Una batería hidroeléctrica o una escuela de artes escénicas, las otras ideas para el gasómetro de Avilés

El pasado mes de mayo ya se dieron a conocer las seis propuestas distinguidas en este concurso, pero ahora se exponen al público en el Palacio de Valdecarzana también las 47 ideas restantes, algunas de ellas basadas en conceptos de lo más innovadores y que, por qué no, aún podrían llevarse a cabo a pesar de no haber ganado.

Algunos de estos proyectos apuestan por no limitar su uso a una intervención simbólica o de carácter exclusivamente museográfico, como la idea presentada por Iván Fernández, Pablo Hernández y Rachad Bouhiaoui, que proponen la reconversión de gasómetro II en una infraestructura operativa, «con capacidad de incidir territorialmente y de redefinir las relaciones entre industria, medio ambiente y ciudad».

El eje central del proyecto consiste en convertir el gasómetro en una batería hidroeléctrica gravitacional, aprovechando su volumen interno como depósito de almacenamiento de agua. «Se proyecta ocupar hasta tres cuartas partes del cilindro con agua captada directamente de la ría, mediante un sistema de filtrado que impide el paso de sólidos y partículas en suspensión. Desde el punto de vista estructural, para garantizar la estanqueidad y resistencia, se reforzarán las paredes interiores mediante una capa proyectada de fibra de vidrio», explican en su proyecto.

Otras ideas son aún más transgresoras como la que presentaron Francisco Javier Maroto, Carlos Augusto Martínez y Antonio Palomino, que proponen seccionar el propio gasómetro y partirlo a la mitad, «haciendo que el interior se convierta en un alzado y se abra a los ciudadanos, la ciudad y el Centro Niemeyer. Trasformar el gasómetro en un nuevo símbolo», puntualizan los arquitectos en uno de los 53 paneles que se pueden ver en el Palacio de Valdecarzana hasta el próximo 20 de junio.

Otros proyectos optan por convertir el gasómetro en un lugar de aprendizaje y de intercambio cultural como la 'Maquina de los sueños' que proponen Fernando Alonso Tuero y Mickael Peloquin, un concepto que gira en torno a una escuela de artes escénicas, como bien explican en la idea que presentaron al concurso del Colegio de Arquitectos.

«Tras estudiar las instituciones culturales españolas y, en particular, las escuelas de artes escénicas, nos damos cuenta de que las regiones del norte de España no cuentan con una entidad de formación para las nuevas generaciones de artistas acróbatas, coreógrafos, escenógrafos y actores del espectáculo en vivo español. Una escuela de artes circenses como entidad pública nos parece un programa ambicioso para la región de Asturias y una propuesta cívica notable en el contexto de la rehabilitación del gasómetro de Avilés, que ofrece una mezcla inesperada a las baterías de cok», señalan.

Este proyecto contempla un circo en varias de las plantas del edificio y completar esa escuela con aulas, gimnasio e incluso un gran espacio verde exterior que abriese el gasómetro al resto del espacio desocupado tras el desmantelamiento de la industria avilesina.

Todas estas ideas innovadoras, y muchas más, se pueden ver y analizar al detalle en una exposición organizada por el Colegio de Arquitectos de Asturias y el Ayuntamiento de Avilés, compuesta de 53 paneles explicativos sobre los proyectos que quieran dar nueva vida al gasómetro.