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La taquilla habla por sí sola. Desde hace varios días, no hay localidades para ninguna de las dos funciones de 'La corte de Faraón'. Es ... evidente que, al menos en algunos títulos de la Temporada de Zarzuela, la tercera función es un clamor. Ayer, con un éxito total de público, volvió a representarse en Oviedo la coproducción del Arriaga, el Campoamor y los Teatros del Canal, la nueva versión, ya escenificada en Oviedo en el 2012, de 'La corte de Faraón'. Una zarzuela de Vicento Lleó que fusiona el vals vienés con el cuplé picante y la parodia operística con el género chico. El libreto original de Guillermo Perrín y el gijonés Vicente Palacios, ingenioso y lleno de dobles sentidos, hoy día sería transgresor por su machismo impenitente. Tal vez por eso ha sido censurado y transformado en esta versión de Emilio Sagi y Enrique Viana, políticamente correcta dentro de los parámetros del 'gay power'.
El director de escena Emilio Sagi, sobre escenografía de Daniel Bianco, nos presenta una corte de Faraón algo kitsch, con muchos dorados, jóvenes que parecen un anuncio de 'Abanderado' y un cambio notable de textos. Salvo las 'morcillas' de Viana, muy ingeniosas, los textos solo alargan lo que debería ser corto.
Pese a su aparente levedad musical, la corte de Faraón es una composición compleja y variada. El director Néstor Bayona, al frente de Oviedo Filarmonía, lleva la partitura con fluidez y cierta gracia. Sin duda fue una buena dirección, con una correcta actuación la de la Capilla Polifónica Ciudad de Oviedo.
El coro de 'boys' sustituye a las bailarinas, lucen músculos y tabletas, calzoncillo y camiseta. De los protagonistas, comenzamos con el tenor Enrique Viana, que interpreta a Sul, la babilonia o el babilonio con el que se alarga la obra. Viana, en clave 'drag queen' canta y hace cantar al público el famoso cuplé cuyo estribillo dice «Ay ba, ay ba, ay babilonio que mareas…» popularizado en los años 60 por Mary Santper. Tiene mucho mérito meterse a un público al principio algo frío en el bolsillo y Viana lo consiguió.
Del resto del elenco, Jorge Rodríguez -Norton interpreta con presencia y voz la figura de José. María Rey-Joly es una Lota algo sobreactuada y a la que no le acompañó la voz. Ramiro Maturana interpreta a un buen Putifar con discreción y mesura. Enric Martínez Castigliani y Milagros Martín, correctos en los papeles de Faraón y Reina. Muy simpático el garrotín que se marca Castigliani. Serena Pérez, María Heras y Ana Nebot forman el trío de las viudas de Tebas, con una letra que no tiene esa garra gamberra y machista del original. Son viudas empoderadas.
Y entre los otros secundarios, destacamos a Abraham García, como el Gran Sacerdote, con una buena voz de barítono. Y a Anya Pinto, en el papel de Raquel, que interpreta uno de los cantábiles más hermosos de la obra.
Como conclusión es innegable que el público salió contento y se divirtió, pero también que estas ampliaciones del género chico no siempre dan un buen resultado. Ayer salvó la situación Enrique Viana, que es un excelente 'showman' y un buen cantante.
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