El clásico '¡Ay, Carmela!' salta del cine al teatro en el Palacio Valdés

Los aficionados al cine español probablemente aún recuerden el clásico contemporáneo '¡Ay, Carmela!', dirigido por Carlos Saura en 1990, y cuyo relato tragicómico de la producción teatral durante la Guerra Civil cosechó nada menos que trece premios Goya. Tres décadas después de aquel éxito cinematográfico, el director teatral Sandro Cordero ha rescatado el libreto original, obra del dramaturgo José Sanchís Sinisterra, y lo ha reconvertido en una nueva versión para teatro que esta tarde, a las 20.15 horas, se estrena de forma absoluta en el Palacio Valdés.

Con los actores Carlos Mesa y Carmela Romero asumiendo los roles que Andrés Pajares y Carmen Saura interpretasen en la gran pantalla, la propuesta de Cordero pretende de ser más fiel al texto de Sinisterra que el precedente de Saura. Así, los espectadores disfrutarán de nuevo de las peripecias de Carmela y Paulino, dos artistas de variedades que, en plena contienda, se ganan la vida ofreciendo representaciones teatrales en la zona republicana. Por un error fortuito, ambos terminarán en la zona bajo control sublevado, y enfrentados al dilema de rebelarse contra los fusilamientos y torturas allí realizados, o de actuar para los alzados y, así, sobrevivir.

«Quizá mucha gente se sorprenda al comprobar que la obra teatral no es totalmente fiel a la película de Saura, pero sí al libreto de Sinisterra», explica Cordero. Y es que la versión en celuloide dejó en la sala de montaje buena parte de los contenidos que la versión teatral sí incluye. «Casi todo el público cree conocer '¡Ay, Carmela!', por la cinta, pero no; esa es solo una parte del texto, mientras que nosotros hemos tratado de introducirlo todo».

Lograr ese grado de fidelidad ha sido un compromiso suscrito por todo el equipo, especialmente por el propio Cordero. Para este langreano, ya veterano de las tablas, «es una responsabilidad enorme, porque si metes la pata con Calderón o con Lope de Vega, no pueden decirte nada, pero Sinisterra sigue vivo. De hecho, hablamos con él varias veces, y nos asesoró mucho».

El resultado es una creación a medio camino entre el drama y la comedia, y que, además de entretener, tiene también una indirecta función de armonía social. «Creo que lo sano y natural en una democracia sería cerrar de una vez las heridas de la guerra, como ha hecho Alemania, y poder hablar de ello como algo natural», confiesa el director.

Para quienes deseen disfrutar de este montaje, las entradas, al precio de diez euros, están a la venta en las taquillas del Palacio Valdés y de la Casa de Cultura, por teléfono, en la red Liberbank y en la web de entradas del Palacio Valdés.