«La Inteligencia Artificial no sustituye el empleo, sino que es un complemento»
Uno de cada cuatro puestos de trabajo en Asturias está expuesto a esta herramienta, según un informe del Consejo Económico y Social (CES)
La aparición de la Inteligencia Artificial (IA) ha sido tan repentina como inesperada y, como ocurre con cada revolución tecnológica, uno de los principales ... temores es el impacto socioeconómico que pueda tener, especialmente en el ámbito laboral. Precisamente por eso, el Consejo Económico y Social presentó ayer en la Universidad de Oviedo un documento sobre esta cuestión en el que se desprende que esta herramienta, más que presentar un peligro, supone una oportunidad.
«Si la IA hace tareas que hasta ahora hacías tú, tendrás más tiempo para hacer otras cosas y, por tanto, no se trata de una sustitución, sino de una complementación tecnológica», apuntó José Ignacio Conde-Ruiz, consejero de un organismo que, tal como señaló su presidente, Antón Costas, tiene como objetivo «mejorar la calidad del debate público sobre los grandes desafíos que tiene el país».
En ese escenario, el informe elaborado por el CES recoge que Asturias es la sexta comunidad autónoma con mayor exposición a la IA de su mercado laboral, con un 25,4% de los puestos de trabajo. No obstante, se sitúa por debajo del promedio nacional (27,4%) en una tabla en la que Madrid ocupa la primera posición de forma holgada (36,6%) y que cierra Castilla-La Mancha (19,6%).
Una de las claves que señaló Conde-Ruiz durante su intervención es que esta cuarta revolución industrial está siendo «rapidísima» y, como ejemplo, recordó que «hace cuatro años, nadie usaba ChatGPT». En términos generales, lamentó que España esté «peor de lo que le correspondería» en función de su peso económico en inversión en IA, muy lejos del liderazgo de China y Estados Unidos e «incluso por debajo de la Unión Europea, que ya está mal posicionada».
Por sectores, el que mayor implantación presenta en España es servicios, con un 15,6% de las empresas. Sin embargo, atendiendo al tamaño, la gran industria (más de 250 empleados) es la que se alza con un mayor porcentaje, con el 48% de las compañías. En general, el estudio refleja que cuanto más grande es la organización, mayor grado de adopción tiene de esta herramienta tecnológica. Conde-Ruiz destacó el riesgo que existe en relación a la supervisión humana, puesto que en ocasiones «no está claro quién toma las decisiones». En ese sentido, hizo hincapié en la necesidad de «gobernar, de alguna forma, la IA, porque de lo contrario sería posible que no vaya en la dirección en la que quiere la sociedad».
Por su parte, el profesor de Sociología de la Universidad de Oviedo Holm-Detlev Köhler defendió que, pese a lo que dicen algunos estudios, «el empleo industrial ha disminuido como consecuencia de la automatización, solo que ha crecido en otros sectores» hasta compensarse. Respecto a la aparición de la IA generativa, incidió en que «ahora ha aparecido una nueva dimensión, en la que tú enseñas tu conocimiento a un sistema que en el futuro puede sustituirte, porque lo hace mejor que tú». Además, citó dos problemas «fundamentales» en la adopción de esta herramienta. El primero es la falta de conocimiento, puesto que «hay mucha demanda de especialistas». Y el segundo factor es «la inseguridad jurídica» derivada de la «información delicada» que puede manejar. «Hay cosas que no están bien definidas todavía», advirtió.
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