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Iván De La Peña disputa un encuentro con el Barcelona
El eslabón entre maestros

El eslabón entre maestros

Un pequeño futbolista cántabro pudo ser el maestro que ha llegado a ser Xavi Hernández

Alberto Sánchez

Sábado, 20 de septiembre 2014, 07:09

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La Masía, el centro de formación de jóvenes talentos del F.C. Barcelona, se ha especializado en la aparición de mediocentros, en un estilo singular de fútbol que ha maravillado al mundo. Guardiola fue la primera piedra de un camino que ha dejado talentos del nivel de Luis Milla, Albert Celades, Francesc Fábregas, Joan Verdú, Oriol Romeu, Sergio Busquets y por encima de todos, la figura de Xavi Hernández, la sublimación de la especie del mediocentro culé.

No todos han logrado triunfar con la camiseta azulgrana. Se lo pueden preguntar a Fábregas, el hijo pródigo que regresó en 2011 a casa y se tuvo que marchar este verano, incomprendido por su propia afición tras tres años llenos de dudas. Pero el mayor eslabón perdido fue un joven de origen cántabro, menudo de tamaño, conocido por su espectacular pelado, que le valió el sobre nombre de El pequeño Buda.

Iván De La Peña López (Santander, 6/5/1976) fue durante años el mayor talento del fútbol español, junto a un joven madrileño de origen humilde, Raúl González, que cambió la cantera del Atlético de Madrid por triunfar en el eterno rival de la ciudad cuando los rojiblancos finiquitaron su fútbol base; y junto a otro imberbe vasco, Joseba Etxeberría, que cambió la cantera de la Real Sociedad, con la que debutó en Primera División, por ser emblema del eterno rival, el Athletic de Bilbao, al igual que hizo Raúl.

De origen cántabro, golpeo preciso en cualquier distancia, conducción vertiginosa, la visión de juego de un genio y un talento infinito, Lo Pelat lideró junto a Raúl y Etxebe una selección sub-20 que viajaba a Catar en busca del mundial juvenil, y que contaba, además, con Míchel Salgado, Roger, Morientes, César Martín o Míchel. España terminó cuarta, con De La Peña deslumbrando y Etxeberría como máximo realizador del campeonato con siete goles.

Los caminos de los tres se separaron tras ese campeonato. Mientras Raúl y Etxebe alcanzaron la categoría de mitos en sus clubes y formaban parte de forma habitual de la selección española, a De La Peña le esperaba un futuro más oscuro. Dos grandes años de azulgrana, uno con Cruyff y otro con Robson, donde adquirió galones en una plantilla con Figo, Ronaldo, Guardiola, Popescu, Luis Enrique Palabras mayores para el cántabro, al que la llegada de Louis Van Gaal le desvió su trayectoria profesional del estrellato al ostracismo.

El holandés, afamado por dar oportunidades a los jóvenes, no apreciaba todo el talento del santanderino, al que consideraba individualista e impreciso. Uno de los defectos de De La Peña siempre fue perder muchos balones por tomar excesivos riesgos, algo que no casaba con la idea de fútbol del hoy técnico del Manchester United. La llegada de Rivaldo terminó por sepultar a De La Peña, que cansado de pasar el año en el banquillo, firmó su salida a la Lazio de Roma en el verano de 1998 por 2.500 millones de pesetas.

Fue el final de un futbolista que parecía destinado a marcar una época. Van Gaal apostaba por un joven de Terrasa, que tomaba el testigo de De La Peña en el Barcelona para ser el heredero de Pep Guardiola en el mediocampo barcelonista. Xavi ocupaba el lugar del exiliado De La Peña, al que la aventura italiana se le atragantó. Errante por Lazio, Olympique de Marsella, un nuevo año cedido en Barcelona sin pena ni gloria, y de nuevo en la Ciudad Eterna, la luz del cántabro se apagaba.

Cuando parecía que De La Peña pasaba a mejor vida para el fútbol, el Espanyol llegó a rescatarlo con 26 años. Lo Pelat encontró en el Espanyol lo que nunca tuvo de forma definitiva en el eterno rival culé, el cariño de la gente y la confianza de los entrenadores. El menudo centrocampista se convirtió, con los años, en símbolo, emblema, capitán y leyenda de un Espanyol que ganaría la Copa del Rey de 2006 y jugaría la final de la Copa de la UEFA en Glasgow al año siguiente.

El aficionado espanyolista disfrutó durante temporadas de una fructifera y legendaria sociedad de El pequeño Buda con Raúl Tamudo y Luis García. Y a su vez, el fútbol del cántabro creció enteros, hasta ser internacional con España en el año 2005, cuando Luis Aragonés pensó en él para disputar la clasificación para el Mundial de Alemania. Iván De La Peña compartió destino con sus inseparables amigos Raúl y Etxeberría, que un día fueron promesas de un club y acabaron sus carreras como símbolos del eterno rival.

Las lesiones terminaron por sepultar y finiquitar la magia de un futbolista que un día fue la gran promesa barcelonista, y terminó siendo el eslabón perdido que conectó las clases magistrales de Pep Guardiola en el Dream Team de Cruyff con el reinado del pase milimétrico de Xavi Hernández durante más de una década.

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