Los sectores afectados readaptan sus negocios a la nueva situación

El incremento de la dureza de las restricciones que pesan sobre los sectores comercial y hostelero en Avilés ha llevado a ambos gremios a seguir el ejemplo del pasado noviembre y a readaptar sus negocios a la nueva realidad. Así, ayer no pocos bares y restaurantes ya se preparaban para reemplazar sus terrazas por la venta de productos para llevar y a domicilio, mientras los comercios de más de 300 metros cuadrados confiaban en poder reducir su superficie para, al menos, brindar parte del servicio.

«Estamos fatal. Nos avisaron con muy poca antelación, ya teníamos la nevera llena... Pero, al menos, nos queda dar cafés y pinchos para llevar», se resignaba María Dolores Ibáñez, propietaria de la cafetería Chicote. Para María Nieto, una de las clientes que disfrutaban de su terraza a media mañana, «no va a ser lo mismo venir el lunes al mercado y no poder tomar el café, pero algo es algo, y la cosa está muy mal como para aguantar».

También en la cafetería La Biblioteca han recuperado el servicio para llevar, una experiencia que, el pasado noviembre, resultó satisfactoria para el negocio. «Estaba cantado que esto iba a pasar, después de la apertura de Navidad, pero solo nos queda afrontarlo con fuerza, como siempre», sentencia una optimista Aurea Menéndez.

El mismo ejemplo imita Juan Carlos Pomar, gerente del bar Doya. «Es mejor eso que estar tirado en el sofá de casa; al menos, con lo poco que ganemos podremos ir tirando, aunque llevamos cuatro meses poniendo de nuestros ahorros, porque el dinero del Principado no está llegando», lamenta. Con todo, reconoce que precisan ayudas extra, pues «ahora mismo, sin terraza, pedir un barril de cerveza es perderlo. Se te estropea antes de consumirlo».

Precisamente sobre tales ayudas se pronunciaron ayer las plataformas SOS Hostelería y Hostelería con Conciencia Avilés. En un comunicado conjunto, reclamaron al Principado que «los paquetes de ayudas destinados al sector se ejecuten de manera inmediata». Así mismo, señalaron que «estas restricciones, por sí solas, no van a frenar la crisis», y demandaron un mayor control en otros focos de contagios, «como escuelas, transportes, parques o edificios públicos». Por su parte, las superficies de más de 300 metros cuadrados también se han adaptado a la dinámica presente. En el distribuidor de muebles Rapimueble, Luis Alberto Carrera afirma que «seguiremos abriendo, al menos, una hora al día, para atender pedidos; es lo único que nos queda». A su juicio, las normas, «aunque son necesarias, tal como van los contagios, deberían adaptarse un poco. En las grandes superficies dejan acotar la parte de alimentación; a mí, que tengo tres plantas, no lo tengo tan claro».

Y la misma incertidumbre dominaba ayer a Tino Alonso, dueño de Muebles Alonso, que no comprende el endurecimiento «cuando aquí, aunque tengas mil metros cuadrados, no suele haber más de seis clientes a la vez». Él es más crítico con las restricciones: «No creo que estén sirviendo para nada. Seguiremos adelante como podamos, pero, si seguimos mucho más así, no saldremos de esta».

En el sector de la automoción son mayoría los concesionarios que confían en poder reducir el espacio útil hasta menos de 300 metros cuadrados. «Si se acepta, sería una opción interesante», apuntaba ayer Javier González, director comercial de Adarsa en Avilés y en Gijón. En el caso concreto del concesionario avilesino, «supondría reducir el tamaño de las exposiciones, de diez a cuatro coches, por ejemplo, pero algo es algo». Los servicios de taller sí continuarán operativos.