Un joven sano, alegre y deportista que trabajaba a turnos en Fertiberia

Hijo de Dino y Cristina, y nieto de José Ramón Martínez García, Hugo Suárez tenía un hermano, Raúl, y combinaba el fútbol con su trabajo en la planta de Fertiberia de Trasona, a turnos. Llevaba allí unos cuatro años, siguiendo los pasos de su abuelo, extrabajador de la misma empresa. También sacaba tiempo para practicar kick-boxing, deporte en el que se había iniciado hace un año en el Gimnasio Toa, en la avilesina calle de La Magdalena.

«Era un deportista nato, con genética. Musculaba con facilidad, comía sano y era muy metódico. Esta semana tenía un fuerte golpe en una pierna y le dije que era mejor que descansase, pero aún así vino un par de días. Derrochaba ilusión y siempre estaba de buen humor. Era un currante nato, un chaval que escuchaba al que le gustaba mucho aprender. Y asimilaba rápido», manifestó ayer Ruby García, su entrenador de Kick-boxing, sin haber encajado aún el golpe. «Es injusto. Un día dije que necesitaba unas cadenas y al día siguiente se presentó aquí con ellas y me las ofreció. Se había ganado el afecto de los treinta o cuarenta chavales que forman el grupo y de repente ya no está. Todos están llamándome para preguntar si es verdad y yo les tengo que decir que sí, aunque todavía no me lo creo. Es que no puede ser», exclamaba.

Hugo Suárez se había iniciado en el fútbol en las filas del centro Cultural Recreativo y Deportivo de Trasona y del Bosco. Todos los que coincidieron con él describen el mismo perfil, el de un joven alegre, educado, voluntarioso y amante del deporte. El presidente del Llaranes, Gonzalo Peral, ya pensaba ayer en tributarle un homenaje. «Se lo merece más que nadie».

La Federación Asturiana ha decretado luto esta semana y habrá un minuto de silencio en todos los partidos que se jueguen en el Principado.