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La minería en Asturias tiene futuro más allá del carbón. De hecho, en la región hay evidencias de la existencia de más ... del 30% de las materias primas críticas identificadas por la Unión Europea. Así lo recoge la Estrategia para la Gestión Sostenible de Materias Primas del Principado, que enumera yacimientos de antimonio, cobre, fluorita, magnesio, barita, grafito natural, bismuto, wolframio, cobalto, fosfatos, carbón coquizable, arsénico, feldespato, manganeso y níquel. Además, «se ha evidenciado la presencia de tierras raras en productos secundarios, como las cenizas volantes de combustión de carbón, de las que podrían ser susceptibles de separación».
En detalle, «Asturias es líder europeo en la producción de fluorita, extrayendo además cobre asociado a la explotación de oro y plata», señala la Consejería de Transición Ecológica. De igual manera, «existen permisos de investigación y explotaciones de carbón de coque». Contar con una hoja de ruta en este ámbito cobra una mayor importancia en el contexto de la descarbonización y los crecientes conflictos geopolíticos mundiales que han llevado a los países europeos a intentar reforzar su independencia en asuntos estratégicos. Y estas materias primas lo son porque abastecen a sectores clave como la metalurgia y siderurgia, la automoción, las industrias electrónica, química, textil, farmacéutica y de la salud; la generación, el transporte y almacenamiento de energías renovables; las industrias papeleras y cementeras; los áridos y materiales de construcción, entre otros.
Adquieren, además, un mayor protagonismo en la llamada Brújula para la Competitividad, presentada a finales de enero en Bruselas, ya que el 70 % de la industria europea depende directa o indirectamente de las actividades de la industria de materias primas minerales. Dentro de esta estrategia, se subraya la importancia en el Pacto Industrial Limpio, cuyos detalles se dieron a conocer el pasado miércoles, donde se recalca que «la UE tiene que velar por el acceso a esas materias y reducir la exposición a proveedores poco fiables».
En la hoja de ruta asturiana se precisa que «no cabe duda de que una nueva perspectiva en la producción sostenible de las materias primas precisará de cambios profundos en los sectores minero, forestal, del reciclaje, etcétera», de forma que la definición de una adecuada estrategia supone al mismo tiempo un reto y una oportunidad, tanto para Europa y España en general, como para el Principado en particular, añade. La importante tradición minera de la comunidad y sus significativos recursos no explotados (y en algunos casos inexplorados), junto con su alto nivel en formación y en profesionales de la temática, son «a la vez fortalezas y exigencias para el desarrollo de una estrategia regional».
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En el escenario actual, en Asturias es necesario un «cambio profundo en la gestión de estas materias primas» que facilite el desarrollo de las prioridades de la economía europea y que esté alineado con los Objetivos de Desarrollo Sostenible, que «garantice la existencia de suministros para la economía asturiana, en especial, para su industria» y que se nutra de la amplia experiencia, capacidades y recursos existentes en la región, recoge el documento. Esa transformación debe tener «un elevado componente social» que favorezca una mejora en la percepción de la industria de las materias primas y «permita la inclusión de las zonas y los colectivos más desfavorecidos, sobre todo aquellos identificados como municipios de reto demográfico y a los municipios incluidos en Convenios de Transición Justa».
La actividad minera en Asturias se focaliza en más de 40 explotaciones activas –la mayoría de ellas de productos de cantera– y en tres sectores principales. En primer lugar, la minería metálica, que se concentra en la producción de oro, cobre y plata, desarrollada por Orovalle, que mantiene dos explotaciones activas, El Valle-Boinás, en Belmonte de Miranda, y la de Carlés, en Salas, así como una intensa actividad de investigación de nuevos recursos, desarrollada tanto por esta como por otras empresas del sector. En segundo, las rocas industriales, donde destaca el aprovechamiento de los yacimientos de flúor y caolín. En especial, el Grupo Minersa, principal productor de fluorita en Europa y varias empresas que extraen arcillas caoliníticas en Salas. Además, se incluyen en este ámbito las producciones calizas y dolomías para la fabricación de cal, cementos, micronizados.., así como los materiales silíceos, cuarzos y arenas silíceas, con aplicaciones industriales entre las que destaca la industria del vidrio, y las antracitas premium para la elaboración de coque para la siderurgia.
Respecto a los áridos de construcción que se extraen de canteras, están en un periodo de transición hacia modelos productivos sostenibles. Ejemplo de este interés, apunta la estrategia regional, es el programa europeo de investigación H2020 que actualmente desarrolla el proyecto DigiEcoQuarry para digitalizar las canteras.
En Asturias también se desarrolla la minería energética a pesar del cierre de las explotaciones de carbón térmico. Existen aprovechamientos geotérmicos de baja entalpía que promueve Hunosa y que, partiendo de las estructuras mineras de los pozos clausurados, «introduce soluciones óptimas para la gestión ambiental de dichas unidades». En este sentido, la minería del carbón de Asturias proporciona, a posteriori, «una oportunidad de desarrollo de energías limpias, dada la densidad de estructuras mineras y la profundidad las mismas», concluye la estrategia.
La Brújula para la Competitividad fija como uno de sus objetivos aumentar la autonomía del Viejo Continente, tanto desde el punto de vista energético como de suministros. En este marco, para reducir su dependencia de China y otros países en la obtención de tierras raras y materias primas, propone que se extraiga más material en Europa. La Comisión Europea ya ha recibido 170 proyectos de explotación minera, que a menudo enfrentan oposición local por su impacto ambiental, y el vicepresidente ejecutivo para la Prosperidad y Estrategia Industrial, Stéphane Séjourné, ha prometido facilitar la asignación de los permisos.
Sobre la base de la implementación de la Ley de Materias Primas Críticas, la Brújula para la Competitividad considera necesario abordar «una política que combine la promoción de la producción doméstica, el almacenamiento y la diversificación». El texto se hace eco del informe Draghi, donde se recalca la necesidad de que Europa garantice la resiliencia de sus cadenas de suministro, «en particular para materias primas críticas, o importaciones de productos esenciales, avanzados, limpios o tecnologías digitales, como los semiconductores».
Bajo el paraguas del Pacto Industrial Limpio, establecerá un mecanismo que permita a las empresas europeas mancomunarse y agregar su demanda de materias primas fundamentales y creará un Centro de Materias Primas Fundamentales de la Unión Europea para adquirir conjuntamente materias primas en nombre de las empresas interesadas.
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