Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia | La receta de las futuras científicas: «Más Quimicefa y menos muñecas»
Nueve alumnas de carreras donde son mayoría los hombres reclaman más orientación en Secundaria para elegir estudios
OLGA ESTEBAN
GIJÓN.
Viernes, 11 de febrero 2022, 01:26
«Más Quimicefa y menos muñecas» entre los regalos infantiles. Más orientación en Secundaria y Bachillerato. Menos mitos sobre lo que «se nos da bien o mal». Más visibilidad. Son algunas de las 'recetas' que proponen ellas, estas nueve jóvenes asturianas, que hoy ponen cara a todas las que, llegado el momento, han optado por la ciencia y la tecnología, por estudios y profesiones que aún ahora siguen tan masculinizados. Nueve alumnas de Ciencias e Ingenierías de la Universidad de Oviedo que si bien no ven noticia en su presencia en estas aulas no pueden negar la evidencia. Esos números que tanto les gustan dejan claro que están rompiendo barreras y abriendo muros, aunque no sean demasiado conscientes. Porque son aún un escasísimo 8,8% en Marina; un 15% en Ingeniería Informática en Tecnologías de la Información; un 17% en Ingeniería Informática del Software; un 27% en el doble grado de Física y Matemáticas. Son los datos oficiales de matriculación de la Universidad de Oviedo del curso 2020-21. Unos datos que si bien han mejorado en los últimos años, no al mismo ritmo que se esperaba. Al menos así lo lamenta el decano de la Facultad de Ciencias, José Manuel Noriega, quien constata que en Matemáticas, por ejemplo, se observa un retroceso.
Olaya Folgueiras, Irene Corral, Yolanda Álvarez, Cristina Menéndez, Celia Izaguirre, Ane Jaureguizar, Laura Prendes y María González tienen entre 18 y 22 años. Estudian Telecomunicaciones, Informática y Datos (ambos grados a la vez), Matemáticas y el doble grado de Física y Matemáticas en Gijón y en Oviedo. Hoy celebran el Día Internacional de la Mujer y la Niña en la Ciencia, efeméride marcado en el calendario por la Asamblea de Naciones Unidas en el año 2016 con el fin de «lograr el acceso y la participación plena y equitativa en la ciencia para las mujeres y las niñas, y para lograr la igualdad de género y el empoderamiento de las mujeres y las niñas».
Estas nueve asturianas ya están empoderadas. Ven la realidad de sus clases. La vieron ya en el Bachillerato, pero «nunca nos hemos sentido raras, ni diferentes, ni especiales por ser chicas». Nunca, dicen, les han tratado de forma distinta. Si han sentido alguna reticencia por sus elecciones de estudios ha sido «porque eran grados muy complicados, no por ser chicas». Algunas vienen de familias eminentemente científicas. Otras son la primera generación con estudios superiores. Para todas es tan normal haber elegido estos caminos como haber sido parte del 90% de mujeres que llenan las aulas de Educación Infantil. El 88% de Logopedia. O el casi 70% de Medicina. Una carrera esta, precisamente, «que se da por hecho que vas a elegir si te gustan las ciencias y sacas buenas notas».
«Hay muchas mujeres haciendo cosas muy importantes. Hay que visibilizar, pero sin forzar»
Lo explica por experiencia personal Ane Jaureguizar, estudiante de tercero de Tecnologías Industriales en la EPI de Gijón. A punto de embarcar para cursar un cuatrimestre en Australia, recuerda que en su última reunión con el tutor de Bachillerato, «que me conocía desde hacía dos años, dio por hecho que iba a pedir Medicina». Ella, hija de ingeniero y que siempre había estado interesada en la ingeniería. Admite, como sus ocho compañeras, que las causas de todo ello son «complejas».
Pero la mayoría apunta a una cuestión de educación, de roles aún no derribados, de sesgos impuestos a los niños y niñas desde muy pequeños. Lara Prendes, alumna de Telecomunicaciones, admite que «yo era de Quimicefa total, pero lo normal era y sigue siendo los coches a los niños y las muñecas a las niñas. Hay que inculcarles desde pequeños que cada uno puede hacer lo que quiera, llegar donde quiera». María González, que hace segundo de Ingeniería Informática y ha comenzado con las primeras materias de Datos, le da la razón. «Hay una cuestión cultural e histórica que aún arrastramos». Coincide Irene Corral en la cuestión educativa. Y en la importancia de los juguetes y los juegos infantiles. Ella recuerda los suyos, científicos y tecnológicos.
María cree imprescindible «visibilizar los referentes» femeninos en todos los ámbitos científicos. El suyo lo tiene claro: Ada Lovelace, considerada madre de la computación. «Y hay muchas mujeres haciendo cosas muy importantes». «Visibilizar pero sin forzar», matiza ella y coinciden las compañeras. «Hay que promocionar mucho más los estudios científicos, pero tanto para chicos como para chicas, sin bombardearlas a ellas», dicen. La Universidad de Oviedo, por ejemplo, ha lanzado la campaña 'Yo soy científica', en la que 18 docentes e investigadoras de la institución académica explican precisamente quiénes son sus referentes.
Hablar con estas nueve jóvenes es hablar del «esfuerzo» que suponen sus carreras, de los compañeros y compañeras «brillantes» que tienen, de la «normalidad» de ser minoría, de las ganas de que las ingenierías y las matemáticas sean más conocidas, dede la voluntad de que no sea necesario un día como hoy. La comunidad educativa asturiana de todos los niveles se suma estos días a la conmemoración.