«La influencia de las redes sociales está acabando con el sentido del humor»
El Jovellanos acoge hoy y mañana el inicio de la gira de 'Ser o no ser', una comedia trepidante a partir de la película de Lubitsch ambientada en la época del nazismo
M. F. ANTUÑA
GIJÓN.
Viernes, 19 de agosto 2022, 00:28
En marzo se estrenó en el Palacio Valdés de Avilés, luego se fue a Madrid y ahora 'Ser o no ser', versión teatral de la ... magistral comedia de Lubitsch ambientada en los tiempos del nazismo, inicia en Gijón (hoy y mañana, 20.30 horas) gira por España. Juan Echanove dirige y protagoniza esta comedia trepidante en la que se mete en la piel de Josep Tura, actor de una compañía teatral que acabará metida en un lío descomunal. Le acompañan en escena, en esta obra coral con dramaturgia de Bernardo Sánchez, Lucía Quintana, Ángel Burgos, Gabriel Garbisu, David Pinilla, Eugenio Villota y Nicolás Illoro.
-¿Hasta que punto le hace feliz hacer reír a la gente?
-Es una droga que una vez probada ya es muy difícil de dejar. Que el público lo pase bien es una sensación de plenitud como pocas.
-¿Le gusta más hacer reír que reír usted?
-Ambas por igual. A mí me gusta mucho hacer la función y ver funciones donde me hagan reír, pero ver que algo que tú has puesto en el escenario tiene una respuesta de participación como la que se produce en 'Ser o no ser' es increíble. Yo suponía que iba a ocurrir, pero después de cien funciones estoy encantado.
-¿Es fácil hacerle reír a usted?
-Sí, sí, sí. A mí me das dos vinos y ya me pongo como unas castañuelas. Me gusta reírme, me gusta participar, me gusta vivir.
-¿Y qué no le hace ninguna gracia?
-El mundo en el que vivo cada vez menos. Pero es que el mundo en que uno vive no te puede robar la vida. A mí me gustaría que fuera de otra manera y bastante mejor, pero es el que me ha tocado. Creo en el ser humano y como tengo oportunidad de contactar con la gente común, con la gente de la calle y lo hago diariamente gracias a mi trabajo, me muevo dentro del optimismo.
-¿Todo vale en la comedia? ¿Hay que saber reírse hasta de lo que no tiene ninguna gracia?
-Yo creo que los límites de la comedia son los que definen los límites de la personalidad del que ejecuta la comedia. No tiene límites, como no los tiene el drama, pero creo que en la delicadeza, en la sugerencia y, sobre todo en el teatro, en dejar que el público sea el que haga el trabajo, está el estilo de cada uno. Y todos tendemos a lo largo de nuestras carreras a perfeccionar un estilo, porque nos gusta hacer nuestro trabajo con esa personalidad y la comedia es un vehículo maravilloso para conseguir esos objetivos.
-¿La corrección política acabará con el humor?
-Lo políticamente correcto no, la influencia de las redes sociales está acabando con el sentido del humor porque todo el mundo vive pendiente de qué se ha dicho y qué se dirá. Eso es comedia barata, instantánea, cuando se hace comedia a golpe de tuit no dura nada. No creo en eso, aunque participe mínimamente no soy ajeno a ese mundo y soy partidario de emplear la tecnología para el progreso y no darle todo el progreso a la tecnología.
-¿Cómo se lleva una película mítica como esta al teatro?
-Siempre trabajo de la misma manera: cuando percibo una idea primero hablo con mi hermano del alma Bernardo Sánchez Salas, y nos ponemos a trabajar en la adaptación y la dramaturgia, y luego acudes a los productores con algo que tiene que estar muy hecho, muy asegurado, ser muy real, muy con los pies en el suelo. Luego hay que pensar en el elenco, pero en este caso era el de 'La fiesta del chivo', porque uno de los objetivos era que siguiéramos trabajando juntos, porque yo creo mucho en las compañías de repertorio. Tú no le puedes pedir a un equipo de fútbol que sea bueno el primer año, pero si hacemos dos o tres montajes, entonces ya trabajaremos muy bien y haremos cosas incluso por encima de nuestro nivel.
-¿Es difícil afrontar una trama de guerra en tiempos de guerra?
-Cuando presentamos el proyecto, mi preocupación era cómo convenzo yo a esta gente de que en este mundo en el que vivimos Hitler existe y que la situación que cuenta la función es real. Ríanse de ella, pero es real. Y cuando empezamos a ensayar, Putin invade Ucrania. Tendré mucho cuidado con lo próximo que elija no vaya a ser una adaptación de 'Mars Attacks' o algo así. No sé qué pasa que pienso en una idea y se materializa.
-De Avilés a Gijón hay 30 kilómetros, pero ¿qué más hay de la función del estreno a la de hoy?
-En Gijón se va a ver una función que se ha hecho más de cien veces. Así como Avilés acogió el estreno mundial, Gijón acoge el comienzo de la gira. Yo no sé si es casualidad o no, pero si cerráramos en Oviedo sería increíble. El nivel de aceptación en Asturias de todo lo que yo he hecho en mi vida es maravilloso. Me siento aquí como en casa y no lo digo para ganarme la plaza.
-Es el director y el protagonista. ¿Sigue dirigiendo la obra 100 funciones después?
-Intento no hacerlo, pero tengo que reconocer que hay veces que sí. La función no la veo, bastante tengo con actuar, pero la oigo y realmente por el tono de voz, por lo que dura una pausa, sé si estamos bien o no. Y es maravilloso, pero en el momento que salgo yo a escena sí hay algo que permanece alerta. Pero esto es comedia, es hacer vuelo acrobático, cama elástica, de todo. Es muy vibrante.
-Debe acabar agotado.
-Absolutamente. Después de acabar la función lo que más necesito primero es una ducha y lo siguiente, una cerveza helada. Tengo la sensación de haber atravesado el desierto.
-Lola Herrera dice que hay que llevar el teatro a domicilio.
-Sí, sí, hay que girar. Hacer todo un proyecto de teatro para estar en Madrid dos meses no me llena.
-Y girar sin mascarilla.
-Es maravilloso. Los que hemos tenido la suerte de haber podido girar, todavía recordamos esos teatros con el público separado pero que no dejó de venir. En mí hay un enorme agradecimiento.
-¿A usted le gusta el viaje de acá para allá o le cansa?
-Esta vida de titiritero está muy bien y todavía aguanto, pero tengo 61 años y el día que dé muestras de que esté cansado, pues no lo hago. Todo lo que he hecho lo lo he girado, así por lo menos me he dado la vuelta a España más de diez veces.
-¿Y qué le queda?
-He hecho de todo. Estoy fascinado con la labor del director de escena, que es algo que me tengo que currar como mi carrera de actor, poco a poco, peldaño a peldaño y dando lo mejor.
-Solo le falta la ópera.
-Voy a hacer zarzuela, 'Pan y toros', que el año que viene estará en Oviedo. Es un género que se asemeja mucho a la ópera a nivel de creación en la puesta en escena. Poder mover un equipo tan grande es una pasada y que depositen en ti esa confianza es algo importante.
-Pues definitivamente le falta solo la serie de Netflix.
-Cuando hicimos la segunda parte de 'Turno de oficio' dirigí cinco capítulos...
-¿Y le apetecería ahora que están tan de moda las series?
-Sí, sí, claro que sí, me gustaría muchísimo. Me gusta mucho dirigir porque soy muy disciplinado cuando me dirigen y me gusta ser bien dirigido.
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