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Urgente «Cuando llegué abajo y vi las llamas, se me vino el mundo encima»
Pedro Almodóvar besa la mano de Benedicta Sánchez en la foto de familia final de los Goya.
La vida de Goya de Benedicta Sánchez

La vida de película de Benedicta Sánchez

La ganadora del premio a actriz revelación con 84 años trabajó como fotógrafa y librera en Brasil, sufrió a un marido maltratador y es vegetariana desde los 17 años

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Domingo, 26 de enero 2020, 10:30

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Cuando 'Lo que arde' se estrenó en el pasado Festival de Cannes, muchos pensaron que Benedicta Sánchez se interpretaba a sí misma, que su director Oliver Laxe se había limitado a plantar la cámara ante una mujer a punto de cumplir 85 años, que cuida vacas y atiende la lumbre y el huerto. Cuando su hijo pirómano sale de la cárcel y regresa a la remota aldea lucense, Benedicta se limita a preguntarle si tiene hambre. Cuando este le cuenta que los eucaliptos extienden sus raíces durante kilómetros, como la tela de un saco viejo de patatas que impide crecer otras plantas, la mujer le responde: «Si causan sufrimiento es que ellos sufren».

Que Benedicta era alguien especial se confirmó en el Festival de San Sebastián, donde el responsable de prensa de 'Lo que arde' ya advertía a los periodistas que esta mujer menuda y nerviosa, que duerme en el suelo y come cada día un aguacate y un limón, tenía una historia que contar: la de su vida. Y entonces descubrimos que, más allá de la proximidad geográfica a la región donde está ambientada la película de autor más alabada del año, la octogenaria ganadora del Goya a actriz revelación estaba lejos de haber consumido sus días entre orvallo y boñigas.

«La vida te da sorpresas y esta es una muy grande en toda mi larga existencia», agradeció Benedicta al recoger la primera estatuilla de la noche. Su nominación se impuso a la de tres actrices novatas que podrían ser sus nietas: Ainhoa Santamaría, por 'Mientras dure la guerra', Pilar Gómez, por 'Adiós' y la favorita, Carmen Arrufat, protagonista de 'La inocencia'. La premiada recordó a sus padres, «que me permitieron que hoy esté aquí», y a Oliver Laxe y su equipo: «No creo que haya princesa que le hayan dado un trato tan maravilloso».

«Me faltan palabras, familiares… Ayúdenme, díganme cosas para que yo pueda decirlas, porque sino me quedo enmudecida», rogó desde el escenario en un discurso destartalado y emocionante. «Soy gallega y quiero también el Goya para Galicia, la miña terra meiga. Y quiero decir también que estoy enamorada de España y me siento muy perita», prosiguió. Sus últimas dedicatorias fueron para sus nietos, «que no se olviden de la yaya, que les quiere mucho», antes de preguntar: «¿Me puedo ir ya?».

Hay que ser muy buena actriz para hacer creer al espectador que se es una mujer de pueblo que nunca ha salido de los límites del concejo cuando en realidad se ha recorrido el mundo y vivido varias vidas. A Benedicta basta preguntarle, tal como hizo este periodista en San Sebastián, para que el relato de su biografía fluya durante horas. Nacida en O Corgo (Lugo) en 1935, Benedicta salió de su aldea sola para buscarse la vida primero en Barcelona y después en Brasil. Vegetariana desde los 17 años, trabajó como fotógrafa de bodas, bautizos y comuniones en Río de Janeiro y acabó regentando una librería especializada en filosofía. Víctima de un marido maltratador, viajó a Suiza en pos de Krishnamurti, recorrió Oriente Medio y vivió un tiempo en un kibutz israelí.

Benedicta fotografiada en San Fiz de Paradela (Lugo), con su Goya a mejor actriz revelación por 'Lo que arde' y de joven, cuando trabajaba como fotógrafa en Río de Janeiro.
Imagen principal - Benedicta fotografiada en San Fiz de Paradela (Lugo), con su Goya a mejor actriz revelación por 'Lo que arde' y de joven, cuando trabajaba como fotógrafa en Río de Janeiro.
Imagen secundaria 1 - Benedicta fotografiada en San Fiz de Paradela (Lugo), con su Goya a mejor actriz revelación por 'Lo que arde' y de joven, cuando trabajaba como fotógrafa en Río de Janeiro.
Imagen secundaria 2 - Benedicta fotografiada en San Fiz de Paradela (Lugo), con su Goya a mejor actriz revelación por 'Lo que arde' y de joven, cuando trabajaba como fotógrafa en Río de Janeiro.

En los 60 se cambió el nombre de Benedicta a Benny y registró a su única hija como madre soltera. En 1979, muerto Franco, regresó a España con la idea de montar un laboratorio de fotografía pero fracasó en su empeño. Vivió en Valencia, no se entendió con su familia gallega y solo volvió a su pueblo en 2008, tras fallecer su hermano, para hacerse cargo de la casa familiar. Allí ha aceptado los contratiempos con la misma filosofía que su personaje en 'Lo que arde': ¿que le roban los muebles traídos de Valencia que guardaba en el pajar? Pues deja crecer las zarzas para desalentar a los ladrones.

Oliver Laxe precisa que Benedicta actúa en el filme, que no hace de ella misma. «La invento tal y como es, porque eso de actor no profesional es una palabra que me molesta», argumenta. Emma Karina Sánchez, la hija de Benedicta, estudiante de Audiovisuales, fue la que se enteró de que buscaban a una mujer mayor de 60 años para una película. Su madre ya había hecho reír al público con su desparpajo en el grupo de teatro aficionado en el que participa. En el casting, Laxe le preguntó qué sentía y Benedicta respondió que nada.

Ya en el rodaje, el director le puso una película «de un tal Bresson» y ella entendió que tenía que resultar menos eléctrica ante la cámara y moverse «a cámara lenta». A esta admiradora de Buñuel, 'Zorba el griego' y 'Hermano sol, hermana luna' no le gusta verse en pantalla porque «se emborracha». Sin embargo, es capaz de ponerse a bailar una muñeira en el photocall del Festival de Cannes, donde 'Lo que arde' se hizo con el Premio del Jurado en la sección Una Cierta Mirada. El filme obtuvo anoche asimismo el Goya a la mejor fotografía.

La imagen más bonita de la desastrosa gala de los Goya llegó en la fotografía de familia, cuando el director que mejor ha hablado de las madres, Pedro Almodóvar, besó reverencial la mano de Benedicta vestida de Adolfo Domínguez y esta hizo lo propio con la del manchego. Oliver Laxe le dijo que podía ir a la gala sin los dientes, solo le sugirió que llevase el pelo largo. En Galicia han hecho suyo su triunfo: el presidente de la Xunta, Alberto Núñez Feijóo, le impuso una medalla y hasta presentó las campanadas de Nochevieja en la televisión autonómica. Cuando pase el huracán de los premios y las entrevistas, Benedicta volverá a vivir sola en su caserón de San Fiz de Paradela y a hablar con los árboles a los que se subía de pequeña a coger cerezas. «Mi madre siempre decía que el mundo que yo soñaba no existía, y yo le contestaba 'pues el tuyo no lo quiero, ni hablar'».

Vídeo. Tráiler 'Lo que arde'.

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