Luis Muñiz, periodista e historiador: «El teatro Palacio Valdés constituye un lujo para Avilés»
El periodista avilesino rememora los 125 años que hoy se cumplen desde que se colocó la primera piedra del coliseo
L. L. P.
AVILÉS.
Martes, 5 de agosto 2025, 08:46
El periodista avilesino Luis Muñiz Suárez pretende conmemorar los 125 años transcurridos desde el inicio de las obras del teatro Palacio Valdés de Avilés ... , con un libro de gran formato que presentará en unos meses, en el que lo describe con detalle y muestra su esplendor a través de más de medio millar de fotografías, casi todas realizadas por él mismo. Tras estudiar a fondo sus orígenes y aspectos arquitectónicos, nos habla sobre la histórica efeméride de nuestro coliseo que se celebra hoy.
—¿Cómo se gestó la construcción del teatro?
—Era una idea que había rondado por la mente de los avilesinos en el último cuarto del siglo XIX, tras el cierre del primitivo teatro de la calle de la Cámara hacia 1876. Pero no iba a tomar cuerpo hasta que, en octubre de 1899, el doctor Claudio Luanco asume el liderazgo de su promoción, seguramente empujado por Rodrigo de Llano-Ponte, quizá el promotor real de la empresa, que en aquel cambio de siglo movía los hilos de la ciudad y aportaría el solar para la construcción del coliseo. Como en otras ciudades españolas de la época, se creó una sociedad anónima por acciones, suscritas por numerosos avilesinos, para hacer realidad aquel empeño, que encargó el proyecto a un arquitecto joven, Manuel del Busto, entonces sin apenas experiencia.
—Fue una elección arriesgada.
—Efectivamente. Manuel del Busto, con sólo 25 años, había terminado la carrera en Madrid el año anterior y había firmado dos edificios de viviendas contiguos en la calle de La Estación y un caserón para el indiano Manuel Fernández Valdés en La Ceba. Durante el verano de 1899, que pasó en la Avilés, donde vivía su padre, había sido contratado para otros proyectos y aceptaría el encargo de la sociedad del Teatro en diciembre, que despacharía en apenas un mes, tras regresar a Madrid para documentarse.
—Pese a la inexperiencia, su proyecto fue elogiado.
—Sí, diseñó un teatro clásico, a la italiana, que constituye un buen ejercicio historicista, con traza neobarroca, bebiendo del modelo parisino de la Ópera de Garnier, como tantos otros arquitectos teatrales de la época. Y fue elogiado por la prensa de la época, incluso la especializada, como la revista Arquitectura y Construcción, que se lamentaba de que el proyecto de Manuel del Busto no hubiese sido distinguido con ningún galardón en la Exposición de Bellas Artes de 1901.
—¿Cómo fue su construcción?
—Resultó innovadora, porque prescribió un material, entonces aún poco extendido, que iba a ser pionero en nuestro país con este uso: el hormigón armado, para fabricar la estructura de sus pisos, que aplicó aquí por primera vez en un teatro español y en un edificio civil, no industrial, así como en el forjado en voladizo, que sustenta el suelo de los palcos sobre la sala, con apenas doce centímetros de grosor y más de dos metros de vuelo, algo que hoy encuentran sorprendente incluso los profesionales de la arquitectura. Con ello pretendía, entre otras cosas, proteger al edificio frente al fuego, una de las lacras de los teatros de todos los tiempos, que dio al traste con muchos de ellos. Sin duda aquella prescripción fue un acierto.
—¿Y hoy se cumplen 125 años del inicio de aquellas obras?
—No, realmente las obras habían comenzado a mediados de mayo, tres meses antes. Lo que se conmemora hoy es la colocación de la primera piedra, el 5 de agosto de 1900, una ceremonia que los promotores del teatro llevaron a cabo para llamar la atención sobre el proyecto y atraer inversores que lo financiaran, es decir, accionistas que aportasen fondos a la sociedad del Teatro.
—¿Cómo fue la ceremonia?
—Fue un acto protocolario, con banda de música y todo, en el que actuó como madrina la marquesa de Avilés, María del Carmen González-Carvajal, esposa y prima carnal del avilesino Leopoldo González-Carvajal, marqués de Pinar del Río, figura destacada de la colonia asturiana en Cuba, que pretendían atraer. La idea fue del propio Claudio Luanco, quien aprovechó el veraneo en la ciudad del ilustre personaje con la evidente intención de adularlo y obtener su apoyo. Algo que logró, ya que suscribiría finalmente 20 acciones, por importe de 10.000 pesetas, que representaban el 5% del capital, la mayor participación dineraria.
—¿Qué otros personajes intervinieron en los actos?
—Claudio Luanco invitó a hablar al escritor Leopoldo Alas, 'Clarín', que se hallaba accidentalmente de visita en la ciudad. Y el alcalde de Avilés, el liberal Florentino Álvarez-Mesa, que advirtió de la importancia de contar con dinero para realizar aquel proyecto. Antonio María Valdés, 'Aneroyde', entonces redactor de 'El Diario de Avilés', leyó un poema en bable de José Benigno García, 'Marcos del Torniello'. Cerraría el acto el abogado Alberto Solís Pulido, secretario de la sociedad del Teatro, que leyó el acta suscrita por todos los mencionados, además del vocal de la junta José Galán González-Carvajal y el arquitecto Manuel del Busto, como autor del proyecto.
—En su opinión, ¿qué importancia tiene el coliseo?
—El teatro Palacio Valdés constituye un lujo para Avilés. Se ha convertido en un referente para los propios profesionales del sector por su programación y público, así como sede de estrenos, reconocido también recientemente por la Academia de Artes Escénicas con una Medalla de Oro. Esto, que resulta paradójico en una población industrial como la nuestra, contribuye a consolidar su nueva orientación turística, basada en un valioso patrimonio histórico, del cual forma parte el propio teatro. El odeón avilesino sufrió en estos 125 años muchos avatares, que superó finalmente con su expropiación por el Ayuntamiento y su excelente rehabilitación. Hoy, 125 años después de aquella ceremonia de colocación de su primera piedra, representa un orgullo para los avilesinos. Ojalá sigamos disfrutando de este lujo muchos años más.
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