Un desarrollo clave para mantener la siderurgia integral
El sector se plantea deslocalizar parte de la actividad para poder hacer frente a los sobrecostes ambientales
N. A. E.
GIJÓN.
Domingo, 26 de enero 2025, 01:00
La producción de acero necesita que el hidrógeno baje a precios de entre 2 y 3 euros por kilogramo para ser viable. Arcelor, incluso, ... cuando anunció su gran proyecto verde y HyDeal, la frustrada alianza con Enagás, Fertiberia y DH2, hablaba de 1,5 euros. Sin embargo, las previsiones están muy lejos de estas cifras. El Mercado Ibérico del Gas (Mibgas) lanzó el pasado mes de diciembre el primer índice del precios de este vector energético con carácter renovable para la península a 148,36 euros/MWh, lo que viene a ser 5,8 euros el kilogramo. Desde entonces se ha mantenido más o menos estable. Con ese precio es imposible que ninguna empresa plantee transformar su proceso siderúrgico para emplear hidrógeno verde. No solo es la milmillonaria inversión que se necesita para adaptar las plantas, son los costes de operación que necesitarían después.
Sin embargo, este vector energético es, de momento, la gran esperanza para descarbonizar la actividad. Se emplearía doblemente, como combustible y como agente reductor. La otra opción es la captura de carbono, pero tampoco está suficientemente desarrollada y los costes actuales también son demasiado elevados.
Mientras, actores relevantes, como el presidente de Iberdrola, Ignacio Sánchez Galán, advierten de que el «impulso» para el hidrógeno verde ha «disminuido» en Europa y que el apoyo que se esperaba no ha llegado.
¿Qué otras opciones le quedan a la siderurgia? Seguir contaminando, lo que en Europa tampoco parece viable con el coste de los derechos de emisión en aumento y las asignaciones gratuitas de CO2 a la baja a partir del año que viene; deslocalizar la producción de las cabeceras –la más contaminante– con el proceso tradicional a países con menos restricciones ambientales, pero cuyos productos accedan igualmente al mercado europeo, o buscar reducir la huella de carbono, pero llevando también esa parte de la actividad a lugares en los que se pueda contar con hidrógeno verde o, al menos bajo en emisiones, a precios menores. Brasil, Australia u Oriente Medio ya se postulan para ello.
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