Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS

Francisco Narla, autor de 'El buen vasallo': «Busco las historias que nos hacen levantar una ceja»

Hace ya tiempo que Francisco Narla escribe un libro por año y el del 2024 huele a medievo, cuero, sangre, grasa, asedios y guerras. Se trata de una novela histórica titulada 'El buen vasallo' que ayer presentó en el Aula de Cultura de LA VOZ DE AVILÉS.

Comenzó su vida laboral como piloto de aviación y ya va por la décima obra. Ha logrado el éxito que le permite vivir de la literatura y apunta en dirección de la novela histórica. A través de ellas «busco las peculiaridades de la historia, las historias que nos hace levantar una ceja», manifestó.

«Estudié para piloto y empecé volando, pero ésta ya es mi décima novela y mi vida ha ido como una balanza, de manera que al principio volaba un cien por cien y los libros daban para poco, y ahora es al revés, ya apenas vuelo, no cruzo el Atlántico y los libros son mi mayor soporte económico, de lo cual me siento inmensamente agradecido a los lectores», manifestó.

Entre volar y escribir «hay más similitud de lo que parece porque todo trabajo pierde su carácter soñador e idílico una vez se pone en marcha, y sí que hay una parte de soñador y bohemio y de vida de mirar un poco más allá del horizonte, que se comparte entre la literatura y la aviación» comentó, porque «hay una parte bastante común en ambos mundos y a día de hoy el piloto sigue siendo alguien bastante soñador, con ansias de querer mirar más allá».

'El buen vasallo' trata sobre los últimos años de vida del Cid y de su hijo, dos personajes en los que ha querido profundizar. En su opinión, «la mayoría de las cosas que sabemos del Cid son mentira, porque nos ha llegado un peso enorme a través de la literatura, de la leyenda, y al final casi todo lo que creemos que es cierto no lo es. Para argumentar esto puso como ejemplo que «sus hijas se llamaban María y Cristina, no Elvira y Sol, y no fueron casadas con los infantes de Carrión, al contrario, casaron bien, y fue desterrado dos veces en vez de una, además de que no se llevaba bien con Alfonso VI».

El Cid «tuvo un hijo muy desconocido y quería explicar por qué se acaba alejando de su padre al final de su vida, porque sabemos poco y para mí, estas historias de enfrentamiento entre padre e hijo son muy poderosas, y es un motivo de la novela porque siempre busco esos elementos históricos, sobre algo que es familiar para descubrir un nuevo prisma, una nueva orientación».

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