Una manera amable de hacer banca
Caja Rural de Gijón ha logrado, por méritos propios, ser completa en sí misma y cumplir con sus socios sin descuidar la labor social, por eso no necesitan fusionarse
El pasado 7 de junio asistí, en calidad de socia, al 60 aniversario de Caja Rural de Gijón. Celebro estos días mis 25 años ... de residencia en Gijón, unas bodas de plata en la ciudad. Una vida profesional dedicada a la economía, tras concluir previamente la carrera de piano. Nuestras decisiones nos llevan al lugar que deseamos y donde estamos a gusto. En cuestión bancaria, en mi caso, en la que pasará a llamarse CajaGijón, con logo renovado.
Hay muchas formas de hacer banca. Vivimos, ya desde hace muchos meses, el cansino ejemplo de una cúpula directiva que practica la banca con hostilidad, motivada únicamente por las ínfulas de poder y la ambición y, todo lo demás, importa muy poco. Un proceso agotador y aburrido hasta la saciedad que desgasta a los empleados de la propia entidad y se capitanea con hostilidad.
Frente a ello existe una forma amable de hacer banca: la de Caja Rural de Gijón, que es la caja de las personas. Esta declaración no es, en absoluto, un anuncio comercial hueco sino la realidad de su práctica bancaria diaria. Se fundó con 21 socios y su primera oficina se abrió en 1965; hoy tiene oficinas en todos los distritos de la ciudad. Se da la circunstancia, además, que, de dichas oficinas, en su dirección hay la mitad de hombres y de mujeres. Con toda seguridad, no hay institución financiera española que cumpla con tal rigor esa paridad. Por otro lado, las mujeres representan el 40% de su consejo directivo y el 51% del total de empleados.
Si hay algo que destaca en esta entidad es que, estando a la vanguardia de la tecnología en banca digital, siguen cuidando muchísimo el trato personal, la cercanía con quienes no se suman a la digitalización y lo respetan porque no todos están dispuestos a ello. Llevan a cabo un tipo de banca donde lo primero es la satisfacción de las personas, con un trato exquisito al cliente. Además, realizan una gran labor social que se hace, en especial, con los más desfavorecidos.
Que se lleve a cabo una intensa acción de compromiso con la sociedad y se cuide a los clientes no quiere decir que no hayan cumplido con el objetivo de tener beneficios; es más, en la presentación de cuentas que se llevó a cabo el pasado 7 de junio en el magnífico escenario del Teatro de la Laboral se puso de manifiesto el balance del último año, con casi 4 millones de euros de beneficio y un margen bruto de 18 millones. Es evidente que tener beneficios es la vía para garantizar el futuro, tanto para los empleados como para futuras generaciones. El trabajo llevado a cabo en este sentido, en los últimos años, ha sido excepcional y cuentan con el apoyo de sus socios para seguir en esa línea.
Por otro lado, valoro mucho su honestidad: que no van de lo que no son. Fanfarrones bancarios me temo que ya hay demasiados: los vemos a diario. A pesar de llevar en su nombre el de una ciudad que todo lo nombra en superlativo (Molinón, Escalerona, Tallerón…) y que me sorprendió cuando me casé y vine a vivir aquí, hace ya un cuarto de siglo, ni los directivos ni los empleados de esta entidad van de «grandones» por la vida: su vocación es la de servicio al cliente, en todo lo que está en su mano, sin perder el norte y la profesionalidad en su labor. Han logrado, por méritos propios, ser una institución que, sin ser grande, es completa en sí misma y cumple sobradamente con sus socios. Por ello, no necesitan fusionarse con nadie: la ratio de eficiencia de CajaGijón es del 33% frente al 43-45% de otros grandes bancos. Pueden sacar pecho de lo que son capaces de hacer con los medios de los que disponen.
En la celebración de la fiesta del sexagésimo aniversario, al finalizar, tuve la oportunidad de felicitar a la alcaldesa por su discurso. Es otra socia de la entidad que, además, definió muy bien en su alocución lo que caracteriza a la firma que nos ocupa: «La Caja Rural de Gijón es sinónimo de unidad y fuerza y, sobre todo, muestra día a día su compromiso con Gijón». No podría estar más de acuerdo.
En las líneas del discurso de la dirección quisiera destacar claramente su voluntad de continuar en la buena línea: con atención personalizada, sin fisuras, sin cerrar oficinas como hace la mayoría, sino abriendo alguna más en breve, por supuesto, seguir incrementando los beneficios y aumentar la labor de la Fundación. En todos estos objetivos, CajaGijón (CG) «La Rural» sabe que contará con el apoyo de sus socios que nos sentimos tratados por la entidad no como simples clientes, o como un número, sino como personas.
En ese emocionante aniversario, los socios disfrutamos de un magnífico banquete en los jardines, acompañado de buena música. También asistieron representantes de todos los partidos políticos, sin sesgos, así como representantes de organizaciones sociales, culturales y deportivas de la ciudad y, como no, del decano de la prensa asturiana, con el que tengo el honor de colaborar desde esta tribuna privilegiada, lo cual agradezco mucho. De la misma manera, agradezco a CajaGijón que exista, porque su forma de hacer banca es de la buena y, en mi opinión, debería continuar en esa línea y potenciar lo que la caracteriza y define.
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