«No me veo sin bailar, es mi forma de comunicarme»
La joven bailarina gijonesa Laura Martínez Fernández-Peña forma parte del elenco de 'El Rey León' en París, donde da vida a ocho personajes en el famoso musical
Lo tiene claro. «Para mi la danza es mi vida, no me veo en ningún momento sin poder bailar, porque para mí es comunicarme ... con mis movimientos, no soy una persona que le gusta transmitir lo que siento hablando, todo lo que hago es bailar y de eso vivo». Así define la gijonesa Laura Martínez el baile, el motor de su existencia. La joven de 21 años recuerda como, ya desde la guardería, los profesores la describían como «una chica que no paraba, que iba a bailar, que siempre me escapaba de clase y me iba a donde hubiese música». Cuando empezó infantil, supo que la escuela no iba a ser lo suyo. «Salí el primer día de allí y le dije a mi madre: 'Mamá, esto no es lo que quiero, aquí no se baila, no se canta y no me gusta estar sentada en una silla'». Fue en ese momento en el que comenzó la odisea familiar, buscando escuelas de danza por Gijón en las que aceptaran a una niña de tan solo dos años, algo excepcional.
Finalmente encontró un sitio donde asumieron el reto, la Academia Candilejas, un lugar que Laura solo puede describir como «mi segunda casa, es una familia ya». Entre las paredes de la academia la pequeña de dos años creció y se convirtió en la virtuosa profesional que actualmente es, aprendiendo hip-hop, salsa, ballet e incluso claqué, siendo «la única niña de Asturias que hizo claqué», explica todavía orgullosa. Además de estos numerosos estilos, también consiguió la titulación más alta de la Royal Academy of Dance y descubrió de mano de Nuria, su profesora, que «el ballet no es sentirte tenso y agarrotado, es divertirte, es sentir cada movimiento que haces con tu cuerpo».
Un talento como el suyo llamó pronto la atención, haciendo que se emancipara en plena adolescencia: «Me fui de casa con 15 años, no tuve mucho problema con ello porque soy una persona muy independiente, así que en ese aspecto me pude defender bastante bien». Abandonando España pero no la Península, su primer destino fue el Conservatorio Internacional de Ballet y Danza Anarella Sanchez en Leiria, Portugal, donde Laura perfeccionó su arte durante dos años.
La joven prodigio de la danza se independizó a los 15 años para irse a Portugal y sueña con bailar en Estados Unidos
A los 17 consiguió una prestigiosa beca para estudiar durante tres años en Acosta Danza, en La Habana, un sueño para la joven, amante de la Escuela Cubana de Ballet. Allí pudo aprender en un breve espacio de tiempo «tanto metodología cubana como otros estilos, aprendí técnica cubana, afrocubano, salsa...», ya que su estancia se vio truncada con la repentina llegada de la pandemia, la cual le obligó a volver a casa. A pesar de ese chasco, Laura lo recuerda como una experiencia maravillosa.
Tras su vuelta a España, ingresó en el PAR (Programa de Alto Rendimiento) de Danza de Tarrasa, con el que estuvo de gira por todo el país. Y es que tras todas esas becas y logros hay muchísimas horas de trabajo, desde las dos horas a la semana con las que empezó en la Academia Candilejas, pasando por las 14 horas diarias de ensayos y clases en Portugal, a las 11 horas en Cuba. Hasta llegar al PER, donde ensayaba entre 8 y 9 horas cada día.
Finalmente, y tras haber pasado un tiempo de su audición para 'El Rey León', recibió la tan deseada llamada con dos grandes noticias: una, que la habían elegido; y dos, que iba a trabajar en París. Actuar en la capital francesa es un hito en su carrera que nunca pensó que podría ocurrir, ya que en un primer lugar pensaba que el puesto era para la producción madrileña. «Nunca me imaginé irme a París a vivir, en mi vida me imaginé yendo allí a vivir y menos a un musical de ese nivel». Y es que 'El Rey León' se ha convertido, desde su estreno en 1997, en uno de los espectáculos más importantes de cualquier teatro en el que se estrene.
En la famosa producción, Laura tiene la friolera de ocho papeles diferentes, «en el inicio hago de cebra, luego hacemos la parte en la que Simba va con su padre de viaje, luego de leona, hacemos una parte africana, de hienas también, luego la estampida cuando muere Mufasa...», cuenta. Y es que con tantos roles, estar en el escenario es un constante estrés de «pon traje, quita traje, es una locura, cuando estás allí piensas 'es que el espectáculo tendría que ser lo que hay detrás de lo que ve el público realmente, porque es quitar el traje en un minuto, hasta el maquillaje...'», en resumidas cuentas, es «genial, no tengo palabras, es impresionante».
Laura es realista y sabe que «el mundo nunca sabes lo que te puede traer, por ejemplo me trajo esto cuando realmente no era lo que estaba buscando en ese momento», pero su sueño es «irme a Estados Unidos, tengo como mis objetivos el Ballet Hispánico y Alvin Ailey, que son mi top en este mundo», unas miras altas pero puestas con la seguridad de una artista cuyo palmarés es testigo de su talento.
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