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C. DEL RÍO
OVIEDO.
Miércoles, 19 de septiembre 2018, 04:11
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El exdirector del Centro Niemeyer, Natalio Grueso, que se encontraba en paradero desconocido y sobre el que pesaba una orden de búsqueda y captura para su ingreso en prisión por riesgo de fuga, se presentó ayer a las nueve de la mañana en la Audiencia Provincial acompañado por el mismo abogado que el jueves pasado había renunciado a su defensa, y apenas dos horas y media más tarde ingresó en la cárcel de Asturias.
Llegó aparentemente tranquilo, vestido de manera informal y visiblemente más delgado que en su etapa como gestor cultural en Asturias y posteriormente en Madrid. La Sección Tercera pudo entregarle ayer la citación para el juicio que el próximo lunes 24 verá las supuestas irregularidades contables durante su etapa como director del Centro Niemeyer, entre los años 2011 y 2012, y que hasta ayer no se le había podido hacer llegar. Asimismo, se le facilitaron los mandamientos judiciales con la orden de búsqueda y captura y prisión provisional en el momento en que fuese localizado dictadas el pasado viernes.
Satisfecho este trámite, Grueso quedó a disposición de la Guardia Civil para su traslado al Centro Penitenciario, previo paso por el cuartel de la Guardia Civil de Rubín. Ingresó en prisión poco después de las once y media de la mañana y permanece desde entonces en el módulo de ingresos a la espera de que cuatro profesionales (psicólogo, médico, trabajador social y educador) se entrevisten con él y realizan un informe con su 'clasificación'. El protocolo habitual con cualquier interno.
Grueso se entregó a la justicia veinticuatro horas después de haber enviado un burofax a la Audiencia Provincial que esta asegura no haber abierto. Según explicó el abogado José René Alperi, su excliente ni había estado huido ni ayer fue detenido, sino que se entregó de forma voluntaria y, sin esposar, fue trasladado a la cárcel de Villabona. Aseguró que era la primera vez que se encontraba con él en persona, pero sí reconoció haber hablado con él el día anterior para proceder a su entrega.
René Alperi López asumió la defensa del exdirector del Centro Niemeyer a través del turno de oficio a mediados de agosto y renunció el jueves de la semana pasada ante la imposibilidad de preparar un juicio de semejantes características en poco más de un mes. Alegó, al igual que el anterior abogado de Grueso, «discrepancias irreconciliables», y explicó además que si ayer lo acompañó durante su entrega fue por «un compromiso deontológico», hasta que la Comisión de Justicia del Colegio de Abogados designe a un compañero del turno de oficio.
La Audiencia ha fijado para mañana jueves se ha fijado una comparecencia, a la que han sido convocadas todas las parte, en la que se decidirá si Natalio Grueso permanece en prisión provisional, acorde a la orden ejecutada ayer, o queda en libertad. Se mantiene, en principio, el señalamiento del juicio, que está previsto que comience el próximo lunes, después de seis años de instrucción.
Esta determinación del presidente de la sala Javier Domínguez Begega y de los magistrados Ana Álvarez Rodríguez y Francisco Javier Rodríguez Luengos sorprende a los abogados consultados, que si bien entienden el «hartazgo» que pueden sentir al entender que Grueso habría estado jugando con el tribunal al facilitar dos domicilios en los que fue imposible entregarle la citación judicial, no comparten la celebración del juicio a toda costa. Es más, entienden que un mes es insuficiente para cualquier abogado al que le llegue un caso con 20.000 folios y 83 testigos.
Como se recordará, la Fiscalía del Principado acusó a Natalio Grueso de los presuntos delitos de malversación de fondos en concurso con falsedad documental, delito societario y un tercero de insolvencia punible durante su etapa como director del centro. Solicita para él once años de cárcel, diez años de inhabilitación, una multa de 24.000 euros y una responsabilidad civil que, como mínimo, rondará los 34.500 euros.
El Ministerio Público acusa además al que fuera agente de Viajes El Corte Inglés, José María Vigil, de un delito de estafa y lo considera cooperador necesario en los de malversación y continuado de falsedad presuntamente cometidos por Natalio Grueso. Se enfrenta a penas que suman ocho años de cárcel, además de una multa por valor de 16.800 euros.
El primer secretario de la Fundación Niemeyer, el abogado José Luis Rebollo, está acusado de un presunto delito societario en concepto de cooperador necesario por el que se le pide una pena de prisión de dos años y tres meses y una multa de 7.200 euros. Es el único de los procesados al que no se le reclaman cantidades económicas por responsabilidad civil.
Judit Pereiro, exmujer de Grueso, está considerada partícipe de un delito de malversación a título de complicidad, por el que se enfrenta a dos años y seis meses de prisión, además de una inhabilitación de cinco años con la administración pública. La Fiscalía le reclama una responsabilidad civil de 60.000 euros que deberá cubrir de manera solidaria con Natalio Grueso. Al igual que este, se enfrenta a la petición de una pieza separada para devolver a la Fundación del centro 65.000 euros. En el caso de Grueso son 90.000.
Al que fuera director de producción del Centro Niemeyer, Marc Martí, y no Marc Vigil como por error ayer publicó este periódico, se le supone cómplice de Natalio Grueso. La Fiscalía solicita para él dieciocho meses de prisión e inhabilitación para trabajar con la administración durante cuatro años. También deberá responder de manera solidaria con Natalio Grueso de una cantidad de 9.000 euros y se le abre una pieza separada para la reclamación de 10.000 euros más.
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