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El director de orquesta Pablo Heras-Casado, ayer, en Madrid. Carlos Álvarez / Getty
«Eliminar la música del sistema educativo sería una aberración»

«Eliminar la música del sistema educativo sería una aberración»

Pablo Heras-Casado - Director de orquesta ·

El maestro se pondrá al frente de la Orquesta Sinfónica de Madrid para dirigir en el Teatro Real un concierto solidario para Ayuda en Acción

Álvaro Soto

Madrid

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Martes, 20 de marzo 2018, 02:00

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-Ahora que está en lo más alto, ¿cómo recuerda sus inicios?

-Fue de una manera espontánea, nada de grandes estudios o de ser un niño prodigio. Mi familia es sencilla, pero de valores muy sólidos, y me dieron la oportunidad de estudiar. En ese entorno fui entrando en la música.

-¿Es más difícil ser director de música en España?

-En algún sentido, sí, porque nuestro instrumento es la orquesta y hace 30 años, cuando yo empecé, no había. En Alemania o Austria, por ejemplo, hay orquestas en todos los pueblos, y es más sencillo. También es verdad que ahora, con internet, un joven aspirante a director puede acceder a grabaciones y vídeos, y da igual donde esté.

-¿Falta formación musical en España?

-Hace falta divulgación y que la música clásica, la ópera o las artes escénicas tenga un prestigio social como el que han alcanzado los actores, los diseñadores o los chefs. Y eso hay que lograrlo en la escuela. Cuando escucho que quieren quitar la música de los planes educativos pienso que es una aberración porque la música debe formar parte del desarrollo personal de cualquier niño. En Suiza incluso su enseñanza está incluida en la Constitución.

-¿Qué le parece la música comercial?

-A mí me gusta la música que no sigue el dictado comercial, tanto en la clásica como en la moderna. El reguetón me parece una basura que no aporta ningún tipo de valor positivo. Es machista, muestra una visión de la relación de pareja cavernícola y que esa sea la única música que escucha mucha gente es una locura.

-Usted ha dirigido las orquestas más importantes del mundo. ¿En qué piensa cuando está subido en el podio?

-Es una labor que combina razón, pasión y emoción. También hay una parte de cálculo, aunque en el momento del concierto uno debe hacer sentir al público que ese momento es irrepetible.

-¿Y qué impacto tiene el director en una orquesta?

-Decir que si desaparecieran sonaría igual es como decir que todo iría mejor si no hubiera políticos. Hace falta alguien que rija, que coordine y que cohesione. Puede ser que Mozart o Beethoven puedan sonar sin director, pero en el repertorio orquestal de los siglos XIX y XX eso es imposible. Tiene que haber alguien que decida y que dé identidad, y para eso se necesitan muchos años de vuelo.

-¿La gestión de egos en una orquesta es tan difícil como dice la leyenda?

-Hay que ser generoso y dar a cada uno su espacio. Una orquesta no puede ser una lucha para ver quién puede más, sino que se debe buscar el diálogo y el entendimiento.

-¿Qué le parece una posible fusión entre el Teatro Real y el Teatro de la Zarzuela?

-Habrá que verlo con detalle, pero creo que sumar esfuerzos es importante en un país en el que siempre hay muchos conflictos y cada uno quiere remar por su cuenta. Me falta información, pero a priori, podría ser bueno para el Real, para el Teatro de la Zarzuela y también para la zarzuela como género.

-¿Qué tiene Granada para dar tantos músicos y de tantos estilos?

-Con Granada soy como un padre con sus hijos, todo es bueno. Su historia, su recorrido cultural e histórico y su ubicación, entre el Mediterráneo y Sierra Nevada, no lo tiene ninguna otra ciudad. Y todo eso cala en la gente.

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