraban en la autovía del Cantábrico interviniendo en otro accidente independiente cuando vieron a un Renault Clio circular por la AS-379 de forma errática. «Como quiera que lo hacía tras haber ingerido dosis de alcohol en cantidad suficiente como para quedar incapacitado para conducir, mermado por sus reflejos, a la altura del punto kilométrico 16 (próximo a Naves, Llanes) detuvo su vehículo en mitad de la calzada y se quedó dormido», recoge la sentencia de la Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Asturias, que ha ratificado el fallo del Penal.
La patrulla que se acercó comprobó que el individuo estaba profundamente dormido, por lo que procedieron a despertarle y a someterle a la prueba de alcoholemia. Tenía «aliento con fuerte olor a alcohol, ojos rojos y brillantes, cara sudorosa, modo de hablar repetitivo, habla pastosa y pérdida de equilibrio». Volvía de toda la noche de copas. En un primer test de alcoholemia dio un resultado de 0,92 mgr. de alcohol por litro de aire espirado y en la segunda, practicada diez minutos después, 0,87. Su coche quedó inmovilizado y él detenido.
En el juicio celebrado posteriormente en el Penal número 4 de Oviedo se defendió con una huida hacia adelante: «Fue un amigo el que condujo su vehículo mientras él dormida en el asiento del copiloto y que al llegar al kilómetro 16 de la carretera AS-379 ese amigo, que tenía el coche aparcado allí, le puso en el asiento del piloto y lo dejó allí dormido». Esa misma versión aportó el amigo en cuestión, a quien la jueza dedujo testimonio y propuso para denuncia por falsedad ante la autoridad judicial. «Tal versión es aún más inverosímil si se atiende al hecho de que nada alegó el acusado a los agentes con ocasión de la práctica de las pruebas de alcoholemia, silencio inexplicable si fuera cierto lo que alegó en el plenario», señala la sentencia.
El fallo de la Audiencia Provincial recoge que «los agentes narraron un relato verosímil y carente de ambigüedades y contradicciones y no consta que concurra en ellos ninguna tacha de parcialidad que haga dudar de su sinceridad, ni móviles ni resentimiento, enemistad o análogos que les prive de credibilidad o que haga pensar que estuvieran faltando a la verdad». La sentencia pone a fin a la historia, con el hombre al que sorprendieron dormido sin poder conducir durante dos años, con una multa de 2.430 euros y con su amigo denunciado por falso testimonio. Lo que se desconoce es el estado actual de su amistad.