María Jesús Álvarez, directora general de Igualdad
«Las mujeres todavía no hemos sido capaces de desprendernos de la carga que supone atender todo lo relacionado con la casa y los cuidados»
María Jesús Álvarez (Pravia, 1962), directora general de Igualdad, aboga por «la más absoluta intolerancia» frente a cualquier manifestación de machismo o violencia de género; ... sin paños calientes. Y, a falta de dos días para que se celebre el Día Internacional de la Mujer, reivindica el espíritu del Tren de la Libertad como símbolo de un cambio de paradigma que «ya no se va a parar nunca».
–¿En qué situación celebrará Asturias el 8M?
–Hemos iniciado una legislatura y, por lo tanto, hemos llegado personas y equipos nuevos, que estamos poniendo en marcha un proyecto para cuatro años. Nuestro reto más importante, desde el punto de vista de la Dirección General de Igualdad, es mejorar la respuesta institucional en violencia de género, para prevenir, acompañar y proteger a las mujeres, pero también para reparar el daño que han sufrido, para ayudarlas a recuperar su autoestima. Como sociedad, estamos obligados.
–¿Y la sociedad avanza en igualdad? Lo pregunto porque da la sensación de cierto retroceso.
–Los ritmos de este cambio de paradigma tan potente pueden ser más o menos rápidos. Pero el cambio es imparable. Y eso que las mujeres tenemos una espada de Damocles encima, que es el negacionismo machista, frente al que tenemos que actuar. Por eso es tan importante que este año centremos el 8M en el aniversario del Tren de la Libertad. Hace 10 años, ante un proyecto de ley (del aborto) que nos hacía retroceder en derechos, dos asociaciones de mujeres pusieron pie en pared, iniciando un movimiento que llenó las calles de Madrid y tuvo repercusión internacional. De vez en cuando hay que mirar atrás para ver lo que se ha conseguido.
–¿Medidas previstas por el Principado para esta legislatura?
–Vamos a reforzar la red de recursos existente. Y una de las cosas que queremos hacer este mismo año es buscar una mejor ubicación para el Centro de Crisis para Víctimas de Violencia Sexual, pionero en España. En este momento, estamos tramitando la compra de un nuevo edificio.
–¿Balance de la actividad desarrollada hasta la fecha por el Centro de Crisis?
–En estos tres años, han llamado a la puerta del centro casi 900 personas, de las cuales 526 son víctimas de violencia sexual. Y, de ellas, 117 son menores. En muchas ocasiones, esa violencia se produce en entornos de máxima cercanía y confianza.
–Esas cifras son una barbaridad...
–Es muchísimo, sí. Y los expertos nos dicen que probablemente estamos viendo sólo la punta del iceberg. También es verdad que las mujeres identificamos cada vez mejor la violencia sexual y, como hay un recurso fiable y ese recurso se va conociendo, las mujeres acuden.
–¿Qué está fallando para que, en una sociedad más concienciada, con más recursos y mayor compromiso institucional, hayan aumentado las conductas machistas entre los jóvenes?
–Pues yo creo que tiene mucho que ver con el negacionismo. Es curioso que la última encuesta del CIS haya identificado que hay muchas mujeres a las que ya les empieza a sonar ese discurso de, como estamos avanzando en los derechos de las mujeres, lo que estamos es retrocediendo en los derechos de los varones. Y eso es mentira. Los negacionistas lo saben, pero no quieren renunciar a sus privilegios. Por desgracia, ese discurso de brocha gorda está calando entre chicos y chicas y, en este sentido, las redes sociales son un espacio favorable a sus intereses. Las mujeres partimos de una situación de gravísima desigualdad y debemos ocupar el espacio que nos corresponde.
–Otro dato a tener en cuenta: en 2023 hubo más muertes por violencia de género que en los tres años anteriores.
–Lamentablemente, y a pesar de que cada vez hay más recursos, el año pasado fue un año negro, tremendo. Cada vez que se produce un mes complicado, con cinco o más víctimas, hay una reunión con el Ministerio para analizar los casos. Y sigue habiendo un problema: muchas mujeres asesinadas no denuncian. Por tanto, tenemos que saber si es porque no tienen confianza en el sistema, porque no perciben el riesgo o porque lo minimizan. Aquí, en Asturias, tenemos en este momento 1.813 mujeres en el sistema VioGén. Y en 2023, a falta de contabilizar el último trimestre, se dieron 504 órdenes de protección. Acabar con la violencia es muy difícil, pero hemos dado pasos importantes y no hay que rendirse.
–Hablemos de la brecha salarial. Asturias es la segunda comunidad con mayor desequilibrio.
–Eso tiene que ver, entre otras cosas, con el tipo de empleo que tenemos las mujeres y las características del empleo territorial. Las mujeres accedemos de forma mayoritaria a empleos peor retribuidos y el salario de un hombre es, de media, 2,2 euros más alto que el de una mujer. Además, tres de cada cuatro empleos a tiempo parcial los ocupan mujeres, que siguen siendo las que renuncian a su trabajo para dedicarse al cuidado de hijos, mayores o enfermos. Hasta el punto de que en Asturias, nueve de cada diez excedencias por cuidados las pide una mujer. Y claro, todo eso repercute en los salarios.
–¿Y cómo darle la vuelta a eso?
–Hace un siglo que las mujeres salimos del ámbito familiar, pero no hemos sido capaces de desprendernos de la carga que supone atender todo lo relacionado con la casa. Tenemos que repartir el 50% de los cuidados; es lo justo. También hay que mejorar las excedencias para que no penalicen a las mujeres que tienen que dejar temporalmente su trabajo, en especial las relacionadas con la maternidad. Y eliminar los estereotipos de género que todavía hay en las escuelas sobre qué ámbitos laborales son de hombres y de mujeres.
–Una verdadera política de conciliación también ayudaría...
–Asturias es un buen ejemplo con su red de Les Escuelines y con su red de atención a los mayores. Tengo mucha confianza en que las jóvenes consigan dar pasos firmes en conciliación y reparto de cuidados. El tren de la igualdad no se va a parar nunca.
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