La biblioteca del Museo del Ferrocarril aumenta en un 20%

Javier Aranguren Castro (Madrid, 1944-2013), economista y censor jurado, desarrolló una gran labor de difusión de la historia ferroviaria española a través de publicaciones por él firmadas y compuso una enorme biblioteca ferroviaria, que se cuenta entre las mejores de España, y que su familia ha decidido donar al museo del que era colaborador habitual. Son en torno a tres mil los volúmenes de esta biblioteca que incluye joyas imprescindibles para los estudiosos del ferrocarril. Por ejemplo, la documentación en la que están todos los horarios de todos los trenes que circularon por España entre 1938 y 1982. Esa es, el 'Horario guía' al completo, una de las piezas más importantes de un legado que requirió más de 50 cajas para su traslado desde Madrid y que se halla ya en las instalaciones del museo.

Allí se dieron cita amantes del universo ferroviario para aplaudir el gesto de la familia y escuchar y ver en proyecciones el valor del regalo. Una imagen de un sonriente Javier Aranguren presidió un acto que arrancó con retraso y que entró al detalle del grueso de la colección sin olvidar el carácter afable y generoso de quien la creó. Son 1.185 libros, 136 tomos de horarios guía, lo que significa más de 400 números, 96 tomos de revistas.... Y más. Muchísimo más. De 1853 es el más antiguo de los documentos, que permiten a los amantes del tren adentrarse en todos los ámbitos habidos y por haber. Un álbum de locomotoras, colecciones de publicaciones como 'Trenes' o la 'Revista de Obras públicas', una memoria de los ferrocarriles de Marruecos, catálogos con material de construcción de diferentes empresas del mundo, fondos cartográficos valiosísimos, documentación de compañías como MZA o Caminos de Hierro del Norte de España, perfiles de líneas ferroviarias, libros escritos en inglés, francés, ruso, alemán o sueco, boletines de la Asociación de Amigos del Ferrocarril, itinerarios de viajes... Es inmensa en cantidad y en calidad la donación recibida, que ayer Javier Fernández agradecía recordando con cariño infinito la figura de Javier Aranguren: «Es difícil encontrar una foto suya en la que no esté sonriendo. Era una de esas personas de las que nunca jamás se oye a nadie hablar mal». Y atesoró una biblioteca «excepcional» y única en España en manos privadas que ahora pasa a manos públicas.