Cofiño: «La función pública actual es una de las calamidades del país»
El vicepresidente señala que las próximas batallas en la «guerra contra la burocracia» pasan por evaluar a los empleados, comarcalizar los servicios y acabar con la «hipertrofia legislativa»
Tenía que pasar. Además de exponer su punto de vista, una de las utilidades de 'Pegados a la Tierra', las jornadas que organiza EL COMERCIO y presenta Octavio Villa, estriba en que los ponentes entran en coloquio con el público. Después de exponer su hoja de ruta contra la despoblación y reconocer que la clave es lograr actividad económica, el vicepresidente del Principado, Juan Cofiño, se encontró con varias asistentes exponiéndoles lo tarde que les llegaba esta ayuda, el papeleo que le costó aquella, las devoluciones con las que se topó después.
«La Función Pública es una de las calamidades que tiene este país; la organización de la administración asturiana y española hunde sus raíces en el modelo napoleónico que hemos ido retocando, empeorándolo», asumió Cofiño. La primera respuesta de su departamento tiene forma de nueva ley de empleo público, ahora en debate parlamentario, siendo «uno de sus objetivos fundamentales evaluar el trabajo que es evaluable y pagar el rendimiento y cumplimiento de objetivos. Así funciona el mundo y hay que traer a la administración algo de lo que funciona bien», defendió.
El Principado dispone ahora de «42.000 empleados y no son los que necesitamos; la demanda de los ciudadanos ha variado en los últimos 20 años y los recursos humanos no. Seguramente nos sobran muchas profesiones y nos faltan otras» en la plantilla, sugirió.
Además de reordenar los efectivos y estimular su productividad, el vicepresidente del Principado reconoció que la administración hoy sufre «un problema cultural grave, y es la respuesta a la corrupción». Los escándalos que emergieron los años después de la crisis económica de 2007 han dejado su huella con un cambio de usos y costumbres. «Ha tenido una consecuencia tremenda, no medible en términos económicos, y es que la administración se ha enrocado», diagnosticó. «Tenemos hoy una administración a la defensiva con el ciudadano», dijo. «Teníamos ya suficientes elementos de control y participación pero ahora se han ido llevando al extremo, es algo que está en la cultura de los funcionarios y altos cargos. Ahora mismo el funcionario, de cualquier nivel, se aproxima al procedimiento administrativo en términos de defensa, maximizando los términos garantistas, lo que es un problema enorme», valoró.
Otra barrera contra la que se revolvió es la «hipertrofia legislativa. En Asturias, como le he escuchado decir al buen abogado y analista que es Javier Junceda, tenemos ya todas las leyes que se necesitan desde el punto de vista competencial». El trabajo que resta, y que el vicepresidente espera continúe en la siguiente legislatura, es la revisión y poda de ese entramado de normas para «eliminar trámites superfluos y absurdos». Esta legislatura fue la de las normas de empleo público, medidas económicas urgentes y calidad ambiental. Las próximas batallas en esta «guerra contra la burocracia» pasan por reformar la normativa presupuestaria y la urbanística.
Esa etapa se está preparando con el apoyo de la Universidad de Oviedo y tendrá forma de futura ley de ordenación del territorio, iniciativa que aspira a «rediseñar las políticas territoriales y llevar el foco a la comarca». No se trataría de añadir más administración, previno Cofiño, sino de «tener una estructura territorial sensata. Ahora mismo hay ayuntamientos muy pequeñitos que no pueden ni prestar los servicios que por ley son de su competencia».
