El arte efímero baja a la mina
El jueves comienza el festival que pone a seis equipos de diseñadores a intervenir los espacios industriales de la región con el único ánimo de crear belleza y disfrute
Siempre ha estado ahí. Y se conserva en la memoria de unos pocos, en la fotografía, en periódicos y en libros. La arquitectura efímera tuvo su lugar como una forma de rendir pleitesía y recibir como merecían a las visitas institucionales, para actos oficiales y festejos populares, para ferias comerciales y de ocio, para albergar servicios públicos o concesiones temporales. Ahora se añade a esas finalidades en este siglo XXI una razón de peso absoluto: el puro amor al arte, el de ponerle aún más belleza al ingente patrimonio industrial que Asturias conserva. La arquitectura efímera se hace fuerte en los pozos mineros asturianos con el único ánimo de disfrutarla sin más, de mirarla, escudriñarla y admirar el arte que despliega.
El Festival d'Arquitectura, Cultura y Territoriu ECOS comienza el jueves con el ánimo de poner luz sobre el trabajo de los creadores locales y su particular minarada sobre esos entornos mineros. Seis estudios han sido invitados a crear en otros tanto lugares: los pozos Santa Bárbara, San José, Espinos, Fondón, Sotón y San Luis. ¿Y qué han hecho? Un agujero, un gusano, una pasarela, un jardín elevado.
La instalación del pozu San José la firma Space Popular, que son Lara Lesmes y Fredrik Hellberg. 'Furacu. The Hole Story' titulan una obra que recurre al concepto físico de los agujeros de gusano que aluden a túneles en el espacio-tiempo, que se alían a la perfección con lo que la mina fue. Representa su pieza una chimenea minera del revés y en su interior, se mira a lo desconocido.
Estar Esdudio se encarga de intervenir en el pozu Santa Bárbara y lo hace con 'Reonda', que plantea un recorrido por el espacio y crea en la explanada de carga de la mina una estructura de madera circular ligera pintada en color hulla que acoge una suerte de jardín elevado. Un banco circular permite bajo la estructura el descanso y la pura contemplación.
Lofácil (Carlos de Arquer y María Barrena) se encargan de la intervención en el pozu Espinos. Su título, 'El cuadro blanco' conduce a una instalación musical pero a algo más; es el cuadro de entibación pintado en blanco y el pabellón mirador bajo la escombrera del arquitecto astur japonés Key Portilla Kawamura. Se busca comunicar la memoria de lugar y para ello se recurre asimismo a los dispositivos electrónicos, puesto que también es posible la visita de un entorno virtual.
En Espinos trabaja también Salomé Wackernagel, que presenta 'Rurápolis Summerschool', que reflexiona sobre la despoblación rural. Es este un proyecto más amplio que programa un taller de construcción centrado en el uso de la madera y materiales reciclados en el pozo asturiano.
En el Fondón interviene el equipo creativo Arkous, con la instalación titulada 'Saurin Lagniam' (Saurin el de Langreo). Crea una estructura temporal transitable de diseño abstracto que simboliza el vínculado entre el arte contemporáneo y el legado del pasado.
El Sotón recibe, de la mano de Furii Studio, 'Funda. Del cuerpo al paisaje', que recurre a la envoltura de tela azul y naranja que permitía a los mineros bajar a las profundidades. Crean una funda arquitectónica del mismo material.
En el pozu San Luis, Laboratorio Biomimético ha ideado 'Biowalk', fusión –dicen– entre «movilidad, bioinspiración y arquitectura fotosintética», que es de facto una extraña construcción que simboliza la transición del uso de combustibles fósiles a los de fotosíntesis.
Pero en este tipo de proyectos, sobran las palabras. Lo mejor es pasearse por ese patrimonio industrial único y disfrutar del arte que está a punto de rebosar.