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Reconozco sentir una querencia especial por estos libros antiguos, porque entiendo que conforman los fundamentos de la literatura y porque en ellos encuentro descripciones y ... formas de narrar que suelo suponer más actuales.
Siempre me ocurre, desde 'La Odisea', de Homero, o 'El asno de oro', de Apuleyo, hasta las obras que recientemente comenté, como 'Jerusalén liberada', de Torquato Tasso o 'La muerte de Arturo', de Thomas Malory. Sumergirse en la lectura de estas obras te ofrece una experiencia tan inusual como asombrosa, una vivencia en la que afloran, sin contemplaciones, sonoridades atávicas, imágenes que son a la vez pretéritas y cercanas y un cúmulo de agradecidos aromas fantásticos.
'El duque Ernesto' fue una obra muy popular en la Edad Media, cuando estos textos eran leídos de manera colectiva y entretenían y asombraban por sus contenidos relacionados con las aventuras heroicas y los ambientes sobrenaturales o exóticos.
La historia fue escrita inicialmente en verso y narra las aventuras de un duque bávaro, huérfano de padre y cuya madre se casa con el emperador. Un entramado de envidias y traiciones lleva a la enemistad del emperador con el duque, quien se ve obligado a abandonar sus tierras con sus más fieles caballeros.
En este éxodo o deambular aventurero por territorios desconocidos se centra la narración. El héroe Ernesto posee todas las características que de él esperan quienes leen o escuchan las historias contadas de nunca jamás, y es valiente, atrevido, elegante, noble e ingenioso, como lo fueron todos los héroes desde Ulises hasta la llegada del antihéroe por excelencia, don Alonso Quijano. Pero es preciso destacar que este héroe bávaro no lo es completamente al uso de aquel tiempo y de las novelas de caballería, pues es un hombre con zonas oscuras, con remordimientos, culpabilidades y necesidad de perdón, y es, además, un hombre culto y cortés.
Y no podía faltar al lado del valeroso paladín el fiel compañero, preludio de otros famosos acompañantes posteriores, que aportará a los comportamientos impulsivos del héroe algo de prudencia y de cordura. Se trata del conde Wetzel. Destaco, sobremanera, el interés del anónimo autor en contrastar la cultura imperante, de quien son portadores el duque y sus caballeros, con otras culturas, otras formas de ser, de pensar y de actuar que se van encontrando en su azaroso y arduo cabalgar por geografías fantásticas.
'El duque Ernesto' es una obra relevante con un protagonista de cierta complejidad moral y emocional, una novela que los amantes de la literatura, y, sobre todo, los escritores, deberían leer para comprender cómo se han ido componiendo nuestros equipajes literarios. La editorial Siruela nos presenta una edición muy cuidada de este libro inmortal, con traducción y una estimable introducción de la filóloga ceutí Almudena Otero.
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