Carlos Rubiera: «Este trabajo ye la obra de mi vida»
Carlos Rubiera Cantante, publica '30 Asturianaes' ·
El gijonés concluye la trilogía que en la que lleva trabajando 20 años, un libro y tres CDs que ya pueden conseguirse a través de ELCOMERCIOEntre que cuidaba su rebaño de oveya xalda, con varias preñadas, y elaboraba sidra casera, Carlos Rubiera (Gijón, 1956) tenía muy presente que el tiempo acecha y se agarra a la voz y ya no la suelta, así que debía darse prisa para concluir su obra monumental. «De momento, funciono bien, pero todo va a ir a menos, así que no podía dejalo 'sine die'. Quería hacelo ya». Ylo ha conseguido:el cantante acaba de poner punto final a 'Asturianaes III', la grabación recién alumbrada que cierra una trilogía iniciada en 2007 y que ahora se presenta, al fin completa, en una cuidada edición compuesta por un libro y tres CDs en los que Rubiera se ha rodeado de grandes figuras de la música asturiana actual y que ya puede conseguirse a través de EL COMERCIO aquí.
–Háblenos de esta obra.
–Físicamente, es un libro y tres CDs con '30 Asturianaes'. Un poco menos de la mitad del repertorio son asturianaes clásiques, revisadas por mí en cuanto a la letra y la instrumentación, muy llevadas al terreno de la música culta, del lied. Y, después, hay algo más de la mitad del repertorio que son composiciones mías, algunas llevadas más al terreno del nuevo folk y otras también en una línea totalmente clásica.
–¿Y, creativamente, qué supone para usted este parto?
–Este trabajo ye la obra de mi vida, un proyecto en el que llevo trabajando veinte años, porque ya me interesé por la asturianada haz mucho tiempu y me atreví a grabar en el 89 'Tengo de subir al puertu'. La pieza, en concepto, quedó perfecta, pero mi voz, de aquella, era la voz de un cantautor. Yo cantaba como Dios me daba a entender. Con una voz chiquitina, muy estrecha, y que siempre iba buscando la parte aguda. Era lo que sabía hacer. No había estudiado canto todavía y me daba cuenta de que la mi voz no daba pa cantar asturianada, que requiere una voz muy potente, con unes cualidades de impostación y redondez que yo no tenía. Yo de aquella cantaba atenorao. Hasta que estudié seis años canto con el maestro Ramón Alonso y me sacó la voz de barítono lírico. Y, cuando empecé a tener esa voz, a partir del tercer añu, sí que me empecé a poder enfrentar a la asturianada de verdad y con otra solvencia.
–¿La asturianada va a menos?
–La asturianada está reducida a un cierto gueto. Ye un cante que quedó un poquitín en unos ambientes reducidos, que no está digamos en el mundo moderno, donde circulen otros tipos de músiques. Tien un público muy fiel, no tan poco numeroso como se podría pensar, sino relativamente ampliu. Y, en ese sentido, está muy viva. Lo que sí ye verdad es que quizá estaba algo anquilosada en los concursos de tonada, en los que los cantantes están un poco obligados a seguir a los grandes clásicos de la tonada de principios de siglo.
–Aunque también hay quien viene innovando. Ahí tiene, por ejemplo, a Rodrigo Cuevas.
–Son intentos de retomar la música tradicional y hacela de otra manera, pero, si trabajes una asturianada tradicional y la lleves a un punto con mucha influencia de estilos musicales modernos, corres el riesgo de sacarla completamente de contexto, de que se pierda la esencia y de desvincularla de la raíz.
–Y entonces los puristas se te echan encima...
–Y, probablemente, con razón. Entonces, hay que buscar ese equilibrio. Yo, en realidad, lo que hice fue llevala a un terreno que ya habíen trabajado los grandes maestros del siglo pasado, que ye la música de concierto o la música culta, en la línea del lead, de la canción lírica clásica.
–¿Usted qué escucha?
–Haz muchos años que cerré la ventana. Yo no quiero escuchar música habitualmente como la gente que esta trabayando y pon música. Porque la cabeza, al final, ye como una hormigonera, y lo que eches allá acaba saliendo en tu propia obra. Entonces, procuro oír muy poco. Solo aquello que me interesa. En mi casa jamás tengo la radio puesta, no tengo tele a propósito, y, por lo tanto, no me pueden bombardear, y, cuando voy a un supermercado y tengo allí esi bombardeo de música, por cierto muy mala, extranjera, procuro poner unos tapones en los oídos pa que me allorie lo menos posible. Lo que me alimenta a mí, en realidad, ye el silencio.
–En su trilogía se alimenta también de la crème de la crème de la música asturiana.
–La verdad es que estoy enormemente agradecido a todo el elenco de músicos que colaboraron con estos tres CDs, que es totalmente extraordinario. Son, en total, veintiséis y hay nombres tan destacados como los de José Ángel Hevia a la gaita; su hermana María José, una percusionista espléndida; el maestro gaiteru Xuacu Amieva; Mariluz Cristóbal cantando también; Javi Tejedor, un acordeonista excepcional; Diego Pangua; Flavio Rodríguez Benito; el gaitero y musicólogo Llorián García Flores; una voz cántabra maravillosa que ye la de Almudena López; el cantautor Rafa Lorenzo;los pianistas Gabino Antuña y Óscar Camacho; la Coral Villa Blanca de Luarca... Bueno, hay que velo.
«Cascos supo engañanos»
–Y, todo, con un paréntesis para asumir la Concejalía de Cultura gijonesa con Foro. ¿Qué pensó cuando supo lo que se supo después de Álvarez-Cascos?
–Esa parte final de la aparición del pícaro detrás de lo que parecía un hombre de Estado y un intelectual me hizo casi reír. No deja de ser triste, porque muchos miles de asturianos habían creído en su propuesta. Evidentemente, tontu no ye y lo hizo muy bien. Supo engañanos con un discurso que parecía creíble y muy razonable. Pero bueno, a mí ya me cogió un poco a toro pasado y no lo viví desde dentro. Ye un episodio muy triste, supongo, para los que siguieron ahí, creyendo en el proyecto. Para Carmen Moriyón y su equipo...
–Abandonó temporalmente su plaza como docente para trabajar a tres turnos. ¿Arrepentido?
–No hay que arrepentise. En todo caso, sacar enseñances. Fueron años muy duros pa mí desde el punto de vista intelectual y hasta físico. Trabajé muchísimo. Pero fue una experiencia que me enriqueció también como persona y entiendo que sería bueno que todos los ciudadanos pasasen por ella igual que se pasa por la presidencia de la comunidad de vecinos. Yo lo entendí siempre así: como una especie de acto de servicio durante un periodo.
–Pero tuvo tiempo para meterse en el todos los charcos:FICX, Jovellanos, Arco Atlántico...
–¡Buf! Porque había muches coses que no estaben en su sitiu y que había que enderezar. Y algunes de elles, obviamente, se enderezaron. El casu del Jovellanos ye clarísimu. El Arcu Atlánticu yo lo puse a disposición de la ciudad. No hice como hicieron otros, registrar la marca a mi nombre o a nombre de una asociación privada, sino que ye una marca registrada a nombre del Ayuntamiento de Xixón. Que sus actuales responsables hayan prescindido de él son ellos los que lo tienen que explicar. Pero yo te diría, como Umbral, que he venido a hablar de mi libro (Ríe).