Cirque du Soleil
Mathieu Hubener ejemplifica un caso muy común en el Cirque du Soleil, donde gimnastas aprenden a expresar, bailar y actuar para ser artistas
De la alta competición a la carpa. Ese es el viaje que muchos de los artistas del Cirque du Soleil que hoy estrena en ... Gijón hacen. Y es el que rubricó Mathieu Hubener, que hace el papel de Sr. Microcosmos y participa en Acro net, uno de los números más apabullantes de 'Kurios. Gabinete de curiosidades', que se desarrolla sobre una red de seguridad. «En 2009 hice una prueba para el circo y al año siguiente me llamaron para ir a Montreal, dejé la competición y empecé a trabajar para aprender a bailar, actuar, hacer acrobacias», cuenta sobre su proceso de transición en el cuartel general de la compañía en la ciudad canadiense. Advierte con claridad las diferencias entre los dos mundos: «En la competición siempre tienes que hacer las cosas perfectas, cuando trabajas en el plano artístico tienes que expresar», señala.
Es, en todo caso, una magnífica experiencia transitar ese camino de un lugar a otro. Se siente cómodo y feliz por mucho que tenga sus dificultades estar en escena en los diferentes números. En Gijón le veremos con otros seis aguerridos muchachos creando una insólita coreografía aérea: «La gran dificultad es que parece que es un trampolín, pero no funciona de forma individual, necesitas a los demás para poder saltar y eso nos obliga a ser precisos y estar muy sincronizados», cuenta. Da vida, asimismo, a uno de los personajes, Mister Microcosmos, que él mismo define como «una locomotora humana, un gran Obélix».
Es un trabajo en equipo el del circo, que es además una manera de ser y estar: «Lo bonito de esta forma de vida es que puedes viajar por todo el mundo y descubrir diferentes culturas, incluso dentro del circo, con personas de muchas nacionalidades, es un punto de encuentro», señala sobre las bellezas de la vida que impone actuar aquí y allá. Impone, asimismo, la separación de los suyos. Supone una distancia que en su caso no es grande porque viaja acompañado de su pareja y su bebé. «Tengo a mi pequeña familia conmigo y eso está muy bien».
No hay nervios en vísperas del estreno. El espectáculo está muy trabajado y el miedo está vencido. Pero sí hay ganas, porque vienen de Suiza e intuyen que el público español será cálido y especialmente agradecido. «La primera función siempre es una sorpresa, pero creemos que va a ser muy caliente», sostiene el artistas francés.
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