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«Soy empresaria, déjame arriesgar y déjame crecer»

«Soy empresaria, déjame arriesgar y déjame crecer»

Emprendedoras y directivas asturianas reivindican el papel de la mujer en todos los ámbitos económicos y sociales

LAURA CASTRO

GIJÓN.

Viernes, 8 de marzo 2019, 03:57

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«Ah, ¿que la empresa es tuya? ¿Y cómo te arreglas con los niños?» Es una de las preguntas que más oyen a lo largo de su vida profesional y empiezan a estar hartas, especialmente, porque en muchas ocasiones la formulan hombres con más de un hijo. «¿Y cómo te apañas tú?», es lo que responden ellas. Empresarias y directivas de Asturias coinciden en señalar que, aunque empiezan a ver la luz al final del túnel gracias a las nuevas generaciones, todavía queda mucho por reivindicar y demasiadas barreras que derribar.

«Me concedieron el crédito para poner en marcha mi empresa gracias a la nómina de mi marido. No porque tuviera una idea genial y fuera a montar un negocio impresionante», recuerda Begoña Fernández Costales, presidenta de la Federación de Empresarias y Directivas (Feda). Su proyecto, crear una empresa dedicada a trabajos de llave en mano y equipamiento de edificios, fue, como ella había predicho, un éxito y en la actualidad el 90% de su actividad se concentra en África. Su triunfo, no obstante, la acercó aún más a la realidad del mundo empresarial y en cada viaje de negocios comprueba con cierta tristeza que sigue siendo la única mujer. «Es necesario empezar a cambiar las cosas desde la base. A nosotras no nos educan para saber que podemos ser empresarias, directivas y emprender», señala.

Aquellas que lo logran lo hacen dejándose parte de su salud en el intento, lamenta Ana López-Cano, presidenta de la Asociación Empresa Mujer (Asem). «Las profesionales de pyme y micropyme han sostenido el PIB durante muchos años, en especial, durante la crisis. Se pusieron el mundo por montera y su capacidad de trabajo es espectacular. Son un orgullo», remarca. El camino, cuenta, no es ni de lejos fácil para ellas, pues la brecha salarial les afecta de forma directa y constantemente el mundo económico duda de su potencial. «Hay que quitar los clichés ya. Soy empresaria, déjame arriesgar y déjame crecer, que yo también puedo», incide López-Cancio, quien relata que «veo peluqueras con las piernas hinchadas por las horas que llevan peinando y sería bueno que tuvieran la oportunidad de crear un puesto de trabajo más para sentarse un poco».

Las autónomas, aún peor

«Las mujeres autónomas que sean madres solteras o que vivan en el mundo rural lo tienen cien veces más difícil que un hombre». Es la reflexión que hace Patricia Oreña, presidenta de la Asociación de Trabajadores Autónomos (ATA). Demanda cambios para mejorar la situación femenina en el autoempleo y pasan por una tarifa plana tras la maternidad, la posibilidad de cotizar a tiempo parcial para compatibilizar el cuidado de los hijos y una bonificación para las mujeres del mundo rural.

Por suerte, las jóvenes vienen pisando fuerte, como constata Rebeca García, vicepresidenta de la Asociación de Jóvenes Empresarios (AJE). «Las mujeres se incorporan al mundo empresarial con más dificultad, pero ya empieza a verse un cambio entre los jóvenes», indica. Su asociación es un reflejo de ello, pues en la junta directiva hay más mujeres que hombres.

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