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Los asturianos Puño Dragón llenaron con su música la plaza del Parchís desde bien temprano.

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Los asturianos Puño Dragón llenaron con su música la plaza del Parchís desde bien temprano. E. C.

El arte se ilumina al caer la noche en Gijón

La Noche Blanca volvió a llenar museos y galerías con música, teatro, exposiciones y un nuevo éxito de público

Inés Barea

Gijón

Viernes, 26 de septiembre 2025, 22:33

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La noche gijonesa tiene siempre ganas de arte y este viernes la ciudad demostró estar a la altura de una programación, amplia y diversa, que ofrecía de manera gratuita y en numerosos espacios esta nueva edición de la Noche Blanca.

Había arte (museos y galerías abrieron sus puertas en un horario más amplio de lo habitual), había conferencias y también coloquios: en la galería Bea Villamarín, Manuel López abarrotó la sala desde bien temprano y en Aurora Vigil-Escalera hicieron lo propio los artistas Lisardo Menéndez y Tanadori Yamaguchi acompañados de Fernando Castro Flórez. Había talleres, como los de yoga y meditación que ofrecía Espacio Líquido y el de títeres, en Lasalita. Había pintura en directo en La Galería Escondida y, por supuesto, visitas comentadas en varias de las salas, como en ATM y Llamazares Galería, que pondría también el acento musical siguiendo el camino que los asturianos Puño Dragón habían iniciado en la plaza del Parchís y que continuaba Mento Hevia en la exposición 'Studiolo' del Antiguo Instituto.

Laboral Centro de Arte se había preparado para mostrar un universo distópico a través de lo audiovisual; el Museo Evaristo Valle inauguraba la muestra 'Circum', de Juan Antón; en la Ciudadela, el protagonista era el teatro japonés y en el Museo del Ferrocarril, antes del concierto de Tania Pereira, se pudo visitar el interior de algunos coches salones. Las artes escénicas llegaron hasta las Termas de Campo Valdés de la mano de O Nariz Teatro y en la Rula, Pablo Basagoiti hizo un recorrido por su exposición.

A eso de las nueve, cuando de sobra ya había caído el sol, un numeroso grupo de curiosos se arremolinaba en los alrededores de los escaparates de Múgica, donde Miguel Mingotes empezaba a realizar una intervención que se podía ver en directo desde la calle: una flor y una estrella quedaron allí como huella de una noche mágica. También a esa hora comenzaban los 'Secretos de alcoba' de Miss Beige en el Museo Casa Natal de Jovellanos y un poco más tarde, Marion Le Bihan Guiget jugaba con las formas de una gran tela en el Museo Nicanor Piñole. El fin de fiesta lo ponían, de vuelta en el Antiguo Instituto, Playback Maracas, que dieron con música la bienvenida a la madrugada.

Hubo mucho más y mucho más habrá por venir porque de nuevo, la Noche Blanca demostró que Gijón, a cualquier hora, tiene siempre ganas de arte.

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