Un proyecto piloto detectará fraudes en la cadena alimentaria de la faba asturiana

Las instalaciones de Asincar acogieron ayer la presentación de un proyecto europeo que mejorará la trazabilidad y la autenticidad en la cadena de valor de los productos con sello de calidad IGP, DOP y BIO. El proyecto denominado 'Alliance' incluye una iniciativa piloto en Asturias en la que se desarrollarán y validarán tecnologías sensóricas avanzadas que permitan identificar posibles fraudes en la IGP Faba Asturiana. «Para nosotros es importantísimo porque llevamos años trabajando en el crecimiento del sector y nos encontrábamos con un problema muy gordo que era el fraude de las alubias foráneas», destacó ayer su presidente, Sergio Suárez.

Actualmente, la IGP está formada por 135 agricultores y 32 empresas, que trabajan unas 218 hectáreas de terreno «para una producción susceptible de certificar unas 200 toneladas, de las que 140 ya salen envasadas y con contraetiqueta». El objetivo es, según su presidente, «certificar el 100% de la producción y crecer» debido a la alta demanda. «La faba asturiana que producimos daría escasamente para dos millones de raciones, sería dos fabadas por persona. Hay cientos y cientos de toneladas de alubias que son de fuera», añadió.

En este proyecto, dentro del programa Horizonte Europa, colaboran el Centro Tecnológico Agroalimentario (Asincar), la Consejería de Medio Rural y la IGP Faba Asturiana. La iniciativa cuenta con 425.000 euros de financiación y se centrará en el desarrollo de dispositivos tecnológicos (NIR y HSI) portátiles y de bajo coste para la detección de los posibles fraudes en la cadena alimentaria de la faba asturiana, así como en el desarrollo de una huella de cada finca certificada. «Uno de los objetuvos es avanzar hasta saber exactamente la plantación en la que ha estado la faba. Con estas nuevas técnicas se podrá detectar cómo las características de la tierra influyen en ciertos parámetros», detalló Pelayo González, coordinador de proyectos de digitalización de Asincar.

Además del proyecto en Asturias, se desarrollarán otros siete análogos en Europa relacionados con el aceite, el queso, la miel, la patata, la pasta y la frambuesa.

La directora general de Desarrollo Rural y Agroalimentación, Begoña López, también valoró la importancia de participar en el proyecto. «Asturias da un paso importante para estar en el top diez de la investigación. Se pretende estar a la vanguardia para prevenir el fraude y que el consumidor sepa y pague por lo que come, y repercuta económicamente en el productor. Que no se dé gato por liebre», concluyó López.

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