El equipo de intervención en crisis reduce en un 18% los ingresos hospitalarios en Salud Mental
La primera jornada del congreso sobre el Modelo Avilés constata la mejor atención cuando ésta se adapta al entorno del paciente
El equipo de intervención en situaciones de crisis en pacientes con enfermedad mental ha logrado reducir los ingresos hospitalarios en un 18%, según explicaron ayer ... Aitana González e Isabel Fernández, psiquiatra y enfermera, respectivamente, del dispositivo existente en el Área de Gestión de Clínica de Salud Mental en Avilés.
Este equipo es uno de los recursos existentes en el área sanitaria que, asumiendo los principios del tratamiento asertivo comunitario o Modelo Avilés, busca acercar la atención mental al paciente, respondiendo a sus características y evitando el tradicional recurso al ingreso hospitalario como única respuesta a la patología mental grave.
En el caso de los equipos de crisis, los datos recogidos indican que en el 29% de los pacientes que se atendían antes del inicio de su actividad acababan en ingresos hospitalarios en situaciones de crisis. Su actividad ha reducido el número de ingresos al once por ciento.
Las patologías que atienden responden a diferentes situaciones, que cubren desde crisis psicóticas graves a riesgos de suicidio o descompensaciones en trastornos afectivos.
El equipo de crisis comenzó a funcionar como tal en 2018 y, en la actualidad, lo integran dos psiquiatras, una enfermera especializada en salud mental y una trabajadora social. «Al año atendemos a unos cien pacientes», explica Aitana González, una de sus psiquiatras, «si se ampliase a una enfermera más podríamos aumentar la cobertura, que actualmente es de lunes a viernes y en horario de mañana. El ideal es poder responder las 24 horas los siete días a la semana». Además, con la actual estructura deben atender otros campos de salud mental, lo que siempre resulta una dificultad en la organización del trabajo.
En la actualidad, la atención se realiza en el centro de salud mental, aunque no se descarta acudir a los domicilios en función del perfil del paciente. La respuesta médica se adapta a la persona y la situación que atraviesa. «En algunos casos, es necesario el ingreso hospitalario; en otros se puede abordar sin llegar a la hospitalización», explica Aitana González.
Su trabajo ayuda a prevenir recaídas de los enfermos y permite un mejor seguimiento de los tratamientos de salud mental. Tal como explicaron, la respuesta del equipo de crisis reduce la presión en las urgencias ya que muchas crisis pueden abordarse sin llegar al hospital.
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Problemas éticos
Acercar la atención sanitaria a los enfermos mentales es una de las claves del Modelo Avilés y que explican su éxito. Tal como señaló el psiquiatra Alberto Durán, vicepresidente de la Asociación Nacional de Tratamiento Asertivo Comunitario, en la inauguración del congreso que reúne a 150 especialistas en el Hospital San Agustín hasta el sábado. El objetivo es «evitar el riesgo del 'hospitalocentrismo' [convertir a la unidad de agudos en el eje de la atención]» y convertirlo en una herramienta complementaria al trabajo con el paciente fuera del ámbito institucional, aunque siempre con criterios médicos.
Con todo, ese trabajo presenta numerosos riesgos para los profesionales, comenzando por los conflictos éticos, sobre los que ayer reflexionó el psiquiatra Juan José Martínez Jambrina, director del área de Salud Mental en el Área Sanitaria III. Actualmente, en Avilés unas 250 personas se encuentran en tratamiento domiciliario, que tiene un carácter voluntario, incluyendo las atendidas por el equipo de crisis y los jóvenes que participan en el programa Tranvía, especializado en el apoyo a pacientes entre 15 y 26 años.
El doctor Jambrina recordó que el objetivo es «facilitar una asistencia lo más humanizada posible», destacando que el acceso al domicilio y entorno más íntimo del enfermo concede a los profesionales «una situación privilegiada» tanto ante la familia como para el propio paciente.
Ese contexto es la fuente de muchos problemas éticos que pueden surgir. «Corremos el riesgo de convertirnos en un asesor para todo, cuando no es nuestra función», explicó, y recordó que los profesionales «debemos respetar los valores y principios del paciente» y evitar «convertirnos en un miembro más de la familia, algo que puede pasar a largo plazo», de ahí que animase a todos los profesionales a ser «muy cuidadosos» en la dinámica que se establece con los pacientes.
La psiquiatra Natalia Álvarez también presentó en el congreso la actividad del programa Tranvía, donde acompaña a jóvenes entre 15 y 26 años. En los últimos cinco años ha atendido a 107 pacientes y, actualmente, unas ochenta personas se encuentran en seguimiento. La incorporación de más personas al programa se encuentra supeditada a los recursos disponibles, ya que no se quiere perder calidad en la asistencia.
Las salidas del programa se deben bien a cambios de domicilio, o a una estabilización en su situación, recibiendo el alta en salud mental.
Apoyo municipal
La presencia de la alcaldesa, Mariví Monteserín, en la inauguración oficial del congreso reflejó el respaldo municipal a los equipos del Modelo de Avilés y a una cita congresual que, después de 21 años, se encuentra plenamente consolidada en el campo científico del tratamiento asertivo comunitario.
En su intervención, Monteserín recordó que los ayuntamientos carecían de competencias en la atención a la salud mental, pero que les «incumbía aportar soluciones» por la preocupación por el bienestar de los ciudadanos.
Así citó dos ejemplos de experiencias municipales que engarzan con el Modelo Avilés. En primer lugar habló de los proyectos de atención a los mayores, tanto en el envejecimiento activo como con las nuevas iniciativas de espacios intergeneracionales que buscan facilitar una conexión entre jóvenes y mayores, dos grupos de edad especialmente vulnerables.
En segundo lugar, aludió a los proyectos específicos para jóvenes, que busca ayudarles a gestionar sus emociones, como ejemplo de una administración local comprometida con la salud mental de su población.
La nueva Ley de Salud Mental irá a la Junta el próximo octubre
La Consejería de Salud espera cerrar en la primera quincena del próximo mes de julio el borrador de la nueva ley asturiana que regule la salud mental de manera que, inicie su debate en el último periodo de sesiones de la Junta General del Principado. El objetivo es que se apruebe a lo largo de 2026 para conseguir un documento legal que defina los diferentes recursos y servicios que articulen la atención en salud mental en el Principado. Así lo aseguró ayer el doctor Ángel José López, director general de Salud Pública, en su intervención en la inauguración del congreso sobre el Modelo Avilés. López avanzó que en el futuro diseño de la atención en salud mental en Asturias «Avilés jugará un papel importante». También recordó que el Principado impulsaba un Pacto por la Salud Mental con el objetivo de alcanzar un gran «acuerdo social y político» que fije un consejo sobre los cuidados en esta materia para toda la población asturiana.
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