Juicio al acoso escolar de Juul
Alumnos de primero recrean un proceso que, por cuarto año, pretende concienciar contra el 'bullying' | El jurado del Carreño Miranda solicita cinco años de reclusión para los acusados
C. DEL RÍO
AVILÉS.
Lunes, 26 de noviembre 2018, 06:38
El tribunal de jurado que el pasado viernes juzgó en la Sala de lo Penal del Tribunal Superior de Justicia del Carreño Miranda a los tres acosadores que hicieron la vida imposible a Juul solicita una condena a cinco años de reclusión en un centro de menores y pide otros dos años para los testigos por omisión de socorro. El juez Carlos Álvarez dictará sentencia en unos días.
El triste caso de Juul, un microrrelato de Gregie de Maeyer y Koen Vanmechelen que fue llevado a escena por los alumnos de primero del Instituto de Educación Secundaria Carreño Miranda, es una iniciativa que por cuarto año consecutivo pretende concienciar acerca del acoso escolar de una forma más dinámica. El orientador Ángel Jiménez y la jefa de estudios Natalia Menéndez llevan las riendas de un proyecto que involucra a los cien alumnos de primero durante media mañana. Primero leen la historia de Juul, que se autolesiona por culpa de sus acosadores, y luego trabajan cada una de las partes de un proceso juzgado por un profesor de Lengua que, a pesar de haber olvidado la toga, no tuvo ningún problema para mantener el respeto en una sala de vistas repleta de público.
Los fiscales Henar Fernández y Marcos Ferrera y los abogados Laura Trancón y Jorge López interrogaron a los acusados Jennifer Blanco, Darío Pérez y Rubén Pérez Sorio, a los testigos Lucía González, Patricia Morán y Javier Espelt, a las psicólogas Lara Iglesias y Nora Delgado y a Paz Lázaro en el papel de Nora, la única persona que «coge a Juul, le lava, le cuida y le pregunta qué le pasa». «Era el papel que quería», confesaba la heroína de un juicio por un lamentable suceso en el que los acusados trataron de exculparse en las autolesiones de Juul. «Nosotros le decíamos cosas y él se arrancaba partes del cuerpo», «a mí también me hicieron 'buylling'. Hay que tirar p'alante. Si me dicen que tengo la cara fea no me la voy a arrancar» o «él nunca nos dijo que paráramos», fueron alguno de los argumentos esgrimidos por los acusados para defender su inocencia, aunque antes de comparecer ante el juez la primera reconocía que «voy a mentir». A la vista del veredicto del jurado de poco le sirvió a ella y a sus compinches. Las pruebas en su contra y el testimonio de las psicólogas acerca de las consecuencias del acoso fueron determinantes.
La víctima «se queda sola, se siente inferior y tiene miedo a acudir al centro escolar», los maltratadores «muestran su agresividad y esa actitud los aboca a convertirse en futuros delincuentes» y la comunidad escolar «normaliza unos hechos que no lo son», alertaron a preguntas de la Fiscalía y la defensa en el juicio.
La jefa de estudios Natalia Menéndez considera que esta forma de representar el acoso tiene un «efecto duradero en el alumnado porque están construyendo la historia», así no es extraño que los de cuarto aún recuerden este proyecto. En su desarrollo cuentan con la colaboración de los alumnos del ciclo formativo de Integración Social que se imparte en el centro. Ellos fueron los encargados de editar un vídeo contra el acoso que se proyectó después de que el juicio quedara visto para sentencia.
El orientador Ángel Jiménez considera que Juul va más allá del acoso escolar porque «se basa en un principio básico, la participación del alumnado en todas las cosas que tienen que ver con la convivencia en el centro».