Los radares ponen un 75% más de multas en Asturias

Máxima vigilancia en las carreteras interurbanas. La Dirección General de Tráfico (DGT) mejoró el pasado año la gestión de sus radares fijos y móviles hasta cursar un 13,3% más de sanciones por exceso de velocidad en todo el país. Asturias destaca en esta nueva vuelta de tuerca, pues aquí el organismo computó 80.046 denuncias iniciadas en 2019, lo que supone un 75% más que el año precedente. Solo en Madrid y Murcia hubo un celo mayor, con un incremento de las infracciones sorprendidas del 150% y el 77%, respectivamente.

Los datos los desveló ayer Automovilistas Asociados Europeos. Su presidente, Mario Arnaldo, dijo que esa evolución era la esperada: «No es que los conductores asturianos y del resto del país se hayan vuelto locos de repente, es que para tener operativo un radar deben estar homologados y pasar una revisión anual; con los recortes, sin embargo, llegó un momento en el que no tenían ni para repararlos». La entidad estima en unos 12 millones la recaudación que obtendría Tráfico gracias a las infracciones denunciadas por sus radares en Asturias.

Con todo, la evolución, en lo tocante a Asturias, es víctima de un error cometido y reconocido por la DGT. El segundo radar que más multas cursó el pasado año es el situado en la ronda de Oviedo, controla la calzada con el tráfico en sentido hacia las cuencas, concretamente metros después de salir del túnel de la Bolgachina. Son 11.940 los conductores a los que el pasado año se inició procedimiento de infracción. Son el 15% de todas las que pusieron los radares estatales. El Ministerio del Interior reconoció hace dos semanas que en todos sus casos iniciará el procedimiento para anular las sanciones. «El motivo es la existencia de una señal de fin de prohibición que afectaba a la limitación de velocidad», expresó. El radar multaba a quienes pasaban de los 90 kilómetros por hora, cuando en ese punto exacto se les había habilitado ya a acelerar hasta los 120.

El informe de Automovilistas Europeos Asociados, con datos oficiales de la DGT, ubica el radar 'más multón' del pasado año en la autovía del Cantábrico (A-8). Concretamente, en la calzada de tráfico hacia Gijón, pocos metros antes del túnel del Infanzón. El cinemómetro está colocado en un pórtico que controla desde esa altura a los vehículos. Fueron 26.039 los excesos de velocidad que denunció. La estadística oficial señala que en 2018 ese mismo punto no fue objeto más que de 460 multas.

Esa asimetría tiene explicación. En realidad, la mitad de los cajetines de radar están vacíos. La DGT no tiene tantos aparatos. Para incrementar el efecto disuasorio, lo que hace es rotar las cámaras. Cuando el radar que funciona actúa en una zona con mucho tráfico, las multas se multiplican. Las escasas denuncias de 2018 prueban que ese ejercicio apenas tuvo cámara instalada.

Nueve de los diez radares que más multaron en la región están ubicados en tramos de autovía, cuatro de ellos en el concejo de Villaviciosa. «No están puestos en los puntos negros, sino en los lugares con más tráfico, lo que prueba su propósito recaudatorio», denunció el presidente de Automovilistas Europeos Asociados.