Raúl Marcos, jefe de planta de la fábrica de armas de Trubia: «Las relaciones con Indra están como estaban antes, habrá espacio para las dos»
«Propondremos un marco para colaborar en el desarrollo de los programas del obús autopropulsado y los lanzapuentes»
El programa de rearme anunciado por Bruselas para impulsar, junto a los Estados miembros, la autonomía estratégica y la soberanía tecnológica en el campo de ... la defensa ha dado un impulso a una industria que, en Asturias, cuenta con siglos de tradición. Raúl Marcos (Oviedo, 1972), es desde hace algo más de un año, jefe de planta de la fábrica de armas de Trubia, gestionada por Santa Bárbara, donde se realizan algunos de los programas más importantes para las Fuerzas Armadas.
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–El sector de la defensa está viviendo un momento de ebullición. ¿Qué supone esto para la industria nacional, para Asturias y Santa Bárbara?
–Esta situación que estamos viviendo supone una oportunidad industrial muy importante a nivel nacional, porque de alguna manera todos somos partícipes de la complejidad que tiene esta industria y del desarrollo que requiere de todos los factores industriales que se dan cuando es necesario acometer un programa de este tipo. Para Santa Bárbara Sistemas, en concreto, supone un respaldo muy importante para esa actividad porque lógicamente somos una empresa 100% centrada en defensa. Además, facilita, por una parte, un aspecto muy importante en esta industria, que es fortalecer el sector de la innovación. El sector tecnológico es una oportunidad muy buena para aplicar nuevos programas y nuevas iniciativas en este campo, y además supone una oportunidad para poder contribuir al fortalecimiento de la estrategia europea en materia de defensa.
–El Gobierno ha adjudicado a Indra algunos de los contratos a los que aspiraba Santa Bárbara. Ustedes han manifestado su intención de iniciar conversaciones con dicha empresa para cooperar en estos programas. ¿Qué proponen?
–Desde Santa Bárbara siempre hemos mostrado voluntad de cooperar con nuestros socios en los PEM (Programas Especiales de Modernización). Y todas nuestras propuestas se basan en un modelo de cooperación, experiencia y tracción de todo el sector, incluyendo a todos nuestros socios en España, entre los que están Sapa, EM&E e Indra. Eso ya es una realidad en el programa de Vehículos de Apoyo a Cadenas (VAC), concedido a Tess Defence, consorcio del que Santa Bárbara forma parte. Trubia acogerá la fabricación de estos vehículos. Pero más allá de este programa, vamos a poner al servicio de Indra un marco de colaboración para el desarrollo y fabricación de los programas del obús autopropulsado a cadenas (ATP) y los lanzapuentes, donde creemos que podemos aportar tecnologías maduras, de propiedad intelectual española y europea y con capacidad demostrada y validada tanto de diseño como de fabricación. Nuestro objetivo es contribuir a garantizar que ambos programas se desarrollen en España y no se deba recurrir a otras alternativas fuera del marco de la UE y la OTAN.
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–La propuesta de Santa Bárbara para el obús autopropulsado es el Némesis. ¿La fabricación se realizaría en Asturias?
–Obviamente Santa Bárbara tiene todas las capacidades necesarias para poder fabricarlo, desde la ingeniería de diseño hasta la fabricación del último elemento. Esta planta cuenta con las capacidades demostradas porque el prototipo se ha hecho aquí.
–De cara a esas negociaciones, ¿cómo están las relaciones con Indra tras el intento de compra, ahora que además de socio va a ser competencia? ¿Habrá espacio para dos grandes actores en este sector?
–Habrá espacio, sin duda. Las relaciones son exactamente iguales a las que teníamos anteriormente. Sí es cierto que hubo una intención de compra, aunque creo que nunca llegó a materializarse con una cifra. Fue más una prospección. Desde antes de ese momento y a partir de él, estamos trabajando bajo el paraguas de Tess Defence en la consecución del programa Dragón. El programa VAC también irá con la misma estructura. Vamos a realizar una transferencia tecnológica para la fase de la integración y trabajar en la línea que estaba definida en el acuerdo que firmamos las partes.
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–Desde Santa Bárbara se reivindican mucho las capacidades inmediatas con las que cuenta. ¿A qué se refiere?
–Es un aspecto muy importante. Las circunstancias internacionales requieren una capacidad de fabricación inmediata y no simplemente una capacidad de fabricación. El ejemplo que tenemos ahora mismo en la fábrica es Letonia. Es un contrato que hemos firmado este año y estamos comprometidos para entregarlo en mayo del que viene. Esto requiere una madurez y una soberanía tecnológica muy sólida para poder abarcar desde la fase de diseño, con una plataforma consolidada, una cadena de suministro que sea capaz de abastecer todo aquello que obviamente no se puede realizar en esta fábrica y toda lo que supone esa línea de fabricación de logística, de utillajes, esa ingeniería de planta, esa documentación necesaria, esa puesta a punto de todos los elementos necesarios que puede resultar mucho más compleja de lo que inicialmente parece.
–En el Día de la Artillería, celebrado en estas mismas instalaciones, se hizo hincapié en mandar un mensaje de unidad a la industria nacional. ¿Hasta qué punto es importante la colaboración en un sector tan complejo como el de la defensa?
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–Es un sector complicado y altamente técnico en el que el producto en sí no se valida simplemente por unas pruebas determinadas, sino que debe llevar un historial detrás muy largo. Lo que queremos destacar es que desde la colaboración siempre vamos a avanzar mucho más que desde la confrontación. Ese mensaje es para poder agrupar todas las capacidades necesarias para llevar a cabo estos programas, que van a requerir de todo el esfuerzo y de las mejores capacidades que tenemos todos para llevarlos a cabo.
–Y ahí es importante el desempeño de Santa Bárbara como empresa tractora de la industria.
–Sí, en concreto en Asturias contamos con una cartera de aproximadamente 160 proveedores, pero es muy importante remarcar que no es simplemente un concepto de cadena en el que se pone un pedido y se espera la recepción del producto. Debemos ser capaces de transmitir unos requisitos y asegurarnos de que tiene un sistema de calidad que es compatible con el sistema PECAL, que es el que aplica la normativa OTAN. Y puesto que se trata de una producción, vamos a llamarla seriada, es muy importante que en esas primeras unidades aseguremos que el proceso de fabricación es el correcto para poder darle continuidad. Entonces, de una manera más explícita que indirecta, estamos contribuyendo a reforzar el tejido industrial en esta zona y, por supuesto, pretendemos extenderlo a otras zonas de España.
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«Las entregas de los VCR 8x8 Dragón avanzan correctamente»
–¿En qué punto se encuentran las entregas de los VCR 8x8 Dragón?
–Están avanzando correctamente. Estamos en posición de entregar este año 75 unidades, de completar un batallón. Tenemos ya entregadas 11 y hay unos 44 vehículos en Sevilla, y varios más aquí ya prácticamente pendientes de pruebas de montajes finales para expedir a la planta sevillana.
–La escasez de talento es un problema que hay en muchos sectores. ¿Cómo lo afronta Santa Bárbara?
–La formación, o mejor dicho el aprendizaje, es la base fundamental para hacer cualquier cosa, pero especialmente en este tipo de producto, en el que a pesar de que todo sea documentable, requiere un aporte personal y un aporte de artesanía muy significativo. Los programas formativos que utilizamos aquí, además de contar con una base determinada desde el punto de vista de ingeniería, logística, compras, planificación, calderería o soldadura, los complementamos con una formación adicional para asegurarnos de que, inicialmente, esa persona se familiariza con ese puesto. Luego, obviamente, ese trabajador tiene la posibilidad de evolucionar a otras posiciones y así conseguimos el estándar de calidad que estos productos requieren.
–Tras las últimas inversiones realizadas en la fábrica de Trubia, ¿cuál es la capacidad actual y cómo se espera que evolucione?
–Estamos ajustando las inversiones que vamos realizando en función de las oportunidades que se van confirmando. Ahora mismo, hemos estado trabajando en la instalación de un centro logístico. Hemos también apostado por el mecanizado de, vamos a llamarlo así, pieza pequeña, especialmente de rodadura, y estamos ampliando también una nave para poder realizar actividades de integración respecto a las capacidades. Actualmente, la planta de Trubia cuenta con una capacidad instalada para producir algo más de 300 vehículos al año, hablando en términos generales y sin entrar a diferenciar si son de ruedas o de cadenas. Y tenemos definido un plan de inversiones para poder absorber hasta más de 500 vehículos anuales.
–¿Qué va a suponer ese nuevo centro logístico?
–Tiene unas ventajas muy importantes, porque en esta industria el transporte y la preparación de los materiales para la línea es esencial. Es una fabricación que se queda en el medio entre una fabricación seriada y una unitaria. Y para poder garantizar el ritmo de fabricación es muy importante poder realizar la entrega de los elementos que se deben incorporar en la cadena de suministro en cada estación de forma específica. Por tanto, lo que queremos es mejorar toda esa cadena logística acercando lo máximo posible la realización de lo que llamamos 'kits', que son elementos que sirven para poder terminar un vehículo en una estación determinada y además garantizar que esos elementos los tenemos más cerca de las instalaciones.
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–Hace pocos meses se reactivó la fabricación de cañones tanto de 155 milímetros como de 120 para el obús de Sistema Integrado de Artillería de Campaña (SIAC) y los carros de combate Leopard. ¿Qué implicaciones tiene esto?
–Ha tenido muchísimas implicaciones técnicas, empresariales y hasta cierto punto tradicionales, porque esta planta se fundó para la artillería, que en aquellos tiempos era el mejor elemento de defensa, pero hace unos diez años se dejó de fabricar. En Trubia tenemos un taller específico para fabricar este tipo de producto que es realmente difícil, casi imposible, de realizar en cualquier otra instalación, salvo que tengas este tipo de maquinaria y ese conocimiento. Por eso en 2018 lanzamos un programa de formación para poder dar continuidad a ese conocimiento y aprovechar si surgía alguna oportunidad. Y tuvimos la suerte de poder realizar un tubo para ATS, de General Dynamics, que está en Estados Unidos. Ahora mismo, tenemos la oportunidad de comenzar con la fabricación de Leopard. Hemos reforzado esa formación en la plantilla que ya teníamos, hemos contratado nuevo personal y este mes llegarán las forjas definitivas para fabricar estos cañones para el programa Leopard. A partir de ahí, esperamos tener muchísimas más continuaciones.
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