Chus Álvarez, árbitro internacional de balonmano: «Mi sueño son los Juegos Olímpicos»

Desde los Juegos Olímpicos de Sidney 2000, Asturias no tenía en esta disciplina a un trencilla de tan alto rango. «Ramón Gallego y Pedro Lamas habían sido los dos últimos precedentes», expresa el propio Álvarez, quien ahora recoge su antorcha y legado. Es precisamente la posibilidad de arbitrar en una cita olímpica una de las puertas que se le abre con su nuevo ascenso. «¿Un sueño? Arbitrar en unos Juegos Olímpicos sería algo increíble». La primera oportunidad para el árbitro asturiano será en Los Ángeles 2028. Una cita en la que no esconde que «sería muy difícil ir, lo veo casi imposible», aunque al mismo tiempo reconoce que «soñar es gratis».

De sueños, pasión y amor por el balonmano se remonta sus inicios con este deporte, al que lleva dedicándose más de dos décadas como árbitro. Desde los 14. Una veintena de años en la que ha compaginado su labor como trencilla con la de jugador y entrenador. «Hasta los 18 años el balonmano era prácticamente mi vida», bromea. Ahora es Policía Nacional en Valencia, profesión que compagina con la de impartir orden en las canchas. «Los árbitros de balonmano no tenemos esa categoría de deportistas de élite para el Consejo Superior de Deporte (CSD), así que no tengo ningún beneficio especial para el desempeño del arbitraje», lamenta.

Álvarez logró la escarapela que lo acredita como árbitro de máxima categoría internacional en el último Mundial Júnior celebrado en Polonia, junto a su compañero y también arbitro Miguel Soria. «Ahora ya optamos a cualquier tipo de competición al máximo nivel. Se te abren muchas más puertas: Mundial, Juegos Olímpicos, Panamericano...»

La meteórica carrera de Chus Álvarez como árbitro de balonmano le ha llevado a subir a categoría nacional con tan solo 19 años y a debutar en Liga Asobal, la Primera División, a los 25. «En competición europea llevaba ya también arbitrando un par de años». Pese a llevar dos décadas en el arbitraje, se encuentra todavía cruzando el ecuador de su carrera como árbitro, siempre y cuando él lo considere. La Federación Española 'jubila' a los trencillas a los 50, cinco años más de los que, por ejemplo, permiten en el fútbol.

«Me quedarían 16 años, pero ahora mismo la verdad es que lo veo muy lejos. Hasta los 45 o 46 sí que me veo arbitrando, luego ya dependerá un poco de las circunstancias», reflexiona Álvarez, a quien felicitaba la Asociación de Balonmano del Principado de Asturias (Abmpa) en un comunicado que catalogaba de «hito para el balonmano asturiano» lo conseguido por Álvarez «en un deporte que no siempre encuentra motivos tan ciertos para la alegría».

Para el organismo autonómico, la obtención de dicha escarapela supone un motivo de «entusiasmo y orgullo» y considera al colegiado un «ejemplo inspirador para las nuevas generaciones de árbitros». Un logro que, remarcan, hace que «el balonmano asturiano esté de celebración». La labor de Chus Álvarez como árbitro de balonmano, como su afición, ya no conoce fronteras.