Rubén Garabaya aterriza China con el reto de potenciar la selección femenina
El entrenador avilesino afincado en Logroño se pone al frente de un proyecto cuya meta es aspirar a todo en los Juegos Olímpicos 2028
NACHO GUTIÉRREZ
AVILÉS.
Lunes, 7 de junio 2021, 01:11
La aventura china del avilesino Rubén Garabaya Arenas (Villalegre, 1978) es ya una realidad. A la hora que ustedes lean estas líneas, el exjugador y actual entrenador de balonmano estará ya en el gigante asiático para iniciar, en cuanto pase una cuarentena de tres semanas, un trabajo que tiene marcado a fuego su objetivo: conseguir que China sea una potencia femenina en los Juegos Olímpicos de Los Ángeles 2028. «Un poco 'asustadillo' estoy, pero en esta vida tienes que tomar decisiones y ser valiente», dice horas antes de emprender su largo viaje.
Garabaya llegaba a la ciudad china de Tianjin ayer domingo tras coger en la noche del sábado un vuelo directo desde Madrid. Los protocolos de seguridad por el covid en China son muy estrictos y Rubén ya ha iniciado esas tres semanas «aislado por completo en una habitación de hotel. Antes de venir pasé varias PCR en Logroño y en los 21 días que tengo que estar confinado me harán unas cuantas».
No es la mejor manera de llegar, pero casi hasta agradece ese tiempo de soledad: «Las semanas previas al viaje han sido de mucho estrés y lo veo por el lado positivo, tendré mucho tiempo para descansar, aunque seguramente en unos días estaré aburrido, con ganas de salir y empezar a trabajar», lo que hará en la ciudad de Chuzhou, donde le espera el grupo formado por las mejores jugadoras de 16 años y los que serán sus ayudantes. También aprovechará para completar sus preparación previa antes de ponerse manos a la obra con un grupo de jugadoras chinas de 16 años que son la base del ambicioso proyecto deportivo que han puesto en sus manos.
Ayer inició tres semanas cuarentena antes de empezar su trabajo con las mejores jugadoras de 16 años del gigante asiático
Hace unas semanas LA VOZ se hizo eco del reto que le llegaba a Rubén Garabaya en su aún corta trayectoria como entrenador, en la que no ha pasado de ser ayudante durante tres campañas en el banquillo del que fue su último equipo como jugador en activo, el BM Logroño, donde es un referente con su dorsal, el 17, retirado al estilo NBA. Obtuvo el título en 2004 cuando el avilesino forjado en la cantera de la escuela de Corvera era un pivote con rango, internacional hasta en 168 partidos y campeón del mundo en 2005 con España en el que era el primer título del balonmano patrio.
El gusanillo de entrenar después de la retirada, que en su caso se produjo en 2017, estaba dentro desde su etapa en el Valladolid bajo la dirección de Juan Carlos Pastor, a la par seleccionador de la España campeona del mundo: «He tenido entrenadores de un nivel altísimo, pero Juan Carlos creó escuela. Fue un pionero trabajando conceptos que llamaron mucho la atención y con los que logró grandes resultados, con el equipo y la selección. Dejó huella en muchos de los que fuimos jugadores suyos que han seguido su camino tras retirarse, gente como Raúl González, Parrondo, Pisonero, Davis o Eduard, por citar unos ejemplos».
En ese grupo de nombres hay que incluir a Garabaya, aunque «yo estoy empezando todavía, me queda mucho camino». Sus tres años de segundo en Logroño han sido «un gran aprendizaje» que ahora se convertirá en enseñanza al frente de un proyecto diseñado por la Federación Internacional de Balonmano y la de China. El avilesino respondía al perfil de técnico joven, exjugador internacional, con dominio del inglés y preparado porque Rubén está en posesión del título de master coach, con el que puede entrenar equipos y selecciones de cualquier categoría y país.
Devoción fraternal
Un rango que también tiene su hermano, Luis Miguel Garabaya, por el que siente pasión: «No por ser familia puedo decir que es un gran entrenador al que todavía no le ha llegado una gran oportunidad, que se merece. Sacamos el master coach juntos hace dos años en un curso de dos semanas en Galicia. Si pudiera me lo llevaría a China para trabajar juntos en este proyecto y el seguro que venía aunque fuera a nado», dice Rubén, que afronta en solitario esta aventura en : «De momento la familia se queda en casa hasta ver como se va desarrollando mi trabajo allí. En el contrato las dos partes nos damos un margen de tres meses, si una de las dos, o las dos, no lo vemos, me vuelvo a España».
Aunque esa no es su idea: «Voy con el pensamiento de estar unos años, traerme a la familia -esposa y dos hijos- y llegar a 2028 con los deberes que me han puesto bien hechos. He visto varios vídeos de las jugadoras con las que vamos a trabajar y me ha gustado. Hay una muy buena base, física y técnica. Creo que podemos hacer cosas interesantes».