El CIS prevé una victoria general del PSOE, con riesgo de perder Aragón y Valencia

El inicio oficial de la campaña ha estado preludiado, como es habitual, por la macroencuesta electoral del Centro de Investigaciones Sociológicas (CIS). En ella anticipa la victoria del PSOE con un 31,7% de los sufragios, cuatro puntos más que el PP (27,3%). Podemos y sus confluencias rozarían el 8%, mientras que Vox llegaría al 6,8%. Pero detrás de estos grandes números se despliega una realidad más rica con un telón de fondo común: la norma, salvo excepciones, será la necesidad de pactos parlamentarios o coaliciones para formar los gobiernos regionales; la fragmentación de las cámaras autonómicas sigue siendo la constante. Aunque, y pese a ello, no se atisban muchos cambios de gobierno: el PSOE -con sus socios de la izquierda- y el PP mantendrían, a grandes rasgos, su reparto actual de poder territorial.

La desaparición de Ciudadanos de todos los parlamentos regionales que pronostica el CIS conlleva un aumento de la fuerza electoral del PP y la extensión de la presencia de Vox en los distintos legislativos. Ahí parece residir la clave de que el barón socialista Javier Lambán, uno de los más críticos con Pedro Sánchez, pueda ceder la victoria electoral al PP aragonés de Jorge Azcón, aunque posiblemente no la Presidencia según el sondeo; y algo parecido sucede con Ximo Puig: podría sufrir el sorpaso de los populares -no por su debilitamiento, como pasa con Lambán, sino por el refuerzo del PP-, pero revalidar el Pacto del Botanic, algo que la izquierda considera clave como mensaje de reafirmación y confianza con vistas a las elecciones generales. Un Consejo de Ministros en Moncloa similar al actual sería en ese caso reeditable.

En Murcia, el PP también reemplaza al PSOE como primera fuerza. Pero allí ya gobierna el popular Fernando López Miras. La cuestión es que la transformación vivida dentro del bloque de la derecha le puede hacer ahora depender de Vox, con lo que la región se puede convertir en la segunda tras Castilla y León con la ultraderecha en su gobierno. Los de Abascal harán lo posible para, si el PP los necesita, entrar en los ejecutivos regionales. Así, no hay que descartar una tercera: la comunidad de Madrid. Isabel Díaz Ayuso ganará las elecciones, con un 45,2% de los votos, resultado que le granjearía entre 61 y 70 escaños.

Ello implica que una mayoría absoluta popular es un escenario posible -la Asamblea de Madrid tiene 135 diputados-; sería, además, el ideal para Ayuso, que tiene como objetivo reeditar el resultado de su jefe, Alberto Núñez Feijóo, en Galicia en pasadas legislaturas y antes de ocupar la presidencia del partido, y que le equipararía al hoy barón más poderoso, el andaluz Juanma Moreno Bonilla, en la eventual toma de posiciones ante un relevo de futuro en el partido. Madrid sigue siendo un problema para el PSOE, que queda en tercer lugar con su candidato, Juan Lobato, al frente: también le vuelve a ganar Más Madrid, al que el CIS refuerza respecto a 2019.

El barón socialista al que el centro de José Félix Tezanos atribuye mejor hoja de servicios es al castellanomanchego Emiliano García-Page, que ganará con un 47,2% de los votos, casi veinte puntos más que el PP (28,1%). En cambio, el extremeño Guillermo Fernández Vara perdería la mayoría absoluta.

Mientras tanto, Francina Armengol en Baleares podría marcar un nuevo hito: después de llevar al PSOE a la victoria en el archipiélago por primera vez en el año 2019, ahora podría encadenar una tercera legislatura en una comunidad en la que lo habitual es la alternancia. Su correligionaria María Chivite también tiene opciones de seguir al frente del Gobierno de Navarra en parte por la ruptura de la coalición electoral de la derecha. Y en Canarias el PSOE no se arruga pese al 'caso Mediador' con el socialista Tito Berni implicado a partir de una operación policial que tuvo a este archipiélago como epicentro.