Padres y docentes respaldan a los profesores del Marcelo Gago denunciados
La tensión se traslada al patio con aplausos a los docentes delante de la supuesta víctima y su familia, según denuncia la Asociación contra el Acoso Escolar
C. DEL RÍO
AVILÉS.
Miércoles, 20 de diciembre 2017, 00:35
La denuncia pública de una presunta agresión de dos profesores a un niño de siete años y el supuesto acoso escolar que tanto este como su hermana de diez años estarían sufriendo en el centro escolar no ha gustado nada en el Marcelo Gago, el colegio en el que habrían sucedido estos hechos y cuyo nombre desveló el consejero de Educación, Genaro Alonso. Ayer varios progenitores, algunos miembros de la Asociación de Familias (AFA), y los profesores habrían comenzado a aplaudir a los dos docentes señalados cuando la madre denunciante y su hija llegaron a la fila a primera hora de la mañana. Una muestra de la tensión y crispación que se vive en el colegio. Este periódico intentó contactar con el portavoz del AFA sin éxito.
La situación fue duramente criticada por Encarna García, presidenta de la Asociación contra el Acoso Escolar, que llegó incluso a recibir llamadas inquisitorias de madres del centro tras divulgar en la página de Facebook de la asociación la situación vivida a primera hora en el colegio. Por otra parte, informó de que durante las vacaciones escolares de Navidad se reunirá con un grupo de padres de niños que presuntamente sufren acoso escolar para poner blanco sobre negro y «adoptar una decisión seria con respecto al consejero Genaro Alonso y la jefa de Inspección Educativa, Dolores Guerra, y algunos otros inspectores».
Respecto al caso del Marcelo Gago, Encarna García señaló directamente al director del centro, al que acusa de orquestar y señalar a la familia. Según ha trascendido, este envió una comunicación a la Asociación de Familias al día siguiente de que LA VOZ DE AVILÉS divulgara el caso informando de que los hechos que habían leído en prensa habían ocurrido allí. Esta decisión ha generado dos bandos entre las familias, siendo el mayoritario el que apoya a los profesores.
El consejero de Educación, Genaro Alonso, afirmó ayer, a preguntas de los medios de comunicación, que la Administración sí actúa cuando conoce un supuesto caso de acoso escolar. «En primera instancia quien tiene que hacerlo es el centro, esto parece razonable», aclaró. Especificó que el del Marcelo Gago es «un caso complejo donde tenemos que verificar, primero, qué ocurrió». Añadió que el centro ya ha activado el protocolo contra el acoso y que «el servicio de Inspección Educativa, a través de la toma de declaración, verificará y determinará si hay que iniciar una acción reservada. Una acción reservada es una serie de diligencias previas sobre datos concretos y tomas de declaraciones que determinará si hay ilícitos por parte de algún profesor, algún alumno o algún miembro, para tomar las medidas que corresponde».
La familia formalizará en los próximos días la denuncia contra los dos profesores en los juzgados. De momento, lo que hay sobre la mesa es la tramitada de oficio por el Hospital Universitario San Agustín tras atender el menor el pasado 4 de diciembre que no se investigará a menos que antes sea ratificada por los padres. En un informe clínico en el que se recogen las heridas de raspado en hombro y codo izquierdo y los cinco hematomas de rodilla para abajo, de unos dos centímetros de diámetro, se añade el relato del menor sobre cómo se habrían producido.
Siempre según ese documento, el niño refiere que dos profesores «le arrastraron por el suelo y le daban patadas en la pierna derecha desde el Museo de Avilés en calle Ferrería hasta Ayuntamiento». El niño cuenta también agresiones previas «arrastrándole por el suelo de la clase».
Con ese informe clínico, los padres trasladaron el asunto a la Inspección Educativa. Redactaron un documento de tres folios que lejos de relatar una situación puntual, la enmarcaron en un supuesto problema de acoso escolar padecido por sus dos hijos, él de siete años y ella, de diez.
El menor les contó que durante todo el camino del colegio fue molestado e increpado por alumnas de cursos superiores sin que los profesores que iban con el grupo, y a los que avisó, tomaran cartas en el asunto. Cansado de esta situación, decidió devolver los empujones «y es cuando sí intervienen los profesores cogiendo al niño por los brazos e inmovilizándolo (para que se haga una idea, pesa 21 kilos con ropa)». Al parecer, el tramo siguiente hasta el museo lo llevaron agarrado por las muñecas sendos profesores. El menor empezó a protestar en el interior del museo porque le estaban haciendo daño «y esto solo servía para que le agarraran más fuerte y recibir patadas por parte de un profesor».
Los progenitores desvelan, también, «los comportamientos anormales hacia nuestra hija por parte de otros alumnos del centro (...) materializado en insultos e intimidaciones». Relatan empujones por las escaleras, roturas de ropa y, en general, «maltrato verbal y físico en repetidas ocasiones que provocan en nuestra hija un alto grado de estrés y ansiedad».
Explican que el colegio activó un protocolo en el que «solo se medió con la víctima, durante el que se agravó mucho más el tema (...), llegando a un estado emocional límite en el que manifestó que preferiría morirse a seguir así, que su vida en el colegio era horrible». El equipo de orientación del centro les recomendó trasladar el problema a salud mental «dando el asunto por zanjado».