Por los caminos de Schubert
Nuno Coelho y el excelente violonchelista Nicolás Altstaedt inauguran en el Teatro Jovellanos de Gijón la temporada de abono de la OSPA
Bajo la dirección de Nuno Coelho se abrió ayer la Temporada 2025-2026 de la Orquesta Sinfónica del Principado de Asturias (OSPA) en el ... Teatro Jovellanos de Gijón. Programa muy atractivo, compuesto por el 'Concierto para violonchelo y orquesta' de William Walton, compositor inglés del siglo XX y, junto con Britten, una de las cabezas visibles del renacimiento musical británico, y la 'Novena Sinfonía en do mayor' apodada 'La grande', de Franz Schubert. Este concierto inaugural contó con numerosos asistentes, entre los que se encontraba la consejera de Cultura, Vanessa Gutiérrez. Prácticamente el entresuelo estaba completo y el patio de butacas tendría una ocupación de tres cuartas partes.
Al violonchelista francoalemán Nicolás Altstaedt le hemos escuchado en Asturias como violonchelista y director de Oviedo Filarmonía interpretando a Shostakovich y Elgar. Es un músico de una técnica esmerada, pero sobre todo un alto sentido de la expresión, con la que abordó el difícil concierto de Walton. Esta obra está escrita en un lenguaje tonal muy abierto y cromático, pero de una gran fuerza y tensión que enfrenta al violonchelo y la orquesta a lo largo de tres movimientos continuos. La versión de Altstaedt fue intensa, muy expresiva y poética. El concierto, muy singular en su construcción, tiene pasajes rítmicos que recuerdan a Stravinski y unos compases melódicos muy reiterativos enunciados por el solista y que se traspasan a la orquesta. Sonoridad orquestal casi camerística, con timbres muy individualizados. El concierto fue muy aplaudido y tras él, el violonchelista interpretó como propina 'La Sarabanda' de la 'Suite nº1', de Bach. Este gran músico, tal como dijo el director Nuno Coelho, será durante dos años residente de la OSPA. Sin duda una buena elección.
En la segunda parte, Nuno Coelho dirigió a la OSPA en la 'Novena' de Schubert, grande por sus dimensiones, pero sobre todo por su riqueza creadora. En esta sinfonía, estrenada once años después de la muerte del compositor, confluyen esas constantes simbólicas de la música de Schubert, como son la idea del caminante, en el canto del oboe en el segundo movimiento, la vitalidad impregnada de cierta nostalgia, y la modulante belleza armónica y melódica. En la concepción de Coelho está la idea del caminante, del viajero, muy grata a Schubert y que el director comentó en una breve presentación. Fue una interpretación de una riquísima poesía y lirismo, muy contrastante en dinámicas y muy sugerente en esa variabilidad emocional por la que se pasa de la alegría desenfrenada a una melancolía con atisbos de tragedia y, sobre todo, muy bien cantada. El segundo movimiento 'andande con moto' fue el punto culminante en cuanto a lirismo de la sinfonía. El canto del oboe, que da vida a un tema que simboliza el camino, fue un prodigio de flexibilidad y de fraseo. El público aplaudió este concierto modélico por muchos aspectos, entre ellos la calidad del violonchelista y esa poesía continua del mejor Schubert.
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