La revista 'Clarín' dice adiós después de casi tres décadas alumbrando la mejor literatura
Una exposición en la Biblioteca de El Fontán que luego se trasladará a Gijón recorrerá la historia de la publicación a partir del próximo 10 de marzo
'Clarín', la autodefinida «revista de nueva literatura», que ha alumbrado lo mejor de las letras españolas durante los últimos 27 años, publicando antes que ... nadie textos de escritores desconocidos que luego se convertirían en estrellas de relumbrón, acaba de mandar a imprenta su último número, el 162, ya en sus quioscos. Casi tres décadas en las que, por sus 14.256 páginas, han pasado 607 autores y autoras y 5.040 colaboraciones. «Un auténtico milagro de carácter bimestral, porque, además de no haber perdido un carácter que la hace única en todo el país, en esas casi tres décadas no se ha retrasado ni en una sola de sus entregas», presume su director desde el origen, el escritor, reconocido tertuliano y crítico literario de este periódico José Luis García Martín, que se resiste a hablar de una muerte anunciada por «la crisis del papel».
Más que nada, porque «'Clarín' desaparece tan viva como lo estaba al principio. Ha resistido mil embates, algunos tan graves como la recesión de 2008, y no ha envejecido nada. Lo bueno de hacer literatura y no actualidad literaria es que los primeros artículos que publicamos pueden leerse con el mismo interés ahora mismo».
«Corría finales de 1995 y la idea fue del periodista Graciano García, que solo tiene ideas brillantes, entonces al frente de la Editorial Nobel», recuerda García Martín aquella génesis en la que el también creador de los Premios Príncipe –hoy Princesa– de Asturias se fijó en él para dirigirla después de que publicase un artículo en el que defendía sin ambages la llegada de la IIIRepública.
«Chano pensó que tenía que hacer que todos los republicanos conocieran a Felipe de Borbón. 'Tú y los tuyos', decía», bromea y no bromea García Martín, que se encontró con la sorpresa de que el actual director emérito de la Fundación Princesa le proponía ponerse al frente de aquella arriesgada apuesta editada por Nobel.
Un encargo que el escritor aceptó con varias condiciones. La primera, «que fuese una revista no para los figurones, para los Gala y los Cela, sino para la literatura renovadora, que no tiene nada que ver con la edad de quien la hace». La segunda, que «a los colaboradores había que pagarles siempre para darles dignidad». Y la tercera, «que el director era el único que no cobraba».
Un magnífico viaje «por amor a la literatura, pero con mucho trabajo detrás». Desde aquellos inicios «sin internet» –cuando «los autores mandaban los textos impresos y había una persona encargada de picarlos»– hasta este 2022, en el que podemos encontrarnos firmas como la de Andrés Trapiello, «uno de los tantos que empezaron a firmar en 'Clarín' cuando apenas era conocido» y que, con el correr del tiempo, protagonizaría uno de esos rifirrafes que tanto se estilan en el mundillo literario «al pedir cobrar más que el resto de colaboradores», desvela García Martín «un regateo» que no le pareció de recibo.
«Trapiello fue uno de los que publicó en el primer número. Al igual que el periodista Enrique Bueres, que firmó en él una entrevista a un chaval que apenas se iniciaba en el mundo del cine: David Trueba», hace memoria el director de 'Clarín', que –como prueba de la vitalidad y el relevo generacional de la revista– cuenta que, en su última entrega, quien firma en sus páginas es Martín Bueres Reyero, su hijo. Él, un artículo dedicado al realizador chino Wang Bing.
Historias y anécdotas que podrán recorrerse, negro sobre blanco, a partir del próximo 10 de marzo en una exposición que tomará la Biblioteca de Asturias, en El Fontán –que custodia una de las pocas colecciones completas que se conservan, encuadernada en 27 tomos–, y que, a partir del 17 de abril, se trasladará a la gijonesa Biblioteca Jovellanos.
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