Los profesores critican que Educación les pida bajar la exigencia para pasar de curso

Por un lado, sindicatos y docentes critican que «se rebaje el nivel de exigencia dejando sin valor el esfuerzo» de alumnos y profesores.Por otro, la federación de padres de la pública y de la concertada niegan que «vaya a haber un aprobado general. En ningún momento, el texto habla de ello».Al igual que ellos, otros profesores, como Yolanda López Fueyo, del comité de directores de Primaria, interpretan la resolución «en positivo» porque consideran que se pone mayor énfasis en la información a las familias sobre «la consecución de objetivos y por qué los alumnos que tengan que repetir no los alcanzaron».

Dentro del ámbito sindical, ANPE indica que «desde el confinamiento, la consejería aplica un aprobado general encubierto, devaluando el trabajo de alumnos y profesores y la validez de los títulos académicos». No obstante, desde Educación señalan que no hay cambios con respecto a la situación pre-pandemia: el alumnado de ESO podrá obtener el título con dos materias suspensas y, de forma extraordinaria, con tres y en Bachillerato será preciso superar todas las asignaturas y tener una media de un 5. En líneas similares se manifestó CSIF, que «aun reconociendo lo excepcional de la situación», cree que «no se debe buscar la solución más fácil para asegurar unos resultados satisfactorios (de aprobados). Educación –indica– ha optado por rebajar el nivel de exigencia, en vez de asegurar, con una adecuada planificación, una presencialidad del 100% y todos los recursos para que el alumnado tenga un rendimiento adecuado». Suatea insiste en que «las condiciones actuales no son las mismas» que el final de curso pasado. Si se hubiera reforzado la plantilla y organizado los grupos con una ratio reducida y sin semipresencialidad, podríamos estar afrontando este con mayor normalidad sin necesidad de flexibilizar nada».

La concertada también mantiene que las condiciones han cambiado con respecto al último cuatrimestre del curso pasado. El presidente de Escuelas Católicas, Simón Cortina, sostiene, «aun en la excepcionalidad, desde el inicio de curso, se han podido elaborar distintas programaciones didácticas y docentes. Un exceso de flexibilización o una adaptación mal entendida podría generar confusión y quizá conllevara consecuencias negativas en relación a la apreciación del valor del esfuerzo y la capacidad de asumir situaciones adversas por parte del alumnaso». El más crítíco fue CCOO, quien habló de «presiones a los docentes para que aprueben en vez de dotar de más recursos, profesorado y medidas a la diversidad».

Las federaciones de padres, en cambio, tildaron de «impecable» la resolución de la consejería de Educación. Clara Díaz, presidenta de la FPA Miguel Virgós (de la red pública), y Desireé Fernández, de Concapa (concertada), insisten en que «no hay aprobado general» y entienden «correcto se adecúe la evaluación para pasar de curso u obtener el título a aquellos niños con problemas durante la pandemia. Ya lo dice resolución: la evaluación no puede afectar negativamente por una circusntancia sobrevenida. Nadie puede quedar colegado», por lo que ven positivo «ese empuje». UGT tampoco interpreta la flexibilización como un aprobado general, pero ve necesario que Educación dote de recursos.

Docentes como Yolanda López Fueyo destacaron que «ya antes la repetición era excepcional» y destacó el trabajo que quedará hecho para que el equipo docente entrante el próximo curso tenga mejor información sobre el trabajo con el alumno repetidor. También destacó que las pruebas de diagnóstico (cuarto de Primaria y segundo de la ESO) no se vayan a hacer. A última hora de la tarde de ayer , Educación dio a conocer que las clases de segundo de Bachillerato acabarán el 13 de mayo para, a continuación, evaluarse y preparar la EBAU, que será los días 8, 9 y 10 de junio.