El sector turístico demanda «más atención» y «mantener y mejorar» la marca Paraíso Natural

Naturaleza, seguridad y respeto al medio ambiente. Todo eso y mucho más ofrece Asturias. Este verano lo ha demostrado sobradamente y eso ha ayudado a que hayan sido muchos los visitantes nacionales que han descubierto una comunidad sana y segura. Estos son los avales para un turismo que la pandemia, curiosamente, ha ayudado a descubrir a muchos visitantes. «Y los que han venido por primera vez, repetirán, seguro».

El sector turístico se ha visto muy afectado por la crisis sanitaria. Los planes de todo el año se han ido al traste. Las reservas han sido de última hora, no ha habido ni puentes, ni semana santa, en cambio los datos dicen que el estío ha sido bueno, muy bueno. Y ello se debe, dicen los agentes implicados, a que el Principado ofrece un modelo correcto.

En cambio, los empresarios se quejan de que el Gobierno no consensúa con ellos las decisiones, toma algunas desacertadas y hay «falta sensibilidad hacia ellos». La alerta naranja decretada en algunos concejos del oriente ha sido la gota que ha colmado el vaso. «La incertidumbre es grande y en el gobierno, hay una gran descoordinación. La alerta genera desconfianza». Lo dice Noelia Esteban, presidenta de la asociación de casonas asturianas, que puntualiza «ha sido una buena temporada», pero reivindica apoyos. La marca 'Paraíso Natural' funciona y «hay que seguir en esa línea. Mantenerla y mejorarla». Ana Soberón, portavoz de la Mesa de Turismo de Fade, incide en que el turismo es muy vulnerable a los cambios de la sociedad. Hay que ir adaptándose a ellos, mejor que buscar un nuevo modelo que es difícil de hacer, pero la situación de Paraíso Natural es ventajosa. Esa marca no hay que cambiarla».

Todos coinciden en que «los empresarios lo hemos hecho bien. La gente tiene un buen concepto de Asturias en clave de bienestar, pero hay una presión hacia el turismo y eso ha calado en la sociedad. No somos los culpables de fiestas incontroladas ni de botellones», afirma Esteban.

La ecotasa o tasa turística es otra de las preocupaciones. El impuesto que emplean algunos organismos públicos como fuente de financiación destinada a la promoción turística o a la preservación del medio ambiente, podría imponerse en el Principado. Ante ello, la disparidad de opiniones es grande. Soberón afirma que si se destina a la mejora y control accesos, estaría bien, pero solo una parte la pagarían. «El excursionista o los que tienen una segunda residencia no lo abonarían y eso va a perjudicarnos».

Tampoco es una solución para Esteban, que se muestra contraria. Distinto a estas opiniones es Iñigo Fernández, presidente de las agencias de viaje, Otava. «No me disgusta si el dinero va destinado a un fin únicamente turístico que sirva, por ejemplo, para acondicionar la senda del oso, o mejore los aparcamientos en Gulpiyuri o el alcantarillado en algunos pueblos». Ramón Alvarez, presidente de los campings de Asturias puntualiza que ese impuesto «debe manejarlo quien sabe de turismo porque hay muchas cosas por hacer pero somos el sector los que sabemos bien dónde hay que poner señalizaciones o qué rutas han de adecuarse». Y para Adriano Berdasco, presidente de la Federación Asturiana de Turismo Rural, ante todo hay que apostar por la calidad. «Nuestra joya es el medio ambiente; hay que mejorar rutas con guías profesionales, pero lo de la ecotasa.... me descoloca».

En lo que todos coinciden es en que Asturias es «una gran oportunidad, siempre va a contar con visitantes fieles y este verano, debido a las limitaciones sanitarias, muchos han descubierto o redescubierto una comunidad que tiene de todo y está preparada para acoger a un turismo sano que busca seguridad, tranquilidad y naturaleza en estado puro». Ana Llano, de Fastur, aconseja «trabajar más el ecoturismo», y el presidente de Otea, José Luis Álvarez Almeida, lo tiene claro: «Cuando trabajamos, las cosas salen bien, ya se lo dijimos al Gobierno».