Carlos Navalpotro: «Las electrointensivas no podemos seguir invirtiendo si no conseguimos más potencia»
«En Asturiana de Zinc no hemos podido llegar al máximo de nuestra capacidad por el precio de la energía eléctrica»
Carlos Navalpotro (Alicante, 1985) concede a EL COMERCIO su primera entrevista como presidente de la Asociación de Empresas con Gran Consumo de Energía (Aege), cargo ... que ocupa desde mayo. El también presidente de Asturiana de Zinc (AZSA) –accedió al puesto en 2021– se pone al frente de la patronal de las electrointensivas en un momento turbulento, tanto por los desafíos que acarrea la guerra comercial desatada por Estados Unidos como por la pérdida de competitividad que supone para la gran industria española no contar con precios de la energía asumibles, de los que sí se beneficia la asentada en otros países europeos.
–Asumió el cargo con el anuncio de los primeros aranceles de Trump aún caliente. ¿Qué suponen para la gran industria española?
–Es un claro retroceso para todo el comercio con Estados Unidos y también para todo el comercio mundial. Al final, el problema es que lo que antes se iba a Estados Unidos lo más seguro es que venga a Europa con unos costes mucho más bajos y esto va a impactar a toda la industria europea. Y, además, todo lo que iba a ir a Estados Unidos lo tenemos que redirigir y mandarlo a otros sitios, lo que también impactará en nuestras exportaciones.
–El mayor problema del sector es el precio de la energía, que sigue lejos de los competidores europeos por los cargos y peajes. ¿Falta voluntad política para tener costes competitivos?
–Falta voluntad política en España. Europa está cambiando bastante su política en esta nueva legislatura, pero el problema es la voluntad política en nuestro país. Nosotros tenemos competidores como Alemania y Francia y ahí sí que vemos que existe una voluntad política para ayudar a la industria. Hay empresas que siguen a flote gracias a que tienen ese apoyo en estos países. En Aege hacemos la comparativa a través de un barómetro y se puede ver que siempre hay una gran diferencia en el precio de la energía respecto a España y eso nos hace mucho menos competitivos que el resto de nuestros socios europeos.
–¿Cuál ha sido el impacto económico del apagón para las electrointensivas?
–En el sector tuvimos que esperar prácticamente un día hasta que se restableció el suministro porque somos los de mayor consumo y se dio prioridad a los hogares, algo que entendemos. Pero ha habido muchos procesos en los que el impacto ha sido mucho mayor que esas 22 horas, por ejemplo, por el enfriamiento de los hornos.
–El apagón encendió las alarmas sobre el sistema energético. ¿Cree que es inestable?
–Nosotros hemos seguido viendo que hay problemas en el suministro. Hay tensiones y vemos que no está igual que antes del apagón. Todo esto nos está suponiendo unos costes adicionales que tenemos desde esa fecha con los servicios de ajuste. Ahora nos gustaría saber realmente qué ha pasado y que haya una solución para que no vuelva a ocurrir, porque es un impacto muy grande y no podemos estar con esta incertidumbre de si va a volver a suceder en un futuro.
–AZSA solicitó a Red Eléctrica una ampliación de su capacidad de tres MW y esta se la denegó. ¿Qué implica esa negativa para el desarrollo de la empresa?
–Es un problema en España y, sobre todo, en Asturias. En Asturiana de Zinc tenemos un consumo de 236 MW y solicitamos solo tres adicionales el año pasado y se nos denegaron. Red Eléctrica nos pide una programación de cuánto va a ser el consumo en los próximos cinco años y ahí estamos hablando de alrededor de unos 30 MW adicionales. El problema de que se nos deniegue a una industria que ya llevamos muchas décadas operando de una forma estable perjudica mucho a la viabilidad y a futuras inversiones. En el caso de Asturiana de Zinc, estamos hablando de inversiones millonarias que podrían ayudar a que fuese más competitiva de lo que es ahora mismo. Aparte del coste de la energía eléctrica, que es el principal problema que tenemos, también necesitamos mejorar eficientemente en otras partes del proceso y esto solamente podemos conseguirlo haciendo más inversiones, pero para eso necesitamos esta potencia.
–¿Esta falta de potencia es entonces una amenaza firme para la descarbonización?
–Sí. Hay muchos procesos industriales que realmente nos interesan y, si no tenemos esa posibilidad de aumentar la potencia, no podremos llevarlos a cabo. Arcelor es un claro ejemplo de esto, pero también otros asociados de Aege necesitan electrificarse, pero si no hay potencia suficiente no van a poder invertir y seguir este proceso de descarbonización.
–El Gobierno trabaja en el refuerzo de la red, pero ¿qué medidas habría que tomar de inmediato?
–Se necesita mucha inversión y, como he dicho antes, voluntad. Tiene que haber voluntad para que España siga creciendo en la industria. Todos los asociados llevamos muchas décadas apostando por nuestra industria, invirtiendo mucho y creemos en la descarbonización, pero también necesitamos que haya esa inversión por parte de la Administración.
–Industria ha duplicado las compensaciones por los costes indirectos del CO2, pero siguen por debajo de lo que permite la UE. ¿Qué les responde el ministerio a la petición de elevarlos?
–Creo que es un tema de presupuestos. No pedimos por pedir. Estamos agradecidos por que se haya aumentado, pero todavía estamos lejos de lo que permite la Unión Europea. Lo que estamos pidiendo es lo que hemos pagado el año anterior de más en nuestra factura eléctrica, no pedimos algo adicional. El tema es cómo se reparten esos ingresos por CO2. Para nosotros, en la factura son más de 30 MWh lo que vamos a soportar de derechos de CO2 y, si lo comparamos con Alemania, por ejemplo, allí reciben el doble que aquí. Por ello, creemos que tiene que haber voluntad por parte del Gobierno y de todo el Parlamento para seguir apoyando a la industria con estas compensaciones que son fundamentales para nosotros, ya que estamos sufriendo este aumento del coste de la energía eléctrica.
–¿Estamos en riesgo grave de ver cierres de factorías en España?
–Eso depende de la industria. En Europa estamos viendo muchos cierres, todas las semanas. Esperamos que reflexionen todos los gobiernos, particularmente el nuestro, porque tenemos que asegurarnos de que la industria sigue creciendo en España y en Europa y no depender tanto de terceros países. Es muy importante que España y Europa se den cuenta de que hay que apostar por la industria, porque no solamente afecta al sector y a sus trabajadores, sino también a todos los ciudadanos porque tiene un impacto en todos los productos que compramos.
–¿Cree que el Plan del Acero y los Metales de la UE será efectivo?
–En esta legislatura, en Europa se están empezando a dar cuenta de la situación y creo que es una buena noticia el Plan del Acero y los Metales. Pero todavía estamos en una fase muy preliminar, no está muy bien definido. Tenemos que esperar a ver cómo se concreta y, sobre todo, cómo va a aplicarlo España.
–¿Confía en que los cambios en el Mecanismo de Ajuste en Frontera por Carbono (CBAM) detengan las importaciones masivas?
–Su resultado parece bastante dudoso, sobre todo si nos referimos al informe de Mario Draghi. Creo que el coste de producir va a ser más caro por todas las importaciones y lo que se requiere en las cadenas de producción, y no sabemos todavía cuál va a ser el impacto con la misma intensidad de importaciones y la evidente dificultad de supervisión que tiene este mecanismo. Además, tenemos que ser prudentes con las emisiones gratuitas y ver si finalmente es un mecanismo efectivo o no. Para nosotros son fundamentales, por lo que deberían continuar.
–¿Qué impacto prevé que tendrá la reducción de estas asignaciones gratuitas de derechos de emisión a partir de 2026?
–Al final es un tema de competencia desleal por la imposibilidad de competir más allá de las fronteras de la Unión Europea, es un riesgo evidente. Tenemos que seguir trabajando con el Gobierno y la Unión Europea porque es un tema fundamental.
–¿En qué punto están los proyectos del parque fotovoltaico y la instalación de recuperación de calor de Asturiana de Zinc?
–El proyecto del parque, que será el mayor de autoconsumo de España, está muy avanzado, esperamos que las placas estén instaladas a final de año y que en 2026 podamos tener ese beneficio. La recuperación de calor está en una fase un poco más lenta porque hay muchos equipos que tienen unos plazos de entrega muy alargados y estamos a la espera de que se terminen de fabricar y vengan a Asturias. Estamos bastante ajustados para poder tenerlo completado y en marcha para la mitad del año que viene, que es el requisito del PERTE de Descarbonización del que somos beneficiarios. Estamos pendientes de si va a haber modificaciones en los plazos, porque, como no podías avanzar antes de solicitar la subvención, estos eran demasiado ajustados y, a pesar de todo el esfuerzo que estamos haciendo, no estamos 100% seguros de poder llegar a tiempo.
–¿Hay más inversiones en cartera para la planta de San Juan de Nieva?
–Teníamos proyectos, pero si no podemos conseguir más megavatios, no podemos seguir invirtiendo. Es una pena porque Asturiana de Zinc lleva 65 años produciendo, aumentando producción desde 20.000 toneladas a más de 520.000. Ha habido distintos dueños y siempre ha existido voluntad de seguir invirtiendo en la planta. El Grupo Glencore sigue creyendo en Asturiana de Zinc y esperemos que cambien las cosas a futuro y podamos seguir haciendo estas inversiones importantes para poder ser la mayor empresa de zinc del mundo, ya que actualmente somos la segunda. Si nos dan esa opción de poder conseguir más megavatios, creo que está en la voluntad de Asturiana y de Glencore seguir creciendo como hemos hecho todos los años.
–¿Cómo se posiciona la planta asturiana respecto al resto de factorías europeas de Glencore?
–Es la mayor planta que tiene Glencore, las otras dos de zinc que tiene en Europa están en Italia y en Alemania. La italiana redujo gran parte de la producción en 2021 con la crisis energética y el año pasado ya paró totalmente la producción de zinc electrolítico. Y la alemana también tuvo que parar desde noviembre de 2022 y hasta principios de 2024. Al final lo que tenemos, sobre todo, son las economías de escala. Nosotros producimos 520.000 toneladas y la de Alemania, 180.000.
–Asturiana de Zinc modula su producción desde 2021 por el precio de la energía. ¿Cuál es la previsión a cierre de año?
–Desafortunadamente llevamos unos años que con el tema de la modulación no podemos llegar al máximo de nuestra capacidad. En 2022 hicimos una inversión de más de 100 millones en una nueva planta de electrolisis, pero no hemos podido llegar al máximo de nuestra capacidad simplemente por el tema del precio de la energía eléctrica.
–Importantes empresas asturianas han renunciado a ayudas millonarias del PERTE de Descarbonización, ¿ocurre de forma generalizada?
–El problema está en las condiciones del PERTE. Los tiempos son muy ajustados y hay muchas industrias que sabían que no iban a poder cumplirlos y por eso no se presentaron. Además, ha cambiado mucho la situación en España y si las empresas hacen sus análisis y luego los costes de la energía, por ejemplo, son muy superiores a los que había anteriormente o no tienen la certidumbre de cómo van a ser en el futuro, muchas se echan para atrás. No se quiere empezar a hacer grandes inversiones con este riesgo tan elevado que hay.
–Se fiaba la descarbonización al hidrógeno verde, pero sus precios aún son inasumibles. ¿Hay incertidumbre por este retraso?
–El tema del hidrógeno verde era sobre todo para las industrias que están usando ahora mismo el hidrógeno, no como sustituto del gas natural porque no se ha podido ver si se puede aplicar para esto. Es un tema que está todavía muy verde, pero no es descartable que a futuro sí pueda ser una opción para la industria de consumo de hidrógeno. Ya dentro de mucho tiempo, si se avanza en la investigación de las distintas tecnologías, a lo mejor también podría ser aplicable a la de gas.
–¿Se ha avanzado lo suficiente en la firma de contratos bilaterales a largo plazo para el suministro de electricidad (PPA)?
–Si esos contratos se firmaron antes de la crisis energética, a lo mejor podías conseguir un precio más o menos competitivo, pero ahora vemos que están vinculados a los precios a futuro, que están relacionados con el precio del gas y del CO2, y, en realidad, lo que nos gustaría es que estuviesen más ligados al coste real de esas tecnologías. Lo que no podemos es fijar un contrato a largo plazo a un precio que no es competitivo. Además, está el problema de que solo cubren el precio base, pero sigues teniendo todos esos costes regulados que significan una gran parte de la factura eléctrica, y en el pasado no lo eran tanto.
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