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Un buen ambiente y una animada atmósfera con ritmos para todos los gustos o referencias generacionales era lo que se respiraba al mediodía en la ... habitual sesión al aire libre del LEV en el Muséu Pueblu d'Asturies. El tiempo acompañaba con una agradable temperatura, algo de sol y cuatro gotas que caerían en el paso hacia la sobremesa, tan suaves que apenas perturbaron las ganas de disfrutar en el prau en torno al escenario del Tendayu.
El fuego lo rompía la uruguaya Lila Tirando a Violeta con su mezclas experimentales llenas de sonidos recogidos en sus grabaciones de campo por distintos lugares latinoamericanos y la seguía Kabeaushé, todo un festival en sí de vibraciones y energías a cada cual más sorprendente, tanto como los giros radicales que iría imprimiendo durante su actuación. Y el cierre, a la altura de lo que se esperaba de un nombre como el de Jailed Jamie (Aka Sygaze), el proyecto underground de Jaime Tellado, que pudo un demorado y provechoso broche a la romería electrónica del Pueblu d'Asturies.
Entre quienes disfrutaban de la fiesta, habituales del LEV, como los madrileños Coque Iturriaga, Eva Fernández y Mari Tere Méndez. «Nos gusta porque es un festival distinto a todos, no es solo la música, también los audiovisuales y traen gente que, por experiencia, sabemos que dentro de unos años van a ser muy grandes. Los programadores tienen mucho olfato, el gusto musical del festival es buenísimo, y los lugares, estupendos, tanto los exteriores como los nocturnos. Y además no es gigantesco, no te abruma la cantidad de gente», elogiaban.
Otros amigos, Manuel Uría, Jesús Basoredo, Uzzu Puddy y Honorino Suárez, de distintos puntos de Asturias, acudían una edición más a un evento del que aseguraban lo que más les llama es «la música lo primero y el ambiente, desde luego, la pena es que no haya más festivales de electrónica en la región». Y en cuanto a los planes que albergaban para la cita aunque reconocían que «ya no llueve como llovía y el tardeo es el futuro, la psicodelia nos pierde y esto no es como empieza sino como acaba», afirmaban divertidos, mientras ponderaban, más serios que «lo de hoy presta, ver a guajes por aquí y que les inculquen este tipo de música fuera de los cauces habituales, para que sepan que no todo es reguetón».
La apuesta por actividades adecuadas al público familar también lo destacaban otras veteranas del LEV como Karen Ecoutre y Ángeles López. «Está genial que haya sesiones diurnas además de las de noche para compartir en familia y con los amigos el tipo de música que nos gusta». Y de la identidad del festival apuntaban que «es asequible y abordable en todos los sentidos, con artistas muy diferentes cada año y pensando en públicos muy variados. Esperemos que siga así y no cambie en el futuro».
Alrededor del Tendayu, la armonía y el buen rollo seguían al ritmo del directo más actual. Y durante la noche, llegaron los directos al Teatro de la Laboral y la Nave del Centro de Arte.
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