«La música antigua es ahora accesible a todos cuando antes era minoritaria»

-¿Existe alguna diferencia entre música clásica y música antigua?

-Sí, no son exactamente lo mismo. La música antigua busca la interpretación a partir de la investigación sobre el Barroco, sus técnicas e incluso sobre las formas específicas de sus instrumentos, que no son como las de hoy. Entre algunos académicos se comenzó a dar importancia a esos matices hace 50 años . La música clásica tiende a ser un movimiento canónico, algo parecido a una línea de sucesión que funciona sin hacer un planteamiento sobre las implicaciones más concretas de la época.

-Además del rigor histórico, ¿qué otros elementos hacen única a la música antigua?

-Es importante tener en cuenta que ese rigor es relativo porque no conocemos toda la información que quisiéramos. Hay un componente interpretativo que se conjuga con el estudio y eso lo hace muy especial también. Por otro lado, estás tocando con los instrumentos más aproximados a los que se usaban entonces.

-¿Cómo es su violín?

-Tengo un violín de finales del siglo XIX, toco con cuerdas de tripa de cordero y un arco en forma cóncava. Parece extraño, pero es un sonido completamente diferente.

-El siglo XVIII fue una época en la que el progreso empezó a tener gran importancia a nivel económico e intelectual, ¿qué papel ocupaba socialmente la música?

-Aún estaba más bien acogida por grupos intelectuales y minoritarios, de hecho otra de las cosas que hace único tocar ahora música antigua es esa posibilidad de hacerla accesible potencialmente a todo el mundo. No obstante había una capacidad de difusión alta entre esos círculos. Por ejemplo, cuenta la estudiosa Ana Lombardía que los grandes éxitos de Amsterdam tardaban días en llegar a la casa de Alba.

-¿Y sobre qué valores incidía?

-Las emociones no eran tan distintas. Quizá destacaba la opulencia.

-¿Qué sensación aporta expresar en el presente con los recursos del pasado?

-Pues es apasionante. También es curioso, porque no ocurría entonces. El siglo XX es la primera generación que se interesa por la música del pasado más que por la contemporánea. En el Barroco era efímera.

-¿Y al público?

-Hay algo común a los siglos. Se nota que el público conecta con la música. Tengo ganas de compartir con el público avilesino. Nací en Madrid, pero mi madre es corverana y mi padre de Castrillón, así que es una actuación muy especial.