Docencia, digitalización y El Cristo, pilares de la nueva etapa de Villaverde

No le podía coger por sorpresa a Villaverde. Sabe que no le gusta a todo el mundo, que su forma de hacer las cosas tiene detractores, que el colectivo del personal de Administración y Servicios estaba descontento y que, en los últimos tiempos, la polémica decisión de trasladar Minas a Mieres y la propia convocatoria de estas elecciones, por sorpresa y diez meses antes de lo previsto, había acabado de profundizar el malestar en quien ya no estaba demasiado satisfecho. Sabe también que hay quien, afín a otros candidatos de elecciones pasadas, aún no había pasado página. Y vieron en la sorpresiva candidatura del catedrático de Informática Juan Manuel Cueva Lovelle la manera de dejar claro ese descontento.

Aún así, Ignacio Villaverde logró el jueves el apoyo del 61,2% de la comunidad educativa, una victoria más holgada que la que le llevó al Rectorado en febrero de 2021 frente a Santiago García Granda. Aunque algunos de sus más próximos habían apostado por el «70-30», finalmente Lovelle consiguió un 38,7% de apoyos en el voto ponderado, en unas elecciones que muchos leen en clave de «votar en contra (de Villaverde) más que a favor (de Cueva)». Cuestiones de política universitaria.

Sea como fuere, empieza la segunda etapa de Ignacio Villaverde al frente de la institución universitaria asturiana, que le ha otorgado un amplio apoyo y la confianza para hacer, en los próximos seis años, una «mejor Universidad». Estas son las claves de cómo piensa conseguirlo.

«Somos una buena Universidad, pero tenemos que pensar si podemos ser mejores», dijo Ignacio Villaverde al inicio de la campaña. Y, en ese momento, el rector centraba la mirada en la docencia, uno de los mensajes principales que ha tratado de trasladar en estas semanas. «Ha llegado el momento de que nos paremos a reflexionar sobre cómo queremos enseñar y cómo queremos que aprenda nuestro estudiantado». Es consciente Ignacio Villaverde de que los jóvenes que llegan a la Universidad no son como los de hace años. Y hay que adaptarse. «El gran reto es el desarrollo de un modelo docente innovador, flexible y personalizado, que aspira a ser referente a nivel nacional e internacional».

Innovación docente, formación dual, competencias digitales, un plan de estudios más dinámico y flexible, evaluación periódica del Plan Estratégico de Titulaciones, titulaciones conjuntas con otras universidades, fortalecer la Unidad Técnica de Calidad... Las propuestas de Villaverde en su programa eran muchas.

Para los profesores, el rector ha comprometido también «promover el acceso, la estabilidad y la promoción a través de procedimientos transparentes y equitativos y potenciar la atracción y retención del talento docente con incentivos y condiciones laborales competitivas».

Ha sido uno de los mensajes 'estrella' de la campaña. Hay que avanzar en tiempos y trámites, hay que agilizar procesos, hay que caminar hacia el uso de 'papel 0'. Pero es que, además, la digitalización está también unida con el primer compromiso, con ese repensar la docencia. Más de un decano ha pedido aulas digitalizadas para lograr esa forma de enseñar adaptada a los tiempos.

El Rectorado propone generalizar la digitalización en todos los procesos universitarios, desde la administración y la gestión hasta la docencia, la investigación y la gobernanza de la entidad.

Había que 'mimar' a un colectivo muy exigente que no había ocultado su malestar. De hecho, Villaverde ha conseguido el apoyo mayoritario del Personal Técnico, de Gestión, Administración y Servicios, el PTGAS según la denominación de la nueva ley de universidades, la LOSU. Comprometió para ellos el rector cumplir los acuerdos alcanzados en la anterior etapa. Son una «pieza clave» del funcionamiento diario de la Universidad y de ellos depende en gran medida esa agilización en trámites y procedimientos que Villaverde ha comprometido también. Mejoras en el acceso a los puestos y la promoción, en su desarrollo profesional y la promoción continua, modernización del trabajo...

Se ha hablado mucho en campaña de la necesidad de mejores espacios y del mantenimiento de los edificios de la Universidad. Pero, sin duda, hay una pieza clave para el futuro: el nuevo campus de El Cristo, que «busca no solo satisfacer las necesidades de espacio de algunas titulaciones, sino fomentar la integración intercampus para culminar un modelo de universidad moderno, transversal, sostenible e inclusivo». Pero también ha hablado de negociar con el Principado un plan de rehabilitación de espacios, seguir adelante con la vieja aspiración de la residencia de estudiantes de Gijón y colaborar con el Ayuntamiento de Mieres para el desarrollo de un nuevo edificio de laboratorios de ingeniería en ese campus.

Ha sido uno de los caballos de batalla en el último año. Quiere Villaverde «elevar la calidad de la investigación y aumentar la competitividad tanto en la esfera nacional como internacional». Para ello, plantea seis grandes bloques de trabajo: estrategia para la excelencia, apoyo directo a los investigadores, digitalización de la gestión, mejora de recursos, fomento de la internacionalización y servicios de apoyo a la investigación. Se ha comprometido a «revisar y expandir el Plan Propio de Investigación».

Son los que menos participan en los procesos electorales, pero son también «la razón de ser de las universidades». Por eso, se ha comprometido a sacar adelante el I Plan de Participación de la Universidad de Oviedo.