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Asturias busca su nuevo motor energético

Asturias busca su nuevo motor energético

Solo el 28,1% de la electricidad producida en la región procede de renovables, sobre todo de la hidráulica | Expertos apuntan las posibilidades del Principado para impulsar las fuentes limpias, que tendrán que generar el 74% del total en 2030

PALOMA LAMADRID

GIJÓN.

Domingo, 22 de septiembre 2019, 05:19

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En 2030, España deberá reducir en un 21% las emisiones de gases de efecto invernadero respecto al nivel registrado en 1990. Según los últimos datos ofrecidos por el Observatorio de la Sostenibilidad (correspondientes a 2015), Asturias encabeza la lista autonómica de emisiones per cápita, al situarse en 28,3 toneladas de dióxido de carbono por habitante, cuatro veces más que la media nacional. También dentro de una década, el 74% de la energía eléctrica tendrá que proceder de renovables. Ahora la región produce el 28,1% mediante fuentes limpias.

Con estos datos en la mano, es evidente que queda un largo camino por recorrer para alcanzar las metas en el Plan Nacional Integrado de Energía y Clima 2021-2030, remitido por el Gobierno español a la Comisión Europea, al igual que el resto de Estados miembros. Una región con un corazón industrial no lo tiene fácil, pero el cambio de modelo energético y productivo que supone descarbonizar la economía obliga a repensar la estrategia.

El grueso de la energía generada el pasado año procedía del carbón, transformado en las cuatro centrales térmicas que hay en Asturias. Aboño (921,7 MW de potencia instalada) y Soto de Ribera (361 MW) pertenecen a EdP, Lada (350 MW) es propiedad de Iberdrola y Soto de la Barca (530 MW) corresponde a Naturgy. Las eléctricas que poseen las dos últimas han presentado las solicitudes de cierre ante el Gobierno central para desmantelarlas.

Las otras dos han realizado las inversiones exigidas por la Unión Europea y podrán continuar operando hasta que el Ejecutivo lo determine para alcanzar los objetivos de la eliminación de las emisiones de dióxido de carbono o descarbonización. A estas cuatro se añade la central térmica de La Pereda (50 MW), propiedad de Hunosa, que también está adaptada a las exigencias medioambientales.

A gran distancia siguen al carbón los ciclos combinados, alimentados por gas. A pesar de las grandes expectativas que había años atrás sobre la implantación de estas centrales, solo hay dos grupos instalados en Asturias. En concreto, en Soto de Ribera, que produjeron 586 GWh el año pasado. Dentro de las energías 'sucias' hay que añadir las 22 plantas de cogeneración presentes en la región, que generaron 357 GWh y permiten obtener, en un mismo proceso, energía eléctrica y calor útil. Están localizadas en empresas del sector alimentario, como Industrias Lácteas Asturias (Illas), Corporación Alimentaria Peñasanta (Capsa), Nestlé e Industrias Roko; en el papelero, como Ence; en el químico, como Química del Nalón; en el sanitario, como el Hospital Nuestra Señora de Covadonga, de Oviedo, y en el propio sector eléctrico, como la térmica de Aboño de la compañía EdP. Estas centrales tendrían que cerrar antes de 2030 para acatar las exigencias de la transición energética.

Ante este panorama, los gobernantes y agentes sociales instan a no caer en el pesimismo porque la región también tiene fortalezas para encarar la transición energética. Algunos de estos puntos fuertes se recogen en el informe 'El potencial de las energías renovables y su industria asociada en Asturias', elaborado por el Instituto Sindical de Trabajo, Ambiente y Salud (Istas) de CC OO. El documento destaca que la producción limpia «tiene mucho margen de mejora», ya que representa el 30% de la potencia eléctrica instalada y en torno al 20% del mix de generación.

Proyectos en cartera

En este sentido, apunta la conveniencia de impulsar la repotenciación de los parques eólicos existentes, que suman 19 y aportan el 11,3% de la potencia instalada (518,5 MW), aunque hay otros 45 en cartera que añadirían otros 869,6 MW. Además, sitúa la mayor capacidad de crecimiento en el segmento de la eólica de media y pequeña potencia para consumidores industriales.

Respecto a la eólica marina, la producción en la comunidad se encuentra con un gran obstáculo, tal y como explica el director de la Fundación Asturiana de la Energía, Juan Carlos Aguilera: «Si te adentras cinco kilómetros en el mar del Norte, la profundidad puede ser, como mucho, de 50 metros; mientras que, en Asturias, a 200 metros de la costa ya es de 75». Debido a la morfología de la costa, «se necesitarían estructuras enormes, lo que sería casi inviable desde económicamente porque no podrían pagarse con la cantidad de energía que podría venderse». Sin embargo, «no es descabellado producir energía eólica flotante» a juicio de Manuel Rico, catedrático de Tecnología Electrónica y responsable del Taller de Energías Renovables de la Escuela Politécnica de Ingeniería (EPI) de Gijón. Además, en Asturias hay 37 empresas que fabrican componentes y suministran servicios para plantas eólicas marinas en diferentes lugares del mundo, lideradas por el Grupo Daniel Alonso.

En cuanto a la biomasa, el informe de Istas plantea promover su uso en la industria agroalimentaria y fomentar el uso de la biomasa térmica en el ámbito rural. En cuanto al biogás, Aguilera apunta la oportunidad de aplicarlo al transporte para abaratar costes. En geotermia, Asturias ya tiene avances. Prueba de ello es el aprovechamiento del agua del interior de las minas que lleva a cabo Hunosa en Mieres y extenderá a Langreo el próximo año.

«En geotermia, somos claramente una región bien posicionada, con instalaciones de referencia a nivel europeo», destaca el director de Faen. Aguilera subraya que Asturias, «si no está por delante en renovables que otras comunidades, está a la par». Apunta, además, que cuanto mayor sea el abanico de fuentes energéticas, «más posibilidades habrá de contener los precios». En este escenario, la acumulación va a jugar un papel decisivo. «De hecho, desde Faen estamos trabajando en diferentes iniciativas de almacenamiento para que se puedan aplicar en Asturias a corto y medio plazo», añade.

Por su parte Manuel Rico, pone el acento en que el potencial de la eólica y la solar «es tremendo» -«Alemania está llenándose de paneles y hay menos solo que aquí»- y, tras el cierre de las térmicas, bastaría con que los ciclos combinados de gas quedaran como energía de respaldo. Además, remarca que el autonconsumo puede generar una elevada cantidad de empleos.

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