La industria asturiana, récord de facturación con 15.000 trabajadores menos que en 2008

Hace catorce años el importe de las ventas de la industria asturiana ascendió a 11.386 millones. Eso sí, en aquel ejercicio, el sector daba empleo a casi 15.000 personas más que las actuales. Frente a las 55.000 de la última Encuesta de Población Activa, entonces había 69.900. El sector ha perdido más de un 21% de sus trabajadores.

En realidad, en los últimos catorce años todas las grandes ramas de actividad han reducido empleo en la región, 61.000 puestos, lideradas con creces por la debacle que supuso la construcción, que se ha dejado por el camino 30.500, un 55% de los que tenía en aquella época. Incluso en servicios ha habido un ajuste de 10.000 personas. Y, aunque con la recuperación el paro tiende a igualarse con las cifras de antaño, la ocupación aún está muy lejos de la de antes de la Gran Recesión.

Mientras, a pesar de que se aboga por una reindustrialización del país, la economía y el mercado de trabajo regional cada vez dependen más de los servicios. El peso del empleo industrial se va desinflando. En 2008 suponía el 15,5% del total y al inicio de este año era del 14,2%. Por contra, los servicios han escalado al 75,7% desde el 67,7%. Igualmente, hay que tener en cuenta que, aunque no sea mayoritaria, una parte de ese empleo corresponde a servicios para la industria, cada vez más crecientes, como pueden ser labores de consultoría, de digitalización o incluso de I+D+i. La construcción, por su parte, ha caído a la mitad, del 12,2% al 6,25%.

Todo esto sucede, antes de un momento clave, en el que la industria básica, en la que aún se basa principalmente el sector en Asturias, debe reconvertirse hacia procesos que podrían hacer que se perdiera más empleo. Como ejemplo, el plan de descarbonización que plantea Arcelor supone una reducción de la plantilla de alrededor de 1.000 personas, un 20% del total. No obstante, se defiende que podría atraer otras actividades, como las que tengan que ver con el hidrógeno verde, encabezadas por la factoría de electrolizadores que se planea instalar en Asturias, o relacionadas con la I+D+i. De momento, las estadísticas que se van conociendo este año auguran una desaceleración de la actividad.

Lo que no ha cambiado demasiado a lo largo de estos años y las dos grandes crisis que ha atravesado la economía, la derivada de la quiebra de Lehman Brothers y la burbuja inmobiliaria y la del coronavirus, es la estructura de la industria en el Principado. Su pilar sigue siendo el metal. De hecho, casi la mitad de la producción manufacturera depende de él. El 33,9% de la facturación de 2021 correspondió a la producción, primera transformación y fundición de metales, 4.014 millones de euros, y el 10,8% a los productos metálicos, 1.283 millones. En 2008, el primer grupo suponía el 37,1% (4.219 millones) y el segundo el 11,7% (1.336). Se ha reducido su peso, pero se mantiene como columna vertebral de la producción regional. De hecho, hay otros subsectores en los que tiene implicación el metal que elevan esa cifra, como maquinaria y equipo, con un 2,5%, vehículos de motor (0,8%) y otro material de transporte (3,7%).

Y, a pesar de la reducción de la producción de energía por el cierre de las térmicas de carbón, el segundo subsector que más ventas realizó el año pasado en Asturias fue, precisamente, el de producción de energía eléctrica, gas y vapor, con 1.480 millones de euros, que supusieron un 12,5% del total. Le sigue la industria agroalimentaria, con un 11,9% (1.413 millones de euros), más el 0,6% (68 millones) de bebidas, otras actividades muy relevantes en la economía regional.